Poppy Northcutt: Hasta la luna y de vuelta

Etxebeste Aduriz, Egoitz

Elhuyar Zientzia

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Ed. Manu Ortega/CC BY-NC-ND

“En Housto hemos tenido un problema aquí” cuando se escuchó no estaba en el centro de control. Cuando un periodista de ABC le llamó, descubrió que un tanque de oxígeno estalló y que los tres astronautas de Apollo 13 quedaron en una situación peligrosa. El periodista quería saber qué iban a hacer para devolverles. La televisión. Y lo pensó enseguida: “Mejor me voy al centro”.

Desde el centro también se intentó contactar con Poppy pero no lo conseguían. Dos días antes se vio el tiro en Florida y hasta el día siguiente no era de vuelta. Nada más llegar empezó a pensar y calcular con sus compañeros cómo traer a los astronautas a la Tierra. De hecho, el programa de cálculo para volver a la Tierra fue diseñado por Poppy y sus compañeros. Su trabajo era imprescindible.

La situación era grave. Sin embargo, cuatro días después, el 17 de abril de 1970, los astronautas volvieron buenos. “Una mujer, que participó en un concurso de belleza y ha mantenido una relación romántica con el astronauta John Swigert Jr., ha participado en la entrega de la tripulación de Apollo 13 a casa” un artículo publicado en varios periódicos afirmaba. “Poppy Northcutt, un encantador matemático de 26 años, era la única mujer que trabajaba en el Centro de Control de la Misión, en la emergencia de Apollo 13”, el reportaje seguía.

En muchos medios de comunicación se ensalzaron las dotes de Northcutt: el pelo de oro, las pecas hadas, un par de patas exquisitas o las miniguas que le quedaban bien. Incluso sugirió que aquel trabajo pudo ser bonito.

Frances Miriam le llamaron Northcutt, pero su hermano llamó Poppy desde el principio. A él le gustó más la puesta por su hermano. Estudió matemáticas en la Universidad, por un lado porque, según todos los tests de capacidad, tenía grandes dotes matemáticos, y por otro, porque quería evitar los trabajos de las mujeres y tenía la oportunidad de realizar trabajos mejor remunerados de los hombres. Nada más licenciarse empezó a trabajar en la agencia aeroespacial TRW. Esta agencia trabajaba para la NASA en las misiones Apollo.

Comienza a trabajar como computador realizando cálculos monótonos básicos. “Computress” relata Northcutt en el documental MAKERS: Women in Space. “Todos los computress éramos mujeres y todos los ingenieros éramos hombres” Entre todos debían diseñar un programa de retorno de la Luna a la Tierra. Consciente de que realmente era un asunto importante, empezó a hacer preguntas. Y cada vez hacía mejores preguntas, entre ellas las que demostraron que había errores en el programa. “Miré esos tipos que me rodean y pensé: ‘tú&rsquo eres tan claro como estos. Cada noche comencé a llevar el programa a casa y a hacer ingeniería inversa. Seguramente seré la única persona que leyó todas las líneas de aquel código,”.

Subieron al puesto de ingeniero. Fue la primera mujer que trabajó en el control de misiones de la NASA. En diciembre de 1968, con 25 años, participó en una mesa de control en la misión Apollo 8. “Sentí mucha presión porque era la única mujer. Me encantaría ser el décimo o el vigésimo”. Temía que si las cosas iban mal, no se les achacarían trabajos para una mujer, lo que cerraría el camino a otras mujeres. “Ahí empecé a tomar conciencia y, en parte, por eso entré luego en el feminismo”.

En la misión Apollo 8, los astronautas salieron por primera vez de la órbita terrestre y llegaron a la Luna. El objetivo era girar alrededor de él y volver a la Tierra. “Era lo más emocionante del mundo, sin duda —dice Northcutt— estaba trabajando en lo más emocionante del mundo.

Se encendía el motor de la nave espacial para entrar en la órbita de la Luna. Iban a entrar tras la Luna y por primera vez se quedarían sin comunicación. “Tenían que hacer una maniobra importante, sin comunicación, y por ejemplo, si les daban demasiada fuerza, podían ir contra la Luna”, recuerda Northcutt. “Todos los que estábamos en la habitación no respirábamos, no había sonidos, sólo de la cuenta atrás, y el responsable de comunicación, llamábamos a la nave espacial. Nuestros corazones tampoco latían”.

Todos parados. Transcurrió el tiempo estimado. Sin noticias. “Cada segundo que tardaban fue realmente horrible” Pero un día, “Lo hemos conseguido, lo hemos conseguido”, desde la nave espacial que se escuchó. “Escuchar tu voz”, respondió el responsable de comunicación. “Fue un milagro” recuerda Nortchutt.

Solo faltaba volver al suelo. Y gracias al trabajo de Northcutt y sus compañeros, eso también salió genial. Cuando vieron que los astronautas salieron a la mar bien, lo celebraron en el centro de control de la misión. Northcutt era la única mujer de la fiesta.

Empezó a darse cuenta de que había que hacer algo para que no hubiera más mujeres. Años después comenzó a participar en huelgas feministas y en 1974 ocupó el puesto de Defensor de las Mujeres del Ayuntamiento de Houston. Trabajó duro. Logró que hubiera más bomberos y policías. Consiguió eliminar el requisito de altura exigido para estos puestos y aceptar pantalones para los uniformes de las mujeres, ya que las faldas eran obligatorias. Además, consiguió que las mujeres que fueron violadas no tuvieran que pagar el examen ginecológico que se les hacía para demostrar la violación. Y trabajó para igualar salarios.

Luego volvió a su puesto de ingeniero y sacó la carrera de derecho sin abandonar nunca la lucha feminista. Todavía, a los 75 años, es habitual verla en las manifestaciones.

 

Bibliografía

ASTROCHAT (2018): Twitter

ELY, J. (2008): “Frances Northcutt” Houston Public Library

MCNUTT, W. (1970): “

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