Hace treinta años que en Europa se realizan encuestas sobre las percepciones sociales de la ciencia y la tecnología. En Euskal Herria, sin embargo, nunca se había estudiado el lugar que ocupa la ciencia y la tecnología en la sociedad.
Con el objetivo de cubrir este vacío, la Fundación Elhuyar, junto con el Gabinete de Prospección Sociológica del Gobierno Vasco, inició en 2008 el trabajo "Representaciones científicas y tecnológicas en Euskal Herria (2008)". De hecho, "En los últimos años ha crecido la necesidad de conocer la opinión ciudadana", ha destacado Andoni Eizagirre, profesor de Mondragon Unibertsitatea y autor del estudio. Según Eizagirre, este tipo de trabajos de investigación ayudan a identificar e interpretar qué es lo que provoca que la sociedad tenga una u otra actitud, en este caso ante la ciencia y la tecnología.
Una parte del trabajo de investigación consistió en reunirse con la gente en grupos de discusión o realizar entrevistas para hablar sobre diferentes temas de debate relacionados con la ciencia y la tecnología. En la creencia de que una u otra disciplina en temas de ciencia y tecnología iba a ser objeto de unas u otras observaciones, la sociedad se dividió en tres grupos, por un lado, atendiendo a la población ordinaria de todo el País Vasco, por el alumnado e investigador en ciencia y tecnología, por el alumnado en ciencias humanas y sociales, y por último, por especialistas en ciencia y tecnología. Se formaron grupos de discusión con los dos primeros grupos y se recogió la opinión de los expertos a través de entrevistas.
Sin embargo, ahí fue donde se dio la primera sorpresa: "la investigación ha demostrado que las diferencias son menores de lo esperado", afirma Eguzki Urteaga, sociólogo de la UPV, grupo de discusión y uno de los investigadores que dirigió las entrevistas a expertos. Esto demuestra, para Urteaga, que "la sociedad tiene un nivel de conocimiento pero no lo utiliza".
Tanto en los grupos de discusión como en las entrevistas, se han obtenido resultados cualitativos. Junto a ello, el estudio tuvo otras dos partes. Por un lado, han obtenido datos cuantitativos de la percepción social. Para ello, la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), en colaboración con el CIS, realizó en el año 2006 la 3ª Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología. Han utilizado la información recopilada en la Encuesta Nacional. En concreto, en la CAPV y Navarra se han recogido las encuestas que realizaron a cuatrocientas personas. Por otro lado, la Fundación Elhuyar analizó en 2008 la presencia de temas relacionados con la ciencia y la tecnología en la prensa del País Vasco (los resultados de este estudio fueron publicados en el número de noviembre de 2008 de Elhuyar Zientzia eta Teknika).
Una de las principales conclusiones que puede extraerse de estos estudios es que la sociedad en general ensalza la ciencia y la tecnología. En los grupos de discusión se ha recogido, por ejemplo, que gracias a las nuevas ciencias y tecnologías, tenemos una vida mucho más cómoda, una esperanza de vida mayor y una capacidad de comunicación mucho mejor. La gente cree que la investigación y el desarrollo son fundamentales para el desarrollo y el bienestar de los pueblos.
Los científicos también se encuentran entre los grupos más valorados de la sociedad. De hecho, en las encuestas realizadas en la CAPV y Navarra se observa que las profesiones relacionadas con la ciencia ocupan los tres primeros puestos de la lista de profesiones más valoradas: los médicos ocupan el primer lugar, con una valoración media de 4,4 puntos en una escala del 1 al 5, mientras que los científicos y los ingenieros ocupan el segundo y el tercero, con 4 puntos y 3,8 puntos, respectivamente.
A pesar de su elogio y de su función social, la ciencia y la tecnología también ven aspectos menos positivos y peligrosos. A Eizagirre le ha parecido destacable la actitud ambivalente: "los grupos de discusión muestran puntos de vista contrapuestos". Se comenta, por ejemplo, que la investigación se ha ido demasiado lejos en campos como la clonación humana o la manipulación de embriones. La gente cree que se han superado algunos límites éticos.
Señalan que es imprescindible que los ciudadanos mantengan la distancia y el espíritu crítico ante la ciencia y la tecnología, y que siempre hay que medir bonificaciones y costes. Los términos utilizados por la población para expresar los daños producidos por la ciencia y la tecnología son: dependencia, manipulación, velocidad, estrés, etc. Señalan, por ejemplo, que a través de la publicidad y el marketing, muchas marcas generan necesidades en la ciudadanía. "No renunciamos a comprar, estamos como atrapados y no vemos ninguna salida", afirma un participante. Por unanimidad indican que en los grupos de discusión estamos girando en una rueda loca.
La ciudadanía también siente que la ciencia y la tecnología han acelerado y densificado el tiempo. En un momento dado se puede hacer más trabajo, actividad y relación. Pero eso nos hace pensar que tenemos poco tiempo para cualquier cosa.
Por otro lado, se ha puesto de manifiesto que a veces es muy difícil prever qué consecuencias pueden tener las innovaciones. En general, el 41,5% de la población encuestada considera que los beneficios que reporta la ciencia y la tecnología son mayores que los daños. el 37,5% señala que los beneficios y los perjuicios son equiparados y el 8,5% que los daños son mayores que los beneficios. El 13% restante no respondió a la pregunta porque no tenían una opinión clara o por otro motivo.
Todos los avances en ciencia y tecnología los realizan los científicos. El deseo de comprender el mundo, de encontrar cosas nuevas, de sentir el agradecimiento de la sociedad y de ganar dinero, entre otras cosas, llevan a la gente a convertirse en científica y a dedicarse a la investigación. Así lo cree la gente que ha sido clasificada como público general, y eso es lo que han reconocido tanto los universitarios como los investigadores.
Sin embargo, la gente cree que se va debilitando la vocación y el espíritu del primer momento de los investigadores, porque los políticos no dan la importancia que merecen la ciencia, la tecnología y la innovación. Por unanimidad, tanto ciudadanos comunes como investigadores y expertos, afirman que las investigaciones científicas deberían ser la prioridad de los gobiernos, ya que hasta ahora se les ha otorgado una importancia secundaria. Y es que ven la ciencia y la investigación envueltos en nuestra cultura.
Además, mencionan que los temas de moda a la hora de conceder las financiaciones son los que más peso tienen, los que mandan lo inmediato y los beneficios que reportarán las investigaciones. Todos destacan el desprecio de la investigación básica.
Por todo ello, creen que los investigadores quieren ir al extranjero. En general, se considera que los países extranjeros, especialmente Europa y Estados Unidos, invierten más dinero en ciencia y tecnología y que el sistema de investigación está mejor organizado. La gente cree que en Euskal Herria las condiciones laborales son muy precarias para los investigadores, y además los investigadores tienen la presión de obtener resultados.
Los expertos han añadido otros problemas a las políticas científicas. Por un lado, consideran que no hay coordinación a la hora de distribuir los recursos. Consideran que últimamente los centros tecnológicos han tenido un montón de recursos y las universidades no. Creen que es un error. Y por otro lado, denuncian que hay muchas fuentes de ingresos y que los grupos de investigación pierden mucha fuerza y tiempo en pedir subvenciones. Dicen que los jefes de laboratorio dedican más tiempo a la realización de informes y otros trabajos administrativos que a la investigación y el asesoramiento a los investigadores.
Ante esta situación, la sociedad demanda una reestructuración de las políticas científicas. Los cambios deberían orientarse hacia el bienestar, la estabilización de la investigación y la seguridad de los investigadores. Así, habría que considerar también las zonas no rentables.
Y es que la gente cree que "no invertir en ciencia y tecnología es no creer en el futuro" y "condicionar el futuro de las nuevas generaciones". Eso sí, subrayan que hay que gestionar el dinero público con rigor y no malgastarlo de cualquier manera.
Uno de los expertos ha señalado que Euskal Herria tiene una gran capacidad de transformación, entre otras cosas porque es un país pequeño. Y en la CAPV se aprecia un punto de optimismo; la población cree que hay indicios de cambio. Es decir, que las organizaciones se han dado cuenta de los nuevos retos y desafíos y han comenzado a apostar para impulsar la investigación de la ciencia y las tecnologías. En concreto, han mencionado a Innobasque y, en especial, a Ikerbasque como ejemplo de cambio.
En Navarra e Iparralde, por su parte, se han renovado. En el País Vasco Norte, es más, ven los cambios administrativos como esenciales para el avance de la ciencia y la tecnología. De hecho, consideran fundamental que exista una universidad en el País Vasco Norte.
Es de destacar que antes de decir todos ellos, la gente reconoció que no tenía conocimientos suficientes: la gente de la calle declaró que tenía poco conocimiento científico y tecnológico, y en cuanto a las políticas científicas, esa falta de conocimiento fue reconocida tanto por la ciudadanía ordinaria como por los investigadores y estudiantes. Asimismo, en las encuestas, el 52% de la población señala que su conocimiento en ciencia y tecnología es muy bajo o bajo.
A continuación se dieron once ejemplos, valoraciones y críticas. "Al finalizar las sesiones de debate, la gente se daba cuenta de que habló más de lo que pensaba y sabía más de lo que pensaba", ha señalado Urteaga, profesor de sociología de la UPV. "En este sentido, las valoraciones personales fueron positivas".
En definitiva, "la gente cada vez tiene más nivel de estudios y cada vez lee más", explica Urteaga. Allí y aquí la gente lee y escucha los temas relacionados con la ciencia y la tecnología, y "poco a poco va acumulando conocimiento", afirma.
La gente manifiesta que en mayor medida recibe información relacionada con la ciencia y la tecnología a través de la televisión. Y en ese sentido, las posibilidades de ver programas sobre ciencia y tecnología en Hego Euskal Herria y en Iparralde son claramente diferentes.
Los grupos de debate de Iparralde han mencionado varios canales de televisión y radio entre los que ofrecen contenidos de buen nivel y calidad, como las cadenas de televisión France 5 y Arte, y las radios France Inter y France Culture. En Hego Euskal Herria sólo se han referido a programas concretos de televisión como Teknopolis. Y sí, ya se ha mencionado que la gente conoce el programa, pero no lo ve demasiado.
Por ello, de cara al futuro, Urteaga considera que sería interesante analizar los territorios por separado. "La opinión de los individuos sobre ciencia y tecnología está muy relacionada con sus instituciones, el sistema educativo, los medios de comunicación, etc."
Es interesante mostrar la realidad y conocer la presencia de la ciencia y la tecnología en la sociedad. "Sin embargo, el trabajo realizado no debería servir únicamente para aumentar el conocimiento", afirma Urteaga. "El objetivo debería ser utilizar este diagnóstico para adaptar las políticas públicas y ayudar a decidir qué dirección se debe tomar".
En caso contrario, Eizagirre considera que existe el riesgo de que "a lo largo del tiempo se vaya diluyendo la percepción positiva de la ciencia. Ahora, la ciudadanía distingue entre ciencia y ciencia y su "contexto" social, pero queda por ver cómo evolucionará a lo largo del tiempo".