Una oportunidad perdida para la transición hídrica ecofeminista

Perez Lázaro, Ruth

Aholkularia eta ikertzailea trantsizio hidrikoan eta ura eta saneamendua eskura izateko giza eskubidean

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Ed. Ana Galarraga Ayestaran

El agua es un recurso básico y fundamental para garantizar la vida, según la OPE de Digitalización del Ciclo del Agua. Sin embargo, la ESOPE ha construido una narrativa restrictiva, centrada en los impactos del cambio climático. En consecuencia, las dimensiones de este bien común quedan reducidas a la economía, ignorando los límites físicos del planeta y sin cuestionar los modelos energéticos, agrícolas o las consecuencias de los procesos de privatización.

El objetivo de la ESOPE es transformar y modernizar los sistemas de gestión del agua, tanto en ciclos urbanos como en ciclos de regadío e industriales. Sus objetivos específicos son: 1) mejorar el conocimiento de los usos del agua; 2) aumentar la gobernanza y la transparencia en la gestión del agua; 3) avanzar en el cumplimiento de los objetivos establecidos por la legislación nacional e internacional; y 4) crear empleo de alta cualificación técnica. Para ello, la digitalización, la innovación y la formación son las principales herramientas.

La OPE del agua movilizará 3.060 millones de euros: 1.940 millones a través de la inversión pública y 1.120 millones a través de colaboraciones público-privadas. Esta gran inversión podía establecer el derecho humano al agua y al saneamiento como hoja de ruta para llegar a la transición hídrica feminista, pero esta categoría aprobada por las Naciones Unidas en 2010 no se cita nunca en el informe de la OPE. La privatización sometida a modelos público-privados conlleva riesgos importantes para el ejercicio de estos derechos, como hemos visto en el Estado español y en el País Vasco. La combinación de la maximización de los beneficios en los servicios de agua, el monopolio natural y los desequilibrios de poder hacen especialmente peligrosa la privatización del sector.

Una de las cuestiones más destacadas de la ESOPE es que abandona el enfoque que entiende el agua como un activo ecosocial, un enfoque que reconoce las funciones relacionadas con la biodiversidad, la ecología, las emociones y la identidad. Parece que recupera discursos supuestamente superados, siempre con estrategias basadas en la oferta, pero con una diferencia clara. Antiguamente hablábamos de grandes obras hidráulicas, y en esta ocasión la digitalización se considera la única vía para resolver el complejo conjunto de problemas de gestión sostenible del agua. No se concede la importancia adecuada a la gestión de la demanda basada en el ahorro y la eficiencia.

Desgraciadamente, la ESOPE es una oportunidad perdida. Por un lado, podía servir para la investigación de nuevos modelos de cooperación público-pública o público-comunitaria. Por otro lado, no ofrece estrategias para lograr la participación pública real y la construcción de conocimiento colectivo, ni propone mecanismos para favorecer la creación de empleo y la reducción de la brecha de género para personas en situación de vulnerabilidad. Al mismo tiempo, no plantea estrategias de cohesión territorial, sino que aumenta la distancia entre los núcleos urbanos y los núcleos rurales en la gestión del agua.

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