Tratamientos, galga del cáncer

Galarraga Aiestaran, Ana

Elhuyar Zientzia

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La tomoterapia ha supuesto un gran avance en la radioterapia. De hecho, es el propio aparato que fabrica el escáner escáner, por lo que el tratamiento es muy preciso. Ed. Mercedes Argarate/Onkologikoa

Los datos sobre cáncer son agridulces. La salinidad, por ser cáncer, es la enfermedad que más muertes provoca tras las enfermedades cardiovasculares, tanto en Euskal Herria como en Europa en general. Además, algunos cánceres han aumentado su incidencia en la última década. Pero también son dulces: en el mismo periodo de tiempo la mortalidad ha disminuido y la calidad de vida de los pacientes ha mejorado mucho. Esta buena evolución se debe en gran medida a la mejora en los tratamientos.

Arrate Plazaola, médico del Onkologikoa de San Sebastián, lleva años tratando a pacientes con cáncer, por lo que es testigo directo de los avances en los tratamientos y su influencia. "Los principales tratamientos siguen siendo la cirugía, la radioterapia y los medicamentos, pero en todos ellos se han producido importantes mejoras", explica Plazaola.

Por ejemplo, la cirugía es un tratamiento habitual en algunos cánceres. Es ideal si el cáncer está localizado y no se ha extendido. Así, es muy utilizado para el tratamiento de los cánceres de piel, pulmón, mama y colon, entre otros. Si el cáncer se ha extendido a los ganglios linfáticos cercanos, éstos también son extirpados en algunos casos. En cualquier caso, el objetivo es la erradicación de todas las células tumorales para evitar el riesgo de reaparición y expansión del cáncer.

En este sentido, Plazaola considera que los avances en cirugía han tenido una gran incidencia en la calidad de vida de los pacientes: "Con microcirugía, laparoscopias, etc., las operaciones son más precisas y ágiles que antes y tienen menor riesgo de infección".

De hecho, para llegar al lugar del tumor, en lugar de realizar cortes abiertos, en la actualidad se realizan pequeñas incisiones por las que se introducen los instrumentos ópticos y quirúrgicos. Además, en los casos en los que es posible, utilizan orificios naturales del cuerpo para llegar al tumor. Plazaola resume los beneficios de estas técnicas. "Esto permite que tras la intervención los pacientes apenas sufran dolor ni molestias, por lo que pueden acudir inmediatamente a su domicilio. De esta forma se han resumido mucho las estancias en el hospital".

Además, la tendencia actual es conservar el mayor número posible de tejidos sanos. Por ejemplo, en el cáncer de riñón, normalmente se eliminaba todo el órgano. Ahora se extrae el tumor del riñón y se deja la parte sana. De esta forma evitan que el paciente pierda un riñón. De hecho, han demostrado que los pacientes que más masa del riñón conservan son los que viven más tiempo. Otro ejemplo es el cáncer de mama, aunque en ocasiones puede ser necesario eliminar todo el pecho para evitar la expansión de la enfermedad.

Radiación mutagénica contra células mutadas

Arrate Plazaola, médico del Onkologikoa Donostiarra. Especialista en cáncer de mama. Ed. Ana Galarraga

En algunos casos, la cirugía no es suficiente para eliminar el cáncer y es necesario que los médicos utilicen otras terapias como la radioterapia. En este tipo de terapia se utiliza radiación ionizante para destruir células cancerosas, que dañan el ADN de estas células, provocando la muerte de las mismas. Sin embargo, la radiación también afecta a células sanas, por lo que los médicos adoptan medidas estrictas para limitar la zona a tratar.

En este sentido, Plazaola expresa su agradecimiento por los avances realizados: "Es de agradecer que sus avances en investigación se apliquen en una tecnología que podamos utilizar". No obstante, también ha señalado las dificultades: "Es innegable que la tecnología actual nos facilita mucho las cosas, pero en cierta medida nos hace difícil". Según él, las planificaciones suelen ser muy pesadas, "por ejemplo, en tomoterapia".

La tomoterapia es la técnica más reciente que tienen en el oncológico. Plazaola ha dado algunas pinceladas sobre sus beneficios y dificultades: "Este mismo aparato radiante es el responsable de la fabricación de los escáneres, lo que permite conocer diariamente la delimitación de la zona a tratar. Pero es complicado y requiere mucho tiempo".

De hecho, el escáner permite obtener imágenes de gran precisión en las que se distinguen los tejidos sanos y los tumores. El tipo, tamaño, localización y otros factores anómalos del tumor determinan el tratamiento radiativo a implantar. A continuación, el mismo aparato emite radiación.

Por ello, para evitar daños a los tejidos sanos es imprescindible que el paciente permanezca siempre en la misma posición, tanto en las preparaciones previas al tratamiento como cada vez que vaya a recibir el tratamiento. "Y eso se hace pesado, no es fácil", reconoce Plazaola. Pero tiene grandes beneficios: "Eso sí, luego el tratamiento es mucho mejor, más preciso, no perjudica a los tejidos normales... En eso la mejora es muy evidente".

Además, considera que ha mejorado mucho la secuenciación del tratamiento por radiación. "Antes, por ejemplo, hacíamos 40 sesiones y se alargaba mucho. En la actualidad se realiza en menos tiempo, quizás dos semanas, y las sesiones se realizan cada 12 horas. Es decir, a pesar de que la radiación total es la misma, la forma de administración ha cambiado y el paciente la soporta mejor".

A esto le da mucha importancia Plazaola: "Es fundamental preservar la calidad de vida del paciente. Al fin y al cabo, hemos de curar, curar, tal vez no lo hemos curado tanto, pero por lo menos hemos de intentar que estén lo mejor posible en el tiempo que están vivos".

Son muchos los fármacos utilizados en la quimioterapia y cada uno de ellos tiene su mecanismo de acción, su grado de eficacia, su especificidad y sus efectos secundarios. Ed. © Corona Wawrzyniec/350RF

De la quimioterapia a las terapias biológicas

Los oncólogos tienen otro arma para combatir el cáncer: la quimioterapia. Se basa en medicamentos citostáticos y citotóxicos, es decir, sustancias que impiden o destruyen el crecimiento celular. Existe una gran variedad y cada medicamento tiene su mecanismo de acción, grado de eficacia, especificidad... y efectos secundarios.

De hecho, los medicamentos afectan a células de rápida división, una de las características de las células tumorales es su rápida división, pero no sólo de ellas, sino también de células sanas de la sangre, el pelo o el aparato digestivo. Por ello, estas células también se ven afectadas por los medicamentos que se administran en quimioterapia, lo que produce efectos secundarios como riesgo de infecciones, fatiga, malestar, náuseas, diarrea, úlceras en boca y garganta, falta de apetito, caída del pelo, adelgazamiento, etc.

Los médicos, por supuesto, intentan que los efectos secundarios sean lo más leves posible, prescribiendo en cada caso los medicamentos, las dosis y las instrucciones más adecuadas, pero los investigadores también han hecho un esfuerzo especial por conseguir medicamentos que afectan específicamente a las células tumorales, de ahí las terapias biológicas. "Es en este ámbito donde más se ha avanzado", afirma Plazaola.

A medida que los investigadores van aclarando los mecanismos que afectan a la vida de las células cancerosas, se abren las puertas a los farmacéuticos para diseñar nuevos medicamentos en los puntos clave. Plazaola ha comparado los destinos con las teclas instrumentales: "Poco a poco vamos descubriendo las teclas de las células tumorales y se están inventando medicamentos para cada tecla".

Los destinos de estos nuevos medicamentos son muy variados: enzimas, genes, proteínas... y los medicamentos se diseñan específicamente para cada uno de ellos. Por tanto, son muy específicas, sólo afectan a las células tumorales y no tienen efectos sobre las células sanas.

Plazaola pone el ejemplo de Herceptina. Herceptina (trastuzumaba) es un anticuerpo monoclonal creado en el laboratorio. Su destino es la proteína controlada por el gen HER2. Esta proteína es el receptor de un factor de crecimiento, expresado de forma desproporcionada por algunas células tumorales, en cuyo caso el cáncer aumenta rápidamente. Además, el riesgo de reaparición del cáncer tras el tratamiento es muy elevado.

La mayoría de los casos de cáncer de mama son estrogénicos dependientes. En estos casos, la hormonoterapia es de gran ayuda para evitar la extensión y reaparición del cáncer. Ed. Mercedes Argarate/Onkologikoa

Entre un 25 y un 30% de los cánceres de mama son her2-positivos, es decir, en más de una cuarta parte de los cánceres de mama, las células tumorales tienen incrementada la expresión del receptor asociado al factor de crecimiento. "En estos casos, Herceptina es de gran ayuda", ha destacado Plazaola. El anticuerpo se asocia al receptor, por lo que se elimina la señal que potenciaba el crecimiento del tumor.

Herceptin tiene efectos secundarios (entre otros, causa problemas cardiacos), pero los beneficios son mayores que los daños. En este sentido, la Unión Europea autorizó el pasado año el uso de Herceptina también en cáncer de estómago her2-positivo. Además, los investigadores están probando otras muchas moléculas para tocar y silenciar otras teclas, algunas de las cuales ya se utilizan en tratamientos convencionales.

Hormonoterapia

Sin embargo, el ejemplo clásico de terapias biológicas es la hormonoterapia. La base es que algunas hormonas promueven el crecimiento de células cancerígenas. Por lo tanto, la utilización de moléculas que actúan en este mecanismo paraliza el crecimiento de las células cancerígenas.

En el pecho, por ejemplo, hace años que se utiliza tamoxifeno. Esta molécula se une a los receptores del estrógeno, liberando así lugar al estrógeno. "En el 80% de los cánceres de mama, las células tienen receptores de estrógenos, es decir, son extremadamente dependientes", explica Plazaola. "Por tanto, en muchos casos tratamos al paciente con tamoxifeno tras la cirugía para evitar la reaparición y extensión del cáncer".

Tras el tamoxifeno, los investigadores también han desarrollado otras moléculas que dificultan la acción de las hormonas. Plazaola menciona los inhibidores de la aromatasa: "La aromatasa es una enzima que participa en la producción del estrógeno. Estos inhibidores impiden la función de la aromatasa, por lo que no se generan estrógenos". Este tratamiento da muy buenos resultados en mujeres con menopausia.

En el cáncer de próstata también existen moléculas que impiden la acción hormonal. De hecho, en muchos cánceres de próstata, las células tumorales necesitan testosterona para crecer. Incluso cuando las células del cáncer de próstata se han extendido a otras partes del cuerpo, el tratamiento también se debe a la necesidad de testosterona. De este modo, las moléculas que bloquean la producción de la testosterona o impiden el enganche de la hormona a los receptores son efectivas contra estos cánceres.

El objetivo de los tratamientos es doble: eliminar el cáncer y conseguir que los pacientes tengan la mejor calidad de vida posible. Ed. Mercedes Argarate/Onkologikoa

Si el cáncer no es dependiente de hormonas, la hormonoterapia no se ve afectada, por lo que los médicos recomiendan la quimioterapia. No obstante, en la mayoría de los casos se utilizan todos los tipos de tratamiento combinados. En cada caso se trata de una combinación u otra, y en todos ellos el objetivo es doble: eliminar el cáncer y conseguir que el paciente tenga la mejor calidad de vida posible.

Prioridad, bienestar del paciente

En cuanto al bienestar del paciente, se han realizado esfuerzos importantes para paliar los efectos secundarios de los tratamientos. "Ahora, junto con el tratamiento, damos una nueva terapia a los pacientes para protegerlos de los daños que causan la radiación o los medicamentos que usamos contra el cáncer", explica Plazaola.

Recibe el nombre de terapia de apoyo y es adaptada al paciente. "Por ejemplo, cuando sabemos que nuestro tratamiento le reducirá las defensas, desde el principio administramos al paciente un medicamento para que recupere el sistema inmunitario. De esta forma se reduce considerablemente el riesgo de infecciones".

También se ofrece apoyo psicológico a los pacientes. Según Plazaola, dependiendo del estado emocional y la naturaleza del paciente, la asistencia psicológica se ofrece desde el principio, y en otras ocasiones la terapia psicológica se realiza después de otros tratamientos. Sin embargo, para muchos pacientes es "muy útil".

Pidiendo su opinión sobre la calidad y eficacia de los tratamientos, Plazaola no tiene ninguna duda: "teniendo en cuenta la situación internacional, en Euskal Herria se dan los tratamientos más punteros". En este sentido, se le nota un punto de orgullo, pero a la vez teme que el contexto económico actual no afecte a la oferta de servicios médicos públicos porque "estos tratamientos son muy caros: los aparatos son caros, incluso los medicamentos, el servicio..."

Sin embargo, mira al futuro con optimismo. Entre otros, cree que estudios sobre células tumorales circulantes darán resultados útiles. "Sabemos que las células circulantes propagan el cáncer, por ellas aparecen metástasis, pero todavía no sabemos muchas otras cosas". Esta es una de las líneas que más se están investigando y de ahí Plazaola espera que puedan derivarse importantes mejoras: "Es posible que consigan una sustancia anticorreguladora y, en ese caso, podamos eliminar completamente el cáncer".

Más casos, menos muertes
En el conjunto del País Vasco, la mayoría de los tumores malignos que se diagnostican corresponden a hombres (en torno al 60%). Entre ellos, los cánceres más frecuentes son los de próstata, colon y pulmón. Entre los tres, representan más del 65% de todos los casos. En las mujeres, por el contrario, el de mama es el más habitual, seguido de los de colon y reproducción, aunque con bastante margen.
Estos datos se refieren al conjunto de la población, ya que los porcentajes varían significativamente en función de la edad. Así, en menores de 14 años, la leucemia linfática es el cáncer más frecuente tanto en niños como en niñas. Sin embargo, la edad es un factor de riesgo conocido del cáncer, es decir, con la edad aumenta su incidencia.
El cáncer es la segunda causa de muerte tras las enfermedades cardiovasculares. Es la causa de aproximadamente una cuarta parte de las muertes. La distribución de datos por sexo muestra que en los hombres la mortalidad es mayor que en las mujeres en todas las edades. Sin embargo, la supervivencia tras el diagnóstico no ha dejado de crecer en los últimos años, pero en las mujeres los datos son más optimistas que en los hombres.
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