Gestión ambiental en la empresa

Hoy en día todos reconocen que el desarrollo económico y el medio ambiente están estrechamente relacionados y que a la hora de diseñar cualquier política económica es necesario combinarlos. La fuerte integración de criterios ambientales en estrategias y modelos de desarrollo económico hace que el medio ambiente sea cada vez más importante en las políticas económicas y empresariales, en los sistemas de gestión de las administraciones públicas, en los procesos de fabricación, en el diseño de productos y en el comportamiento de los consumidores.

En la actualidad, el medio ambiente es un factor de competitividad estrechamente ligado al concepto de calidad y la gestión ambiental se ha convertido en un área estratégica de la gestión de la empresa. La gestión del medio ambiente es una concepción global estratégica que permite identificar, evaluar y controlar los riesgos ambientales de la empresa, así como detectar los fallos y deficiencias del proceso productivo y buscar alternativas.

Diferentes sistemas de inspección ambiental en el mercado

CAF

El sistema de gestión ambiental se define como la forma concreta en la que se realiza la gestión ambiental en un determinado centro de trabajo, una línea de empresa o un sector. La implantación de un sistema de gestión ambiental supone la incorporación de criterios ambientales en la gestión global de la empresa. Una empresa ubicada en la Comunidad Autónoma del País Vasco o Navarra podría optar por tres modelos de sistemas: el internacional, establecido por la norma ISO 14.001; el Sistema Europeo de Ecogestión y Ecoauditoría (EMAS), introducido por el Reglamento Comunitario 1.863/1993; y el Sistema Europeo de Ecoauditoría (UNE 77-801/94).

La implantación de un sistema de gestión ambiental en estos tres trimestres es voluntaria y estos tres establecen unas condiciones estrictas para la empresa, mejorando continuamente su comportamiento ambiental. Sin embargo, la empresa que se adhiere a cualquiera de estos sistemas no está obligada a entrar en el camino de la producción limpia, ya que estos sistemas no llegan más que a obligar al mero cumplimiento de las normas, por lo que no prometen sustituir sustancias peligrosas ni sistemas de producción.

Con el fin de unificar todos estos sistemas, la Comisión Europea de Normalización (CE) elaboró la norma europea de sistemas de gestión medioambiental, manteniendo la norma internacional ISO-14.000. Así nacieron las normas UNE-EN-ISO. Estos no suponen ningún tipo de obstáculo para la empresa que ya ha adquirido el sistema UNE. Es más, si una empresa tiene implantado su sistema de gestión ambiental según la UNE 77.801 podrá obtener directamente ambas certificaciones simultáneamente.

Por otra parte, las empresas que vayan a obtener la certificación de su sistema de gestión medioambiental según la norma EN ISO-14001 deberán cumplir los requisitos que se especifican en el documento puente elaborado por EN para estar inscritas en el sistema comunitario.

Seleccionando entre sistemas

Entre todos los sistemas hay bastantes diferencias que ofrecerán argumentos suficientes para que la empresa pueda elegir. Por ejemplo, el Reglamento Europeo establece la evaluación inicial, mientras que las normas ISO y UNE no obligan a ello. La Norma 1863/93 está adaptada exclusivamente a las industrias. Otros, para cualquier empresa.

Existen diferentes sistemas de inspección ambiental entre los que existen diferencias, por lo que cada empresa puede elegir el que más le convenga.

La norma de la Unión Europea exige la realización de una declaración ambiental anual y el resto de normas establecen únicamente la obligación de realizar una auditoría anual realizada por la entidad certificadora y basada en la auditoría interna de la empresa.

En general, las empresas que se adhieran al sistema de la Unión Europea deberán cumplir requisitos más estrictos y tener que hacer un mayor esfuerzo que las que se acojan únicamente a otros sistemas normativos. Según esto, el uso del sistema europeo parece desventajoso. Por el contrario, esto ofrecerá una mayor garantía al sistema de gestión ambiental de la empresa y, por tanto, reforzaría sin reservas su reputación.

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