La reunión fue organizada por la oficina de la UNESCO para la Accra y la Asociación Internacional de Hidrólogos (IAH) en colaboración con el Centro de Evaluación de Recursos Hídricos Subterráneos Internacionales de Holanda. Se analizó la información recopilada hasta el momento y se preparó la última recogida de datos para el inventario comarcal. Una vez completado, el inventario se ubicará en la base de datos del Sistema de Información Geográfica (SIG) de acuíferos transfronterizos de la comarca.
Los hidrogeólogos Benin, Burkina Faso, Costa de Marfil, Ghana, Mali, Mauritania, Niger, Nigeria, Togo y Senegal elaboraron un informe de situación a partir de los datos e información que cada uno disponía sobre los acuíferos compartidos. El caso de Costa de Marfil es típico. Y es que refleja los problemas que tienen los países de la región para proteger este preciado recurso.
En el Golfo de Guinea existen dos sistemas de acuíferos compartidos con dos grandes cuencas sedimentarias: Cuenca del Tano y Cuenca del Quema. La cuenca del Tano se extiende desde la localidad costera de Fresco de Costa de Marfil hasta la localidad de Axim, en Ghana, y el sistema de acuíferos cubre el 2,5% de las tierras de Costa de Marfil. En la cuenca del Tano hay tres tipos de acuíferos. Los acuíferos cuaternarios (menores de 1,8 millones de años) presentan un alto riesgo de contaminación debido a la proximidad de la superficie del sistema de acuíferos al nivel del suelo. La segunda clase son las del Mioplioceno (5-8 millones de años) o los acuíferos continentales terminales. Una de ellas abastece de agua potable a Abidja, la mayor ciudad de la Costa de Marfil, y a las comarcas circundantes. El tercer tipo de acuífero es el del Cretácico Superior (94 millones de años), que es el que explota la Société Africaine d'explotation d'eau Minérale. Es el más misterioso de los acuíferos, ya que se desconoce su geometría, volumen, nivel y longitud.
Al igual que en Abidja, la mayoría de las grandes ciudades de la Costa de Marfil se encuentran en la costa, incluyendo el Bono y el Aboisso. Además, la comarca cuenta con numerosas industrias dedicadas a la fabricación de piña, goma y aceite de palma, así como la mina de oro Aboisson Afema. Todos ellos consumen grandes cantidades de agua. Y provocan contaminación.
En los estudios de aguas subterráneas en la zona de Abidjan, por ejemplo, se ha observado que la concentración de nitratos (NO 3 - ), amonio (NH 4 + ) y aluminio (Al 3+) en la meseta, Adjamén y zona occidental es demasiado elevada, según los estándares de agua potable de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta contaminación química se debe a la utilización de pesticidas y fertilizantes en los terrenos --los pescadores también están contaminando las charcas con pesticidas -, a pesar de que otras charcas han sido contaminadas por la minería del oro, incluida la laguna Afema de Ghana, situada junto a ella, y la laguna Aby. En cualquier caso, independientemente de la fuente, la contaminación de las aguas superficiales con productos químicos y residuos domésticos constituye una amenaza para la salud de las personas y la biodiversidad del agua.
La Costa de Marfil cuenta en la actualidad con 18 millones de habitantes, la mitad en zonas urbanas, y si se estima que esta cifra crecerá un 2% anual, alcanzará en 2025 cerca de 24 millones de habitantes. También en Abidján se está produciendo un fuerte crecimiento de la población (en 1999 se consideraba de 3,2 millones de personas) y se está ahogando el acuífero de la ciudad, debido a factores ligados al rápido proceso urbanístico: la construcción de edificios e infraestructuras en terrenos anteriormente cubiertos de vegetación hace que el suelo sea impermeable a la lluvia. Si a esto añadimos que ocupan el suelo de forma anárquica con las casas de los barrios, cada vez es más difícil acceder a los pozos de agua para controlar las aguas subterráneas del acuífero y facilitar la recarga del acuífero. Además, al no existir un sistema de tratamiento de aguas o de vertido de residuos domésticos, las aguas residuales se vierten directamente en ríos y otras aguas superficiales, contaminando el acuífero también la agricultura exterior de la ciudad.
Otro problema grave es la intrusión del agua salada. Esto puede deberse a una elevada presencia de cloro en el acuífero costero. De hecho, el exceso de cloro ha obligado a la población a abandonar varios pozos. En concreto, los hidrólogos han detectado este fenómeno más allá de Jacqueville, la llanura de Abidján y el este de la región de Adiaké.
En definitiva, el principal problema es que el marco legal estatal no es el adecuado. Se han elaborado leyes que se ocupan del medio ambiente, el agua y los sectores mineros, pero todavía no han entrado en vigor. En la Costa de Marfil se han confirmado una serie de recursos legales en materia de aguas, pero se centran principalmente en las aguas marinas y superficiales.
En 2002, la oficina de la UNESCO de Nairobi y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente pusieron en marcha un proyecto para valorar la incidencia de la contaminación en los acuíferos de otras ocho grandes ciudades de Abidján y África. Las ciudades analizadas fueron: Dakar (Senegal), Ouagadougou (Burkina Faso), Bamako (Mali), Cotonou (Benin), Keta (Ghana), Mombasa (Kenya), Addis Abeba (Ethiopia) y Lusaka (Zambia).
El proyecto ha desarrollado diversas metodologías para valorar la vulnerabilidad de las aguas subterráneas mediante la identificación de focos de contaminación y principales amenazas. Asimismo, se ha establecido un sistema de aviso temprano. Este sistema, formado por la red de científicos africanos, está generando conciencia sobre los riesgos de vertidos de residuos y actividades similares, tanto en el sector público como en el privado, con capacidad de decisión. "Se buscaba un sistema de control sólido", afirma el experto del programa de la UNESCO, Emmanuel Naah, "para poder dar avisos previos a legisladores y gestores de aguas que permitan actuar a tiempo ante la contaminación". El proyecto se está desarrollando aún más en sintonía con las recomendaciones de valoración del taller realizado en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) en noviembre de 2005.
La descripción de los acuíferos transfronterizos es difícil desde el punto de vista científico y, además, los factores políticos pueden dificultar aún más el proceso. Los gobiernos muchas veces no admiten que en otros países se extienden los acuíferos que utilizan para obtener agua potable y para regar. Además, aunque cada vez hay más normas y acuerdos internacionales sobre ríos compartidos, éstos no se aplican plenamente en el caso de los acuíferos.
Asimismo, hasta fechas recientes, la legislación internacional prestaba escasa atención a las aguas subterráneas y a los sistemas acuíferos transfronterizos. En el único acuerdo mundial sobre el uso de recursos hídricos, aprobado en mayo de 1997, sólo se consideran las aguas subterráneas cuando están ligadas a aguas superficiales, como en la mayoría de los tratados interestatales y en los acuerdos sobre aguas transfronterizas.
En los borradores de artículos se recogen, por un lado, los principios de la legislación internacional sobre el agua, el uso racional y la norma de no afección. En ella se incluye el principio general de la ley internacional, la obligación de cooperar y, de forma práctica, el intercambio periódico de datos en el caso de acuíferos transfronterizos. Por otro lado, se codifican los principios concretos de gestión de los acuíferos transfronterizos, como el control, la protección y la conservación, y la cooperación con los países en desarrollo directamente o a través del organismo internacional competente.
La Entidad de Gestión de Acuíferos Compartidos está impulsando la elaboración de Planes por parte de los Gobiernos, así como la constitución de Comisiones para la gestión conjunta de los recursos compartidos con el entorno y la protección del medio ambiente. También existen planes para la ejecución de convenios legales para la mejora de la protección de acuíferos.
Fuente: UNESCO. A blue goldmine in need of protection, A World of Science, 5. vol. Nº 3, julio-septiembre 2007 (http://www.unesco.org/science/)
Artículo traducido y adaptado por Elhuyar con la autorización de la UNESCO.