Portada de la revista Nature para un investigador vasco

Orobengoa, Olatz

Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

Cualquier científico sueña con ver su artículo publicado en Nature o Science. Sin embargo, esto no está al alcance de muchos. Los responsables de estas revistas tienen criterios muy estrictos a la hora de escoger los artículos, y antes de publicarlos pasan de la mano de científicos expertos en la materia para asegurarse de que no se han cometido errores. Xabier Irigoien ha conseguido ese sueño, ya que su investigación apareció en la portada de la revista Nature del 26 de septiembre.

Xabier Irigoien es hondarribiarra de 35 años. Estudió Biología en la Universidad del País Vasco, en Leioa; completó sus estudios de oceanografía en la Universidad de Burdeos, donde cursó tanto el máster como la tesis doctoral. Estudió durante dos años en el Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona y ha permanecido durante los últimos 6 años en Gran Bretaña.

En los centros de investigación Plymouth Marine Laboratory y Southampton Oceanography Centre, Nature ha realizado la investigación que acaba de publicar. En la actualidad, Xabier Irigoien trabaja en Pasaia, Fundación AZTI, tras obtener la beca Ramón y Cajal para 5 años.

La investigación se ha realizado en colaboración con institutos de oceanografía e investigación de otros cinco países. Se trata de un estudio sobre el zooplancton, más concretamente sobre la tasa de reproducción de copépodos.

Copépodos y producción de pescado

X. Irigoien

Los copépodos son animales microscópicos que viven en el mar y tienen gran importancia en la cadena alimenticia básica del mar. Se alimentan de algas microscópicas, principalmente diatomeas, por lo que pueden considerarse herbívoros. Al mismo tiempo, las pequeñas especies de peces se alimentan de copépodos y de peces grandes. Por lo tanto, los copépodos pueden considerarse puntos de unión entre algas y peces.

Los biólogos llevan tiempo estudiando la relación entre copodos y diatomeas, relación que afecta directamente a las poblaciones de peces comercialmente interesantes y a los ecosistemas marinos en general.

Según el modelo que siempre se ha aprobado, el crecimiento de la población de diatomeas influye positivamente en la población de copépodos, es decir, a mayor número de diatomeas, mayor presencia de copépodos en el agua. Esto tendrá efectos positivos sobre la población de peces.

Sin embargo, en algunos ensayos realizados en laboratorios se han encontrado datos que sugieren que este modelo no es del todo correcto. En los laboratorios, varios investigadores han descubierto que la tasa de proliferación de copépodos alimentados por diatomeas disminuye. Esto supondría que las altas concentraciones de diatomeas afectan negativamente a los copépodos.

Los diatomeas son el alimento básico de los copépodos.
X. Irigoien

Hay que tener en cuenta que los crecimientos bruscos de los diatomeas en el mar suelen producirse cíclicamente. Si las altas concentraciones de diatomeas afectan a la tasa de reproducción de copépodos, la población de copépodos disminuye y, a su vez, las poblaciones de peces.

Respuestas obtenidas

Irigoien, junto a sus compañeros, ha tratado de demostrar que lo observado en el laboratorio también ocurre en el mar. Para ello, se han tomado muestras de diatomeas y cocopepodos en zonas de alta producción marina, analizando la relación entre las concentraciones de ambos. Según los datos obtenidos, los diatomeas no tienen ningún efecto negativo sobre los copépodos marinos. Por lo tanto, no existen, al menos en este sentido, motivos para agravar las poblaciones de copépodos.

Herramienta utilizada para el muestreo de diatomeas y copépodos.
X. Irigoien

Sin embargo, todavía no está claro por qué los diatomeas influyen negativamente en los laboratorios. Irigoien y su equipo proponen dos hipótesis para explicar la caída de la tasa de reproducción de copépodos de laboratorio.

Según la primera hipótesis, la dieta de los copépodos en los laboratorios puede ser la causa del problema. Alimentan a los animales sólo con diatomeas y esta dieta puede ser deficiente. Es posible que en el mar la dieta de copépodos esté compuesta por otros nutrientes aparte de los diatomeas.

La segunda hipótesis hace referencia a la toxicidad de los diatomeas como causa. Las altas concentraciones de diatomeas utilizadas en los laboratorios pueden ser tóxicas para los copépodos. Según datos recogidos por Irigoien y su equipo, en el mar no se ha medido, hasta ahora, una concentración tan elevada de diatomeas, por lo que parece que los copépodos no tienen riesgo de envenenarse.

La investigación de Irigoien se enmarca dentro de un proyecto más amplio denominado GLOBEC. El proyecto analiza los efectos del cambio climático sobre los ecosistemas marinos y, en particular, sobre el zooplancton, como la abundancia, diversidad y producción de sus poblaciones.

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