En la medida en que la ciencia actual es una actividad de grupo, es necesario que los investigadores que trabajan en uno y otro compartan sus resultados y compartan los problemas y preguntas que puedan surgir. Con este objetivo se realizan periódicamente congresos, simposios y otros encuentros científicos, tanto de investigación como divulgativos.
También hay que entender la ciencia como una actividad a nivel mundial, ya que la explicación científica que se da a un fenómeno en un lugar debería ser igual en el otro extremo del mundo. Así, para afinar el método científico utilizado y utilizar técnicas complementarias, los investigadores de ambas orillas del mundo trabajan frecuentemente con la misma línea de investigación. En este sentido hay que entender también el dominio del inglés a nivel científico. Básicamente, salvo los encuentros restringidos a investigadores locales, que en la mayoría de los casos son en inglés.
Por tanto, y teniendo en cuenta que en la mayoría de los casos se busca la práctica oral en estos eventos, es evidente que la gente con problemas de audición tiene grandes dificultades para participar en ellos. En el fondo, aunque la pérdida de audición puede resolverse mediante el aumento del volumen o el uso de audífonos, en el caso de las personas con mayores problemas aparecen dificultades para diferenciar sonidos (palabras). Como es normal, este problema es aún más evidente cuando uno tiene que oír un idioma que no es el suyo.
Sin embargo, hoy por hoy, en congresos y eventos científicos no se han buscado soluciones a este tipo de problemas. En esencia, para los científicos sordos bastaría con poner en esos congresos o encuentros un intérprete que tradujera las conferencias al lenguaje gestual. Asimismo, en caso de tener problemas para buscar un intérprete, subtitular la actuación del ponente sería una solución sencilla. En el caso de los oyentes con cierta audición, la posibilidad de escuchar las conferencias en su propia lengua también sería de gran ayuda. Sin embargo, es difícil encontrar gente que realiza traducciones simultáneas.
Todas estas soluciones son conocidas al margen del mundo científico. Sin embargo, el mundo de la investigación parece ignorar estos problemas, como si hubiera sido imposible llegar a este nivel.
Básicamente, estos problemas que dificultan la comunicación son mucho más llevaderos en las relaciones mentales que en las charlas que se realizan a un público amplio. Por ello, un científico con problemas auditivos debería acercarse al ponente si tiene que hacerle preguntas sobre la conferencia. Esto, sin embargo, suele ser una búsqueda por cuenta propia y difícilmente puede haber ayuda organizativa. En esencia, en las inscripciones a estos congresos tampoco se hace referencia alguna a posibles incapacidades, y cada uno tiene que mover a sus compañeros y a sus allegados para atender sus necesidades adicionales.
En definitiva, aunque los investigadores con problemas de audición parecen no tener grandes barreras para su trabajo, suelen tener dificultades para contactar con otros investigadores y participar en los eventos que se organizan. De este modo, la ausencia de estos actos supone, en muchas ocasiones, la ocultación de su trabajo y la obstaculización de la actividad investigadora.