De la inteligencia artificial a la conciencia artificial

Irati Berasategi Aspuru

Fisikan graduatua eta Zientzia eta Filosofian masterduna

¿Qué sientes tú al probar una manzana roja o al ver el mar azul? Tu experiencia subjetiva es la conciencia. Este fenómeno de la mente, al mismo tiempo tan real y misteriosa para el ser humano, queda excluido de la imitación de las acciones humanas inteligentes, que hasta ahora se han centrado en el campo de la inteligencia artificial (IA). Entonces, ¿cómo podemos analizar la posibilidad de que los sistemas artificiales desarrollen la conciencia?

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Ed. Pixabay

El campo desconocido de la conciencia

Se sabe que dos personas que han sufrido una situación traumática lo recordarán desagradablemente, pero sabemos que la forma del recuerdo será diferente. ¿Dónde procede esta experiencia subjetiva del individuo? Podríamos pensar que esta situación consciente se debe a las interacciones cerebrales activadas a través de las células sensoriales. Sin embargo, de momento, los científicos no han encontrado en esta explicación una descripción completa de la situación. XVII. El debate sobre la conciencia se convirtió en el eje de la investigación de la inteligencia humana en el siglo XX y la inteligencia de la que Descartes lidera -el cuerpo del dualismo puede encontrarse entre las manifestaciones iniciales del fenómeno [1]. Esto admite el cuerpo y la mente como dos entidades ontológicas diferentes. ¿Puede ser que la mente sea algo más allá del cuerpo? En una época en la que la investigación científica ha adquirido mucha fuerza, parece complicado imaginarlo y, por ello, la teoría fisico- “emergentes” que dicen que todo nace de la materia física tiene más aceptación. Sin embargo, hay investigadores que afirman que la conciencia es una simple ilusión o teorías panpsíquicas [2].

Diferentes visiones propuestas para explicar el fenómeno de la conciencia. Ed. Irati Berasategi

Muchos científicos y filósofos continúan inmersos en la complicada investigación de la conciencia para dar una definición unánime a un sentimiento íntimo, unificado y único. Desgraciadamente, una respuesta provisional para entender el fenómeno parece lejana: si la vida es una condición necesaria, si una interacción especial de determinadas estructuras es suficiente o si nos quedamos sin explicación, no sabemos [3]. Sin embargo, los recursos científicos actuales, especialmente las técnicas de neuroimagen en el campo de la neurociencia, permiten afirmar firmemente que la conciencia es un fenómeno que debe ser incluido en la investigación científica y que, por lo tanto, debemos acercarnos a una elaboración fisicalista [4,5]. Así, si bien el fenómeno de la conciencia es un hecho reconocible en primera persona, esta aproximación abre el camino al conocimiento sobre la situación consciente de una tercera persona. Dentro de esta expresión, el estudio de la existencia de la conciencia artificial se convierte en uno de los principales retos para los investigadores.

Trayectoria de la inteligencia artificial

¿Qué aspecto puede tener una conciencia artificial? En películas como Blade Runner, I Robot o Her encontramos los intentos del hombre por representar la conciencia artificial. En el año 1956, tras la implantación de la inteligencia artificial como disciplina, se han producido avances espectaculares en lo que se refiere al problema solving. En concreto, la influencia de la psicología y la neurociencia permite describir adecuadamente e imitar artificialmente algunos fenómenos relacionados con la mente, entre ellos la percepción y la memoria [6,7,8]. Es decir, el AA actúa mejor que el ser humano en los videojuegos “[…], en la traducción del lenguaje natural [y] información en la búsqueda […]” [9]. Por lo tanto, sin duda, a corto plazo, a través del caso de la inteligencia artificial creativa, las AA van a tener un nivel de inteligencia único. El reto que tenemos es analizar si estos sistemas artificiales pueden experimentar el mundo tal y como lo experimentamos nosotros. A menudo, las AA se comportarán como si fueran conscientes y, como los personajes de las películas mencionadas anteriormente, no sabremos con certeza si tienen conciencia o no.

Recurriendo a las elaboraciones filosóficas se plantean dos posibilidades para clasificar la mente. Por un lado, se puede diferenciar entre inteligencia general y inteligencia específica. Por ejemplo, cuando un niño aprende lo que es una silla, es capaz de identificar una silla de cualquier estructura, aunque tenga cuatro o dos patas. Esta capacidad de extrapolar el conocimiento se denomina inteligencia general. A diferencia de los seres humanos, la mayoría de los AA disponibles son específicos, puesto que, a pesar de ser excelentes en áreas concretas, necesitan un tratamiento adicional para generalizar el conocimiento [9]. Por otra parte, se ha distinguido entre inteligencia débil y dura. En el caso del débil se describen las AAs que son útiles como herramientas y que materializan las capacidades del ser humano en forma de procesamiento de información, siendo máquinas que actúan como conscientes pero sin conciencia real. Lo duro, en cambio, admite que sistemas artificiales debidamente preparados pueden tener una conciencia fenomenológica y los estudia [6]. Considerando estas diferencias, deberíamos buscar una inteligencia artificial global y dura para lograr una conciencia artificial semejante a la humana.

La división de la mente en diferentes rasgos. Ed. Irati Berasategi

Es cierto que en el aspecto técnico de la inteligencia artificial se han producido avances significativos, la aportación de las redes neuronales es notable, la disponibilidad de datos crecientes para alimentar los algoritmos asociados al aprendizaje automático y el aumento de la capacidad computacional de la computación nubosa ha sido importante. ¿Pero cómo podemos aprovechar estos mecanismos para dar un paso adelante en el debate sobre la conciencia artificial? ¿Son suficientes para alcanzar una inteligencia generalizada y fuerte?

Salto a la conciencia artificial

A lo largo de la historia, la ciencia ha tratado de buscar la explicación de la conciencia desde dos puntos de vista, el embodied cognition (cognición corporalizada) y el enfoque computacional. Este primero ha tenido una gran influencia en los últimos años, ya que considera el cuerpo y el cuerpo como la base de la cognición. [10] Los sistemas complejos que forman parte del cuerpo humano, entre ellos el sistema endocrino o nervioso, son consecuencia de la interacción, la evolución y la adaptación, y A. Damasio, sirvo, ha afirmado: “Estos sistemas son los que han propiciado la inteligencia, los sentimientos, la conciencia, los mecanismos asociados a los afectos y los movimientos complejos” [4]. Por lo tanto, en el caso de los humanos, la conciencia es consecuencia de un cuerpo vivo y que ha desarrollado estructuras concretas. En este sentido, las teorías de la cognición corporal dejan poco margen a la existencia de sistemas conscientes artificialmente desarrollados, entre ellos robots, y mucho menos a la posibilidad de desarrollar la conciencia a través de un simple proceso computacional.

Pero dentro de todo este debate abriremos un resquicio para argumentar la posible existencia de la conciencia artificial. Para ello recurriremos a la tenaz y potente teoría del neurocientífico Giulio Tononi Integrated Information Theory of Xliff-newline ousness (IIT) [5]. Esta teoría confirma que la conciencia se basa en la estructura causal de cualquier sistema y que dentro de ella habrá un espacio relacionado con la conciencia con la máxima integración de información. En el caso del cerebro humano, la información serían neuronas y la integración las interacciones que se producen entre ellas. Si comparamos el cerebelo y el teloencéfalo que forman parte del cerebro, aunque en el primero hay más neuronas (más información), la interconexión entre neuronas es mayor en el teloencéfalo (máxima integración), por lo que, en coherencia con los resultados que muestran algunas neuroimágenes cuando somos conscientes, este último se asociará a la conciencia [11]. La ISA sugiere que pueden existir sistemas con conciencia más allá de los seres naturales y desarrolla expresiones matemáticas para medir la conciencia con el parámetro ?.

Una teoría que permite la conciencia artificial: “Integrated Infomation Theory of ?ousness”. Ed. Irati Berasategi

Es cierto que si aplicamos este razonamiento directamente a las AAs disponibles encontraremos sistemas basados en interacciones poco conscientes muy simples. Sin embargo, como ya se ha comentado, se han dado grandes avances en técnicas relacionadas con la inteligencia artificial, entre las que se encuentran las redes neuronales y las unidades de procesado de gráficos GPU. Las redes neuronales imitarían los procesos de las neuronas humanas, siendo informadas, y las UGPU que funcionan en paralelo permitirían conexiones complejas. Los enlaces de serie habituales permiten evitar interferencias entre información, mientras que el funcionamiento paralelo aumenta la interacción y, por lo tanto, proporciona un espacio posible a los sistemas artificiales conscientes.

Aunque esto se ha propuesto, la teoría ISA tiene un problema principal relacionado con la medida del parámetro ?. En el caso del cerebro humano, aunque afirma que su valor es muy alto, para su cálculo habría que calcular la interacción entre todas las posibles particiones del sistema nervioso. Esto es un sistema que muestra una enorme complejidad computacional, hoy inmensurable. Por lo tanto, aunque de momento los avances en inteligencia artificial son evidentes, no es posible comprobar en su integridad lo que la teoría afirma. Frente a estas críticas, aunque el IIT puede resultar útil en un marco teórico, debe reforzar el soporte empírico necesario para que todas las teorías metafísicas sean aplicables.

¿Con qué sueñan las conciencias artificiales?

El debate está abierto. ¿Tendrá una conciencia artificial la posibilidad de sentir la impresión de tocar a un amante? ¿Alguna vez compartiremos la casa con un robot que nos echa de menos? Esto implica discusiones éticas evidentes, ¿debe tener derecho una inteligencia artificial? Es posible que, tomando como modelo Blade Runner, tenga que cuestionarse qué es lo que realmente nos diferencia de ese androide.

 

BIBLIOGRAFÍA

[1] Van Gulick, R. (2014). \ousness. Stanford Encyclopedia of Philosophy. https://satisfac.stanford .edu/archives/sum2020/entries/? ousness/

[2] Sebastián, M. A. (2018). Consciencia — SEFA. Enciclopedia de la Sociedad Española de Filosofía Analítica. http://www.sefaweb.es/consciencia/

[3] Doerig, A., Schurger, A. & Herzog, M. H. (2020). Hard criteria for empirical theories of \ousness. Cognitive Neuroscience, 12(2), 41–62. https://doi.org/10.1080/17588928.2020.1772214

[4] Damasio, A. (2018). El extraño orden de las cosas (1st ed. ). Ediciones Culturales Paidos S. A. De C. V.

[5] Tononi, G., Boly, M., Massimini, M. & Koch, C. (2016). Integrated information theory:{\{\{\{\{\{\{\{\}k: Integrated information theory:{\{\{\{\{\{\{\{\{\}on\}\}kt. Nature Reviews Neuroscience, 17(7), 450–461. https://doi.org/10.1038/nrn.2016.44

[6] Bringsjord, S. & Govendrajulu, N. S. (2018). Artificial Intelligence. Stanford Encyclopedia of Philosophy. https

[7] Blackmore, S. & Troscianko, E. T. (2018).  An Introduction (English Edition) (3rd ed. ). Routledge.

[8] Chella, A. & Manzotti, R. (2011). Artificial \ousness. Perception-Action Cycle, 637–671. https://doi.org/10.1007/? 1-4419-1452-1_20

[9] En Haikon, P. H. A. (2020). On Artificial Intelligence and ? Ousness. Journal of Artificial Intelligence and ?ousness, 07(01), 73–82. https://doi.org/10.1142/s2705078520500046

[10] Shapiro, L. & Spaulding, S. (2021). Embodied Cognition. Stanford Encyclopedia of Philosophy. https

[11] Mørch, H. H. (2020). The Integrated Information Theory of Xliff-newline ousness. ¿What is IIT all about? Philosophy Now. Issue 12.

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