Investigadores del Imperial College de Londres han descubierto estructuras que parecen glóbulos rojos y fibras de colágeno en fósiles de dinosaurios de hace 75 millones de años. Seis de los ocho fragmentos de hueso analizados han detectado restos de estructuras orgánicas. Según los investigadores, el descubrimiento indica que los restos de tejidos blandos pueden ser más frecuentes de lo que se esperaba en decenas de millones de años de fósiles. De hecho, se han seleccionado deliberadamente muestras que no tenían condiciones especiales de conservación para llevar a cabo la investigación.
Ya se han encontrado restos de componentes orgánicos en fósiles tan antiguos como los estudiados, pero al tratarse de ejemplares especialmente bien conservados, han sido considerados como excepciones. “Se ha dado por bueno que las proteínas no duran más de cuatro millones de años, según los investigadores en el artículo publicado en la revista Nature Communications, “y que sólo se conservan durante más tiempo huellas parciales”. Sin embargo, “los resultados ahora presentados sugieren que el almacenamiento de tejidos blandos y estructuras de proteínas más complejas es un fenómeno más común de lo que se consideraba”, han añadido.
Las muestras analizadas pertenecen a la colección del Museo de Historia Natural de Londres, donde se han seleccionado a los representantes de los dos principales lados de los dinosaurios. Para la observación de estas estructuras se han utilizado el microscopio electrónico de transmisión (TEM), el microscopio electrónico de barrido (SEM) y otras técnicas complementarias. La composición se ha estudiado por espectrometría de masas. Así, han visto que la composición de las estructuras que parecen los glóbulos más rojos se parece mucho a la de las células del ave. Además, se ha observado la estructura trenzada del colágeno y se han detectado restos de aminoácidos que forman la proteína.
La conservación de proteínas a escala temporal geológica permite investigar la fisiología y el comportamiento de animales desaparecidos hace tiempo. Por ello, “el fósil más sencillo también podría merecer un análisis molecular”, han señalado.