Hoy en día, los arqueólogos siguen teniendo dificultades para datar con precisión ciertos restos de arte rupestre, pero antes era aún más difícil. Para los arqueólogos, sin embargo, es necesario disponer de un sistema de clasificación cronológica de las pinturas, y más de uno intentó crear una clasificación. Entre estas clasificaciones, la más completa y aceptada fue la del arqueólogo francés André Leroi-Gourhan.
Leroi-Gourhan, arqueólogo de gran experiencia y prestigio, construyó en la década de 1960 un sistema cronológico de clasificación del arte rupestre basado en sus datos objetivos y sus hipótesis. El sistema fue ampliamente reconocido y durante muchos años la mayoría de los arqueólogos lo han valorado positivamente.
Según Leroi-Gourhan, a lo largo del tiempo se pueden distinguir cuatro estilos. Llamó estilo I al más antiguo, el de Aurignacaldi (a.C.) 30.000-27.000), y IV. estilo al más reciente, al último Magdaleniense (a.C. 13.000-9.000). Tramo II. y III. definió los estilos y propuso una evolución continuada de I a IV. Así, los dibujos de estilo I eran toscos, simples, y en el otro extremo estaban IV. de estilo mucho más complejo y desarrollado que los antiguos, muy cercano a la realidad.
Aunque esta clasificación sigue siendo utilizada, últimamente muchos expertos son muy críticos con ella. Por ejemplo, los arqueólogos Diego Garate y Joseba Ríos tienen claro que la clasificación de Leroi-Gourhan es errónea, según ellos, "las técnicas actuales de datación nos han revelado que la clasificación de Leroi es incorrecta".
Sin embargo, para Garate y Ríos, no es de extrañar que la clasificación cronológica de Leroi-Gourhan tenga éxito y esté vigente hasta hace poco. "Hay que tenerlo en cuenta cuando comenzaron a descubrir e investigar el arte rupestre [XIX. A finales del siglo XX], el darwinismo se encontraba en pleno apogeo. Ellos creían que el hombre fue evolucionando desde los tiempos de las cuevas: el neandertal sería un ser salvaje y el hombre moderno, civilizado. Y esa mentalidad la aplicaron directamente en el arte, sin contrastar nada", explica Garate.
También ha recordado la influencia del evolucionismo social: "Era la época del imperialismo y del colonialismo, y compararon el arte rupestre con el de los pueblos primitivos y les pareció que eran similares, por lo que era lógico pensar que el arte se fue desarrollando con el tiempo".
Es más, al principio muchos no admitían que el arte rupestre fuera tan antiguo: "Les parecía imposible que los hombres del Paleolítico fueran capaces de hacer figuras tan realistas. Fíjate: los primeros dibujos que se encontraron, en 1879, eran de Altamira y, como es sabido, son magníficos. Además, dónde encontrarla y en España. Para los franceses era muy difícil aceptar todo esto".
Sin embargo, en los años siguientes se encontraron otros ejemplos, incluso en Francia, que consiguieron demostrar que el arte rupestre era paleolítico. Una vez aceptado esto, vino a clasificarse cronológicamente las pinturas según la mentalidad evolucionista. "Que en aquellos tiempos parezca razonable la propuesta, sin embargo, no significa que fuera correcta. Por ejemplo, el arte de la civilización griega era muy trabajado y luego también el romano, pero luego llegó una época en la que el arte no era tan desarrollado como en siglos anteriores. Por lo tanto, la evolución no siempre mejora y no tiene por qué ser así", explica Ríos.
Garate considera que también hay que tener en cuenta lo que se considera desarrollado: "Y es que cuanto más realistas sean las pinturas, Leroi-Gourhan las consideraba mejor o más desarrolladas, pero eso es una convicción, no se puede afirmar".
Analizando la clasificación de Leroi-Gourhan, tanto Garate como Ríos han detectado numerosos errores: "Consideraba que las obras de arte tenían unas características comunes que él incluía dentro del mismo estilo y que las que no se ajustaban a su teoría las descartaba. Sin embargo, desde que comenzaron a utilizar la prueba del Carbono-14, la clasificación de Leroi-Gourhan era errónea".
Garate (cueva del sur de Francia en el departamento de Ardèche) ha puesto un ejemplo de la cueva de Chauvet: "Las dataciones han demostrado que el arte rupestre de Chauvet pertenece a Aurignacaldi, la época más antigua. ¿Y qué arte tiene Chauvet? Pues increíble, de calidad y rico. Hay imágenes muy trabajadas y realistas, realizadas con diferentes técnicas. Algunas están pintadas de rojo, otras de negro u ocre; hay figuras de manos, obtenidas con la pintura soplada; marcas hechas; grabadas y con el canto resaltado...".
Río resume: "Desde el punto de vista técnico, compositivo, temático, estético, perspectiva... es muy complejo y trabajado en todos los aspectos. Y sabemos que hace unos 30.000 años. Y esto es totalmente contradictorio con la clasificación de Leroi-Gourhan, según la cual el arte de aquella época era muy básico, áspero e inculto, por lo que las imágenes de Chauvet IV. deberían ser de estilo, de los últimos del Paleolítico, es decir, de la Magdaleniense".
Esta contradicción suscitó polémica por romper el paradigma hasta entonces existente. "Algunos apostaron por el esquema de Leroi-Gourhan y afirmaron que, por ejemplo, el carbón antiguo utilizado para elaborar pinturas negras, el de Aurignacaldi, y los autores de las pinturas, el de Madeleinealdi. Sin embargo, todas las pruebas disponibles dejan claro que las pinturas son de Aurignacaldi, que fueron realizadas en aquella época. De todas formas --confiesa Garat-- es normal que aparezcan estas resistencias cuando se rompe un paradigma".
Para Rios, el ejemplo de Chauvet es idóneo para explicar la evolución de la historia del arte rupestre, ya que "muestra muy bien cómo se construyó una teoría para explicar lo que hasta entonces conocían y cómo cambia la teoría gracias a las pruebas obtenidas mediante técnicas".
Además del arte rupestre, Garate cree que sirve para conocer las sociedades de la época: "Hay que tener en cuenta que los hombres que hicieron las pinturas de Chauvet eran los primeros Homo sapiens que llegaron a esa parte de Europa, y en las pinturas se aprecia claramente que este tipo de arte era totalmente dominado. A partir de ahí, en 20.000 años, no inventan nada: los estilos cambian un poco, los temas también, pero utilizan las mismas técnicas y, en esencia, es muy homogéneo".
Chauvet no es una excepción y en otras cuevas europeas se han encontrado ejemplos claros que no se corresponden con la cronología de estilos de Leroi-Gourhan. Por tanto, en los últimos años ha quedado claro que el criterio de estilo no sirve para hacer una clasificación cronológica.
Sin embargo, en algunos casos, la comparación de estilos puede ayudar cuando no es posible precisar mucho en la datación. Rios pone ejemplo de unos rinocerontes: "En Aldène, una cueva del Macizo Central de Francia, hay unos rinocerontes muy similares a los de Chauvet. Los de Chauvet están fechados, pero en Aldène por el momento no se ha alcanzado la fecha exacta. Así, al no existir otras pruebas, la observación del estilo puede ser complementaria, y en este caso se observa que, por la forma de hacer el oído del rinoceronte y otras convenciones, es muy probable que las pinturas de ambas cuevas sean de la misma época, ya que los rinocerontes se parecen mucho".
Según Garate, "esto es como un puzzle. Tenemos algunas piezas, algunas de ellas están fechadas y otras son más o menos sus accesorios, pero cuantos más piezas obtengamos y datemos mejor, mejor sabremos mejor la imagen que estábamos formando correctamente o las piezas que se van a poner de otra manera".
La última pieza que han encontrado es en Francia, en Castanet (Dordoña). Mediante el carbono-14 y otras técnicas avanzadas, las imágenes de Castanet han demostrado que tienen unos 37.000 años, es decir, son una de las más antiguas que se han encontrado hasta el momento. "Y afirman que quienes hicieron esas primeras obras dominaban desde hace tiempo las técnicas de creación de las mismas, que estaban extendidas en Europa y que había una gran variedad de estilos y técnicas", ha advertido Garate.
"Además, eso demuestra la complejidad de las sociedades de la época", ha añadido Ríos. "De hecho, en los primeros tiempos del Paleolítico, en el propio Aurignacaldia, se observa que los grupos humanos ya estaban separados y cada uno tenía su arte y su modo de vida".
Para Garate y Rios, esto es importante porque antes había una mentalidad evolucionista muy extendida y, al igual que la visión del arte de Leroi-Gourhan, creían que había una evolución en el desarrollo de la sociedad. Esta visión ha cambiado radicalmente al demostrar que las sociedades iniciales del Paleolítico eran tan complejas como las posteriores. "Eso sí, es muy interesante ver que los neandertales no creaban arte", ha subrayado Ríos. "En los yacimientos, a partir de cierta época existe una explosión de la expresión artística, pero siempre asociada al Homo sapiens".