Hasta la fecha, el 90% del total de aparatos han sido depositados en vertedero sin ningún tipo de tratamiento previo, pero últimamente la acumulación de estos residuos se está convirtiendo en un problema grave.
Según un informe emitido por la Unión Europea, en 1998 se generaron seis millones de toneladas de residuos eléctricos y electrónicos (RU) en toda Europa (4% del total de residuos urbanos). Este informe prevé que el volumen anual de estos residuos aumentará del 3% al 5%. Esto significa que los HEE crecen a una velocidad media del triple que los residuos urbanos.
Los aparatos eléctricos y electrónicos son mucho más difíciles de reciclar que el vidrio o el papel. Cada aparato está compuesto por circuitos, cables, plásticos, interruptores de mercurio, tubos de rayos catódicos, pantallas de cristal líquido, acumuladores, aparatos de iluminación, condensadores, resistencias, etc. Además, cada uno de estos componentes contiene materiales nocivos para el medio ambiente, entre los que destacan los metales pesados (mercurio, plomo, cadmio y cromo), las sustancias halogenadas (como CFCs o bifenilos policlorados), los PVC, los materiales bromados de protección de incendios, el amianto y el arsénico.
Como ya se ha indicado, estos residuos y materiales han sido depositados en vertederos sin ningún tipo de tratamiento, con el consiguiente riesgo de contaminación. Se considera que las altas concentraciones de metales pesados y sustancias halogenadas que se miden en vertederos son consecuencia directa de la acumulación de HEE. Además, la presencia de sustancias en diferentes tipos de sustancias, al quemar residuos, da lugar a numerosas reacciones químicas, con un alto riesgo de emisiones a la atmósfera de moléculas como las dioxinas. La acumulación de metales pesados y sustancias químicas en lugar de la quema en vertederos controlados supone un riesgo de lixiviación, es decir, de disolución en aguas pluviales y filtración a suelos próximos al vertedero.
Por todo ello, hace un par de años la Unión Europea lanzó un proyecto de directiva que regulará los HEE. Con ello se pretende limitar la cantidad de materiales peligrosos utilizados en la producción de aparatos eléctricos y electrónicos y fomentar el reciclaje de HEE ya acumulados. La Directiva establece que para finales de 2006 se deberá reciclar en toda Europa entre el 70% y el 90% de los HEE, y a partir del 1 de enero de 2008 se sustituirán los metales pesados y los materiales bromados de protección de incendios por otros materiales menos nocivos.
El caso de los ordenadores es bastante significativo. Desde que hace 25 años comenzamos a utilizar estas herramientas, el crecimiento ha sido espectacular. Pero los ordenadores iniciales eran grandes artilugios del tamaño de un armario. Para cada uno de los aparatos en los que se necesitaba un montón de materiales y su deterioro resultaba rentable para la compañía productora el reciclado de los metales pesados presentes en el mismo. Sin embargo, con el paso del tiempo, los ordenadores se han ido haciendo cada vez más pequeños y cada vez se utiliza menos material –y se han multiplicado los distintos tipos de materiales–. Por ello, actualmente no es rentable para las empresas productoras el reciclaje de metales pesados y otros materiales. La directiva lanzada por la Unión Europea propone que los productores asuman los gastos de reciclaje de los HEE, de forma que en el diseño de los nuevos aparatos se tenga en cuenta el reciclaje de materiales y se facilite en la medida de lo posible el proceso.
Numerosas empresas de la Comunidad Autónoma del País Vasco han comenzado a adelantarse este año. Ejemplo de ello es el proyecto ‘Recifrigo’, desarrollado por el departamento de electrodomésticos de Fagor, en colaboración con la empresa INASMET, que analiza el grado de reciclabilidad de los frigoríficos.
No hay más que ver cuántos aparatos eléctricos y electrónicos existen en el mercado para entender la complejidad que puede suponer el reciclaje de los mismos.
En primer lugar, hay que clasificar cada uno de los aparatos que se han unido y diferenciar sus componentes: carcasas de plástico, tubos de rayos catódicos, cables, etc. Luego cada componente hará un camino diferente. Los componentes reutilizables se enviarán a los productores. Los materiales reciclables (plásticos, metales pesados, vidrio y otros) se separarán manualmente en la medida de lo posible. Las fracciones no aptas para el reciclaje se enviarán a vertederos quemados o controlados.
Los mayores problemas se presentan a la hora de caracterizar los componentes con una gran mezcla de materiales. Hasta la fecha se ha realizado de forma manual, pero el manejo de materiales altamente contaminantes tiene una gran incidencia en la salud de los trabajadores. Además, cada vez se utilizan componentes más pequeños en los aparatos y a la hora de reciclar la necesidad de máquinas especializadas es mayor. En los últimos años están apareciendo numerosas máquinas y métodos de separación mecánica de estos materiales.
¿Y en qué consiste la Comunidad Autónoma del País Vasco? A la vista de los buenos resultados obtenidos en la experiencia piloto celebrada en Bilbao en 1994, a partir de 1997 se extendieron los Garbigunes a toda la comunidad. En ellos los HEE empezaron a sumar y la cantidad acumulada ha ido creciendo de forma constante. En el año 2000, por ejemplo, se recogieron 710.707 kilos de HEE. En la actualidad se recicla el 77,73% de lo recogido (vidrio, hierro y cables), mientras que el 0,3% de los residuos tóxicos se envían a gestores autorizados y los plásticos no se reciclan debido a que actualmente no existen mercados para plásticos reciclados. Por ello, el 21,97% de los HEE se destinan a vertederos controlados. El objetivo de la directiva publicada por la Unión Europea es reciclar 4 kilos de HEE por habitante y año. Actualmente sólo se reciclan 2,4 kilos, por lo que queda un largo camino por recorrer. |