Hicieron bien el aspecto de no conocerse. Para no sospechar, embarcaron en sendos puertos. Commerçon había pedido que necesitara un ayudante para la expedición y contó que le recomendaron a Jeanne Baret, una joven botánica, que iba a embarcar en el próximo puerto. Así comenzaron, a principios de 1767, la primera expedición francesa que giraría al mundo, conducida por Louis Antoine de Bouganville.
Un naturalista es recibido por primera vez en una expedición que viajaba a dar la vuelta al mundo: Philibert Commerçon, nombrado dos años antes “médico naturalista del rey”. Y llevó como ayudante a la joven Jeanne Baret. Entre ambos constituirían la mayor colección naturalista jamás realizada: plantas, sobre todo, pero también insectos, conchas, etc.
Junto a Commerçon y Baret, el astrónomo Pierre-Antoine Véron y el cartógrafo Charles Routier de Romainville formaron el grupo de expedición. En el viaje Véron consiguió medir por primera vez con precisión el Pacífico. Aprovechando un eclipse solar, consiguió calcular la longitud en Nueva Irlanda (Papua Nueva Guinea) y, como anteriormente había sido calculado en el estrecho de Magallaes, pudo medir la anchura del Pacífico.
Al llegar a Río de Janeiro, Commerçon y Baret empezaron a hacer botánica. Allí descubrieron el descubrimiento más conocido de la expedición: el bugainbile, que, tomando el nombre del capitán de la expedición, se extendería a los jardines y casas de todo el mundo. Allí se recogió la muestra. A pesar de que se recogió en nombre de Commerçon, es muy probable que Baret lo encontrara, ya que la pierna fue herida, bastante impedida en el Commerçon.
Y así fue durante toda la expedición. En el Commerçon había una mala salud y, sobre todo, los trabajos de recogida quedarían en manos de Baret. Caminaron por Montevideo, Malvinas, Patagonia, selva, montaña y llanura. Estaban fascinados por el entusiasmo de Baret.
Cuando salió el viento favorable, cruzaron el estrecho de Magallanes y partieron por el Pacífico. En abril de 1768 encontraron a Tahiti, un desconocido para los franceses. En el relato del viaje, Bougainville recibió una anécdota: “Nada más que Baret pusiera los pies en tierra, los hombres tahitianos la rodearon gritando “¡Es mujer!”.
Al parecer, algunos tenían cierta reticencia. “Había tiempo en el que Baret era una mujer rumorosa”, escribió Bougainville. “Las sospechas surgieron de sus restos, de sus bocetos, de sus inanimadas mejillas y de no haber cambiado nunca de ropa ante los demás y no cometer ninguna acción”.
“¿Pero quién pensaba que Baret podía ser una mujer incansable, ya que era un experto botánico que acudía a todos los paseos por las nevadas y heladas montañas del Estrecho de Magallanes y transportaba guarniciones, armas y herbarios en difíciles paseos, con tanta energía y fuerza, que el naturalista le llamaba ‘su zamabere’?”
Tras lo ocurrido en Tahití, Baret confesó al capitán que era mujer y le dijo que el maestro Commerçon había engañado como todos, vestido de hombre. De hecho, estaba prohibida legalmente la entrada de mujeres en los barcos y había sanciones para los que lo permitían. De ahí que parecieran desconocerse.
Pero Commerçon lo conocía bien. Al morir su mujer, la toma como criada. Nació en Burgundia, en una familia muy pobre. Nadie sabe cómo aprendió a leer y a escribir. Es posible que la propia Commerçon la haya mostrado. Y con él aprendería la botánica. Cuando le propusieron a Commerçon participar en la expedición, tenía claro que quería a Baret con él. Y elaboraron el plan.
Cuando el capitán Bougainville descubrió, no tomó posesión a aquella mujer que trabajó tan duro y refinado. Sólo tenía buenas palabras para él y le dejó trabajar como un hombre. Sin embargo, cuando llegaron a Mauricio, en 1768, quedaron allí Baret y Commerçon.
Siguieron trabajando. Allí descubrieron, por ejemplo, las hortensias y exploraron también a Reunión y Madagascar. “Madagascar!”, escribió Commerçon al astrónomo Jérôme Lalande en 1771. “Puedo decir a los naturalistas que su tierra promexa es Madagascar. Allí parece que la naturaleza se ha retirado a un santuario privado, se pueden encontrar las formas más curiosas y maravillosas en cada paso…”
Commerçon siguió con problemas de salud y murió en 1773 en Mauricio. Entre las observaciones que dejó, la planta baja se propuso poner Baretia a un género. No fue así, ya que para cuando se conoció esa nota ese género tenía otro nombre. Por el contrario, las 119 plantas llevan el nombre de Commerçon.
Baret abrió un bar en Mauricio, donde permaneció un par de años más. Después volvió a París. Fue la primera mujer que dio la vuelta al mundo, que sabemos.
Traía más de treinta cajas; unas 5.000 especies de agrupadas, en todo el mundo. De ellas, 3.000 eran nuevas especies. Muchos están ahora en el Museo de Historia Natural de París.
En 1785 el rey le reconoció el trabajo realizado: “Jeanne Baret, gracias a un disfraz, dio la vuelta al mundo en uno de los barcos conducidos por el señor Bougainville. Acompañó al médico y botánico Commerçon y compartió sus trabajos y riesgos con el sabio. Su comportamiento fue modélico y así lo dice el señor Bougainville... Su señor, amablemente, le ha concedido una pensión de 200 libras al año”.