Mercado de humo

Galarraga Aiestaran, Ana

Elhuyar Zientzia

Vender humo es una metáfora de fraude en algunas lenguas. Sin embargo, existe un mercado basado en el comercio de humo. Mejor dicho, se trata de un mercado de derechos de emisión de humos, más concretamente de derechos de emisión de dióxido de carbono. Creada por la Comisión Europea, su objetivo final es reducir las emisiones.
Mercado de humo
01/06/2009 | Galarraga Aiestaran, Ana | Elhuyar Zientzia Komunikazioa

(Foto: Ronald Hudson/350RF)

El mercado de derechos de emisión de dióxido de carbono (CO 2) se puso en marcha en Europa en 2005, siendo el más importante de los mercados de este tipo existentes en la actualidad en el mundo. Precisamente, dentro de la política ambiental de la Unión Europea, el comercio de emisiones de dióxido de carbono es el instrumento imprescindible para alcanzar los objetivos que establece el Protocolo de Kioto.

De hecho, la idea no es nueva. Por ejemplo, con el objetivo de reducir la lluvia ácida, en 1990 se creó un mercado similar en Estados Unidos para el comercio de derechos de emisión de dióxido de azufre. Sin embargo, el objetivo del mercado europeo es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Así, la tonelada de CO 2 emitida ha sido valorada y el mercado se basa en el comercio de derechos de emisión de este gas.

Y esa es precisamente una de las críticas que le hacen, es decir, que sólo tiene en cuenta el dióxido de carbono. Sin embargo, a partir de 2013, la Comisión Europea tiene previsto comercializar otros gases, como el óxido nitroso y el perfluorocarbonos, así como otros sectores actualmente fuera de este mercado.

En la actualidad se consideran los vertidos de empresas del sector eléctrico, refino de petróleo, siderurgia, cemento, cal, tejas y ladrillos, azulejos y baldosas, vidrio, fritas y pasta de papel, papel y cartón. Entre todos ellos, generan la mitad del dióxido de carbono que se emite en Europa. Mucho.

Las emisiones de aviones comerciales que pasen por los aeropuertos europeos a partir de 2012 serán tenidas en cuenta en el mercado de derechos de emisión.
Adrian Pingstone

Pero el transporte también genera gran cantidad de dióxido de carbono, aproximadamente un 20%, y la proporción aumenta año tras año. Sin embargo, este 20% proviene de individuos con bajas emisiones y el sistema de comercio de derechos no sirve para controlar este tipo de vertido. La excepción es el vertido de aviones, y eso sí, a partir de 2012 la Comisión Europea pretende tener en cuenta las emisiones de los aviones comerciales que pasan por los aeropuertos europeos.

Venta y compra

Así, el mercado del comercio de derechos de emisión se basa en el dióxido de carbono emitido por algunos sectores. Además de los 27 países de la Unión Europea, desde el año pasado también participan Islandia, Noruega y Liechtenstein, afectando a un total de 11.000 empresas. La participación de las empresas no es voluntaria, están obligadas.

El economista ambiental Patxi Gre nos ha explicado cómo funciona: "Cada empresa tiene unos derechos de emisión que la Comisión Europea le ha otorgado. Si consigue emitir menos de lo previsto, tendrá sobra unos derechos que podrán venderse a un expedidor de más de lo previsto".

Desde el verano de 2008 hasta febrero los precios de los derechos de emisión han ido disminuyendo progresivamente. En los últimos meses, sin embargo, la tendencia es ascendente.
Fuente: SendeCO2

Dicho así, parece sencillo, pero el propio Gre nos ha mencionado algunas de sus dificultades. Uno de ellos es la determinación de los derechos de emisión de cada empresa, es decir, la ubicación del límite. De hecho, el mercado se está desarrollando en tres fases, la primera, entre 2005-2007, era para la prueba, y entonces se dieron cuenta de que había una excesiva distribución de derechos. "Las empresas tuvieron superávit y el precio de los derechos disminuyó enormemente".

De hecho, para determinar la cantidad de derechos de emisión a conceder a cada empresa se basaron en los vertidos históricos de las empresas, si bien en una segunda fase (2008-2012), ante la existencia de errores, se han puesto límites más estrechos a las empresas. En concreto, las empresas han distribuido un 6,5% menos de derechos de vertido que en 2005. Se espera que así funcione el mercado y que finalmente contribuya a alcanzar los objetivos marcados en el Protocolo de Kioto, ya que a partir de 2013 el número de derechos disminuirá un 1,74% año tras año.

Sin embargo, para Gre, en lugar de distribuir los derechos de vertido, lo lógico sería subastar. El que más se dispusiera a pagar por ellos, se beneficiaría de los derechos. "Pero la Comisión Europea necesitaba que las empresas estuvieran a favor del sistema y las empresas argumentaron que la adquisición de derechos de emisión podría suponer una pérdida de competitividad internacional". Por ello, decidieron conceder los derechos, aunque con el tiempo la comisión tiene intención de ir reduciendo la gratuidad.

En teoría, según la Comisión Europea, los derechos de emisión para 2024 deberán ser subastados. Sin embargo, la propia Comisión considera que "pueden existir excepciones a los sectores de alta intensidad energética" si el sistema de subastas perjudica a la hora de competir a nivel internacional.

Reducción de vertidos

Patxi Gre es economista ambiental y socio de NAIDER.
NAIDER

De cualquier manera, Gre cree que el sistema es eficaz en costes. En su opinión, "ayuda a reducir los vertidos en los casos en los que menos cuesta reducir". De hecho, si la reducción de los vertidos es menor que el vertido, la empresa invierte en reducir los vertidos. Al emitir menos que antes, puede vender derechos de emisión, obteniendo así beneficios". Por tanto, el sistema facilita la inversión en mecanismos de reducción de emisiones.

En 2007 se movieron en el mercado de derechos de emisión cerca de 40.000 millones de euros y en 2008 92.000 millones, un 130% más.
Universidad de Cambridge

Según la Comisión, el mercado está siendo eficiente, ya que la industria ha reducido sus emisiones en un 6% en el último año. Pero no todo ha sido gracias al mercado. Gre advierte que la crisis también ha influido en ello. "Las empresas han reducido su actividad y ha sido una forma de financiar la venta de derechos de emisión. Sin embargo, esto ha supuesto una importante reducción en el precio de los derechos de vertido". Además, "hay que tener en cuenta que el petróleo se ha reducido y que las empresas han sustituido el carbón por este combustible. El petróleo genera menos dióxido de carbono que el carbón, lo que también ha contribuido a la reducción de las emisiones".

Sin embargo, el mercado está en marcha y tiene consecuencias en las empresas. De hecho, una vez finalizado el año, las empresas deben devolver los derechos correspondientes a las toneladas de CO 2 emitidas. Los derechos que no han utilizado tienen la posibilidad de venderlos o conservarlos para el futuro.

Las empresas que hayan vertido por encima de la frontera están obligadas a adquirir derechos. Si no igualan el déficit, deberán pagar una multa por cada tonelada de CO 2 vertida por encima del límite.
Fuente: Fecha carbon market

Si una empresa no devuelve los derechos que tenía que devolver según lo que ha derramado, recibe una sanción. Al año siguiente deberá adquirir los derechos necesarios para compensar dicha falta o déficit, indicando el nombre de la empresa en la lista de infractores y pagando una multa por cada tonelada de CO 2 vertida por encima del límite. La multa inicial era de 40 euros por tonelada, pero actualmente es de 100 euros.

Por ejemplo, la empresa navarra El ctrica de la Ribera del Ebro, con 1.143.212 toneladas de CO 2 en 2008, ha devuelto la correspondiente a 309.394 toneladas. En consecuencia, la Comisión Europea será sancionada. En similares condiciones se encuentran otras empresas, casi todas ellas del sector eléctrico.

Bolsa, escenario

Patxi Gre trabaja en NAIDER, ofreciendo servicios de consultoría a empresas y administración, entre otros. Según él, muchas empresas de la zona "todavía no han interiorizado que los derechos de emisión son un activo, que al fin y al cabo es dinero". Por tanto, Gre nos confirma que los servicios de consultoría tienen un gran margen de crecimiento.

Factor CO 2. Están especializados en cambio climático y cuentan con una filial dedicada al mercado de derechos de emisión de dióxido de carbono, Factor CO 2 Trading. El director Kepa Solaun está de acuerdo con lo expuesto por Gre, pero sólo en parte. En su opinión, aunque en la primera fase así fue, a partir de 2008, y coincidiendo con la crisis, las empresas han empezado a jugar de forma "estratégica".

Solaun nos ha proporcionado datos: En 2007 se movieron en el mercado de derechos de emisión cerca de 40.000 millones de euros y en 2008 92.000 millones, un 130% más. Además, con respecto a la fase anterior, los movimientos son "más grandes y más complejos". De cara al futuro, es optimista, ya que "las empresas operan cada vez más, prevén un aumento de precios y a partir de 2012 habrá más empresas participando".

Parece que existe la posibilidad de negocio de venta de humo. Eso sí, lejos queda el lema quien contamina paga.

Mercadillo
Además de las grandes empresas, el negocio se puede hacer con el dióxido de carbono que genera o emite cualquiera de nosotros. Para ello, existen diferentes iniciativas en el mercado. Por ejemplo, se puede regalar un certificado en el que se indique que una persona ha igualado todo el CO 2 emitido en un año. Para compensar la emisión de gases, la empresa certificadora impulsa proyectos de energías renovables, por ejemplo. Así lo hace, entre otros, la empresa Climate Care.
La compañía aérea Clickair, por su parte, ofrece la posibilidad de subvencionar la compra del billete. Con este dinero se está plantando un bosque en el delta del Ebro para compensar las emisiones de dióxido de carbono en los vuelos.
Cambio climático y crisis energética, dos caras de la misma moneda
La civilización actual depende del consumo de combustibles fósiles. El contenido energético anual de los combustibles fósiles consumidos por la humanidad se sitúa en torno a los 390 GV (exajoule). Sin embargo, la energía hidráulica que aportan anualmente todos los ríos del planeta es de 300 GV, y el flujo geotérmico anual del planeta, que moviliza a los continentes, es menos de tres veces el consumo de combustibles (1.260 GV). Teniendo en cuenta estas referencias, ¡cómo no afectará este carbono liberado al frágil equilibrio climático planetario!
Gorka Bueno. Ingeniero Doctor en Telecomunicaciones y profesor de la UPV.
El consumo de combustibles fósiles es inmenso. Insostenible. Los combustibles fósiles que consumimos son también energía solar, pero la naturaleza ha tardado miles de años en captar estos maravillosos recursos energéticos bajo tierra, y ahora lo estamos gastando a toda velocidad. En la actualidad, la humanidad vive de los combustibles fósiles, rentas solares y capital de la naturaleza. Y ese capital natural se está destruyendo inconscientemente: por un lado, provocando el cambio climático y la contaminación; y por otro, generando una grave crisis energética, agotando los recursos energéticos.
Ambos problemas, asociados a la crisis energética y al cambio climático, tienen la misma solución: debemos reducir globalmente el consumo de combustibles fósiles. Sus consecuencias son graves pero inevitables. Un sistema económico basado en un crecimiento sostenido debe cambiar radicalmente --a partir de la injusticia -, impulsar el aprovechamiento de las energías renovables... En definitiva, ¡reducir el consumo energético e impulsar la producción local!
Galarraga de Aiestaran, Ana
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