Para los navegantes, los faros cumplen dos funciones: ayudarles a conocer su posición exacta e indicar su ubicación en tierra. Durante la noche el faro emite su información a través de luces y durante el día las características del propio edificio lo permiten. No hay dos faros con edificios idénticos. Los de nuestra costa son blancos para hacer un gran contraste en las montañas verdes.
Por ello, en los mapas de navegación está muy bien definido cómo se ven estas características desde el mar. El faro de Zumaia, por ejemplo, es una casa blanca con una torre blanca de tres ventanas en el centro. Tiene una línea azul que separa el tejado rojo de la pared de la casa. La linterna del faro es también azul. Todo ello se concreta con más detalle que aquí en los mapas de navegación ya que se indican medidas y apariencias. Además, los marineros utilizan dibujos que muestran el aspecto de la costa. Son muy útiles en la costa vasca, ya que es muy montañosa.
Una de las señales más importantes durante la noche es la del faro. No sólo se construyen para saber si el barco está muy cerca de la costa, sino que también sirven para ser puntos de referencia en un recorrido. Visto de cerca, las luces de los faros no parecen más fuertes que las de los pueblos vecinos. Pero éstos se refuerzan mediante lentes Fresnel. Por eso, a medida que nos alejamos, las luces de las ciudades pierden fuerza rápidamente, pero las de los faros desaparecen muy lentamente.
Hoy en día, como se puede emitir luz de intensidad ilimitada, una de las características más importantes es la altura en la que está construido el faro. Cuanto más arriba se ilumine, más lejos se verá su señal.
Sin embargo, a pesar de estar a poca altura, los faros situados en lugares estratégicos suelen tener luces especialmente fuertes. En Euskal Herria los de mayor alcance se ven a unas 25 millas marinas (casi 50 kilómetros). Entre los de mayor alcance se encuentran el faro del Cabo Higer, el de Igeldo en San Sebastián y el de Matxitxako.
Para identificar cada faro se inventó un código de rayos de luz. Una vez detectada una luminaria, los marineros cuantifican los rayos y miden el tiempo; cada faro tiene su propio ‘juego de luces’, también definido en los mapas de navegación. Pero este sistema de identificación no es exclusivo de los faros, las balizas y farolas situadas en los espigones tienen también códigos de rayos de luz.
Algunos faros emiten grupos de destellos. Otras veces se utiliza el sistema inverso, como el de Zumaia, en el que se ve la luz y de vez en cuando ese rayo de luz se tapa momentáneamente y se interrumpe. Existe un tercer tipo de luminarias y apagones de igual duración (este tipo de luz se denomina isofase), como el faro de La Plata de Pasaia, con un periodo de cuatro segundos.
Cuando hay niebla el mar está tranquilo. Sin embargo, el acceso al puerto suele ser muy complicado, ya que los faros no sirven para nada. Entonces, en lugar de emitir luz, se ponen en marcha señales acústicas. Para poder escuchar estas señales, los recipientes a motor tienen que apagar muchas veces el motor. Sin embargo, se trata de un sistema eficaz y hoy en día muy utilizado. Por ejemplo, el faro de Matxitxako, por medio de Morse, emite en voz alta el código de la letra M durante los días nublados (independientemente del tiempo, la misma señal se difunde siempre por radio).
Se utilizan balizas para informar de los emplazamientos de rocas peligrosas. Cuando hay mar de fondo, los barcos caminan junto a la ola. En estos descensos pueden chocar contra las rocas subyacentes y chupar el casco. Basta con colocar una boya con luz para evitarlos.
Sin embargo, no es la única función de las pequeñas luces. Estas señales se encuentran en todos los puertos, tanto para marcar los espigones (entrantes, luces verdes en la zona de babor y rojas en la de estribor), como para determinar la vía de mayor profundidad (luces de alineación).
Las dificultades para atracar son evidentes en los puertos fluviales, por un lado, por la llegada de una corriente fluctuante desde el río y por otro, por el posible deterioro del buque por parte de troncos y otras muchas cosas. Por todo ello, es muy importante balizar correctamente la vía de acceso más adecuada. No es, por tanto, una tarea complicada para que los navegantes puedan llegar al puerto.
¿Son necesarios los faros en la actualidad? ¿No se ha desarrollado la tecnología suficiente para sustituir esta necesidad? Los marineros dicen que es bueno cualquier ayuda durante una tormenta. La herramienta más llamativa de la actualidad es el GPS. Esto te da tus coordenadas concretas con una incidencia máxima de 5 metros.
Sin embargo, esta máquina no ofrece soluciones para todas las opciones y muchas veces presenta problemas. Entre otras cosas, el agua del mar puede provocar cortocircuitos que dejan de funcionar en los peores momentos.
Sin duda, la tecnología facilita la navegación. Pero la experiencia diaria ha demostrado que el control total en el mar es imposible.