Al tocar la puerta de la oficina de Isaac, Edmond no sabía muy bien lo que esperaba. Nunca se escribieron cartas y se vieron una sola vez en Londres. Es más, la relación de Edmond con el señor Hooke era conocida, y no podía decirse que Isaac estuviera muy interesada en aquel hombre. Pero Edmond buscaba una respuesta y esperaba que el profesor Newton le diera alguna explicación.
Es posible que la visita sea la mayor aportación del astrónomo inglés Edmond Halley a la ciencia, aunque su nombre nos ha llegado a través del famoso cometa. No lo encontró él, pero se dio cuenta de que aquel cometa que él había visto en 1682 era el mismo que había visto otros en 1456, 1531 y 1607. Ni siquiera le dio nombre. No se convirtió en cometa Halley hasta 1758, cuando Edmond había muerto 16 años.
Fue capitán del barco, cartógrafo, profesor de geometría de la Universidad de Oxford y astrónomo real. Inventó la campana de buceo, escribió sobre el magnetismo y sobre las mareas, los movimientos de los planetas y los efectos del opio.
Fue precisamente los movimientos de los planetas los que llevaron a Halley Newton, los movimientos de los planetas y las conversaciones mantenidas durante una cena unos meses antes. En aquella cena inaugural de 1684, Halley compuso con otros dos personajes ilustres de la época: Robert Hooke, hombre que describió por primera vez la célula, y Christopher Wren, astrónomo antes del prestigioso arquitecto, autor de la Catedral de St Paul's de Londres.
En la cena salió el tema de la trayectoria de los planetas alrededor del Sol. Para esta época sabían que era elíptico, pero no sabían por qué. También había sospechas de que la clave estaba en el cuadrado de la distancia de los planetas al Sol, pero no eran capaces de demostrarlo. De este modo, Wren retó a otras dos personas: Un libro con un valor de 40 chelines (un par de semanas de salario de la época) para quien encontrara solución en los próximos dos meses.
Hook tenía fama de asumir las ideas ajenas, y no podía decirse que la humildad era su mayor virtud. Inmediatamente dijo que había encontrado la solución. Pero decidió mantenerlo oculto durante un tiempo, de manera que todos los que intentaban encontrar la solución valoraran más el valor del descubrimiento.
Pasaron los dos meses y Hooke siguió en silencio. Por su parte, Halley siguió trabajando en la búsqueda de la solución. Finalmente se fue a Cambridge y se le ocurrió pedir ayuda al profesor Isaac Newton. Y estaba allí, sin cita previa y sin saber muy bien qué esperaba de Newton ante uno de los encuentros más importantes de la historia de la ciencia.
Por suerte de Halley, Newton acogió con mucho gusto la visita del astrónomo. El amigo de confianza de Newton, Abraham DeMoivre, nos ha contado lo que ha pasado allí. Tras conversar sobre once cuestiones, Halley le preguntó al final qué curva harían los planetas si se supone que la fuerza de atracción entre el Sol y los planetas era inversa al cuadrado de su distancia.
Sir Isaac Newton no tuvo que pensar mucho, respondió enseguida: la elipse. El joven Halley, encantado y sorprendido, le preguntó cómo sabía. "Porque lo he calculado", respuesta de Newton. El Dr. Halley le pidió por favor que mostrara aquellos cálculos. Newton empezó a buscar entre sus papeles, no encontró en vano esos cálculos. Al final, prometió a Halley que las volvería a hacer y que las enviaría a Londres.
Tuvo que esperar tres meses, pero Newton no lo olvidó. En esos tres meses escribió un trabajo de 9 páginas sobre este tema: De Motu Corporum in Gyrum . Halley comprendió inmediatamente el valor de la obra y vio la necesidad de publicarla.
Cuando De Motu estaba trabajando para convencer a Newton de que publicara su obra --porque Newton nunca le dio mucha importancia a la publicación-, en enero de 1685, Newton escribió: "Ya que ahora estoy con este tema, me gustaría que antes de publicar nada llegara hasta el fondo".
Y en dos años publicó Philosophiae Naturalis Principia Matematica, o la famosa obra conocida como Principia, la obra científica más grande jamás escrita. "Nunca un individuo se ha acercado tanto a los dioses", reconoció el propio Halley. Además de explicar matemáticamente las órbitas de los cuerpos del Universo, identificó la fuerza que estos cuerpos ponen en movimiento: la gravedad. En este trabajo Newton recogió las tres leyes del movimiento y la ley de la gravitación universal.
Pero los esfuerzos de Halley también fueron fundamentales en la publicación de Principia. Por ejemplo, cuando el trabajo estaba a punto de terminar, entró en un intenso debate con Hooke. El núcleo del debate era precisamente quién demostró antes la ley del cuadrado inverso. Fruto de este debate, Newton se negó a publicar el tercer tomo decisivo de su obra. Fue necesaria la mediación diplomática de Halley y las altas dosis de difuminado para sacar a Newton el tercer volumen.
Y no fue el único problema. A pesar de que inicialmente la Royal Society se comprometió a publicar su obra, finalmente se retiró por dificultades económicas. Acababa de sufrir una gran derrota económica, con su libro The History of Fishes, y sospechaban que ningún libro sobre principios matemáticos tendría mucho éxito.
Al final, el propio Halley pagó, a pesar de que el dinero no sobraba, su publicación. Newton, como era costumbre, no puso cohetes. Además, acababa de trabajar en la Halley Royal Society para esa época y le dijeron que, por si fuera poco, no le iban a poder pagar el salario prometido. Le pagaron con los ejemplares de The History of Fishes en lugar de en dinero.