Dejar de fumar, hacer un poco más de ejercicio, intentar perder unos kilos. Este tipo de decisiones tienen un efecto muy positivo en nuestro estado de salud. Pero, ¿influirán estos factores en la aparición del cáncer? A continuación mencionaré las decisiones más 'saludables' que el ciudadano puede tomar en su día a día según el Código Europeo contra el Cáncer, indicando el porcentaje de riesgo de cada una de ellas.
El sobrepeso y la obesidad se están convirtiendo en una de las enfermedades crónicas más peligrosas de las sociedades occidentales, no sólo por el aumento del riesgo de cáncer, sino también por el aumento de la frecuencia de diabetes y enfermedades cardiovasculares.
La obesidad está muy relacionada con el cáncer de útero (43%) y colon y recto (14%), por citar sólo los adultos. No obstante, en aquellos casos en los que haya que perder mucho kilo, es imprescindible seguir las indicaciones de un médico, siguiendo una dieta sana (y no excesivamente estricta) recomendada por éste, para adelgazar a un ritmo adecuado (0,5-1 kg/semana).
Se estima que entre los fumadores el número de muertes relacionadas con el cáncer es tres veces mayor que entre los que nunca lo han hecho.
El tabaco es uno de los factores que más influyen en la aparición del cáncer, sobre todo en el caso del cáncer de pulmón (entre un 87% y un 91% de los casos son debidos al consumo directo de tabaco en hombres). Pero además del pulmonar, el tabaco también se asocia a otros tipos de cáncer: laringe, esófago, cavidad bucal, riñón, vejiga, etc.
Los fumadores pasivos tampoco se liberan del efecto negativo del tabaco. Según un nuevo estudio, el tabaquismo ambiental aumenta entre un 20 y un 30% el riesgo de sufrir cáncer de pulmón y un 30% el riesgo de padecer una enfermedad cardiaca.
Una dieta baja en calorías y baja en grasa animal puede reducir el riesgo de cáncer.
Para prevenir los cánceres de estómago, próstata, mama (y otras partes del cuerpo relacionadas con lo que comemos), es clave comer al día cinco raciones de verduras y frutas frescas. Además, se recomienda consumir pescado 2-3 veces por semana, dos veces legumbres y cereales. En este sentido, se recomienda sustituir el pan, la pasta y el arroz blancos por integrales. Grasas saturadas (carne roja, embutidos, mantequilla, bollería, etc.) otras dos medidas sencillas y sencillas son la reducción del consumo y el uso de aceite de oliva en la cocina.
Tanto los hombres como las mujeres mayores de 50 años deben comenzar a realizar pruebas especiales de detección de cáncer de colon para que esta detección sea lo más temprana posible. Una de ellas es el test de sangre en heces y otra de colonoscopia. La primera prueba puede reducir la mortalidad por cáncer de colon entre un 16 y un 27%.
Las personas que llevan una vida activa tienen la mitad de riesgo de sufrir cáncer que las personas sedentarias. Pero para dejar las cosas claras, para estar en forma no es imprescindible golpear en el gimnasio y hacer fuego, basta con realizar cualquier tipo de ejercicio con regularidad (2-3 veces por semana), con sesiones de al menos 30 minutos. Habrá que adaptar el tipo de ejercicio a la edad y preparación física.
Los cánceres más relacionados con la falta de ejercicio son los de colon (14%) y mama (9%). Le siguen los cánceres de próstata, pulmón y útero.
El 18% de los cánceres provienen de infecciones por virus y bacterias. Así, por ejemplo, muchos de los cánceres hepáticos se deben a los virus de la hepatitis B y C. La vacuna contra la Hepatitis B está actualmente incluida en el calendario vacunal de nuestros niños y es una buena medida para reducir en gran medida el riesgo de padecer cáncer.
El alcohol tiene sus consecuencias a medio y largo plazo. Y no es necesario un abuso excesivo para empezar a percibir los efectos y consecuencias perjudiciales del alcohol.
Un estudio demuestra que un litro de vino al día aumenta un 5% el riesgo de padecer cáncer de mama en las mujeres. Pero los hombres tampoco están exentos del riesgo: el abuso de alcohol aumenta significativamente el riesgo de padecer cáncer de hígado (32%), esófago (41%) y boca y garganta (33%).
Un porcentaje significativo de los casos de cáncer de piel muestran una exposición solar excesiva.
Los continuos ataques del sol a nuestra piel se acumulan y pueden dar lugar a la aparición de diversas variedades de cáncer de piel. Por eso es tan importante proteger a los niños, niñas y adolescentes del sol: es conveniente no exponerles al sol en las horas más intensas, utilizar un protector solar adecuado y fijarse de cerca en los cambios de forma y tamaño de los pliegues y las manchas.
El test de Citología o Papanicolau es una prueba para la detección precoz del cáncer de cuello de útero, que debería realizar todas las mujeres mayores de 25 años o con relaciones sexuales, al menos cada 3-5 años.
Es una prueba muy sencilla, muy sencilla de realizar y que detecta posibles lesiones al cáncer. Así, diagnosticando el cáncer en sus primeras fases, en una fase en la que muchas veces se puede decir que es un cáncer, es más fácil curarlo. Esta prueba se realiza normalmente en las visitas que realiza la mujer al ginecólogo.
El cáncer de mama es el tumor más frecuente en las mujeres. Por ello, es importante que a partir de los 40-50 años (según opinión del ginecólogo) la mujer realice una mamografía periódica para su control.