En Euskal Herria, por ejemplo, es evidente que los núcleos urbanos y los pueblos pequeños tienen poco que ver, ya que la estructura de la sociedad y la propia problemática que puede existir también es diferente en unos y otros. Por ello, un pequeño pueblo costero probablemente tendrá más que ver con los pueblos pesqueros que se encuentran a cientos de kilómetros que con la capital que se encuentra a menos de diez kilómetros.
Sin embargo, aunque no todos los pueblos siguen el mismo camino, a la hora de implantar la AL21 se dan pasos similares. En la mayoría de los casos, el proceso se inicia con la firma de la Carta de Aalborg. Así, el municipio firmante manifiesta su compromiso de trabajar por la sostenibilidad.
Se pueden distinguir básicamente cinco fases: primero se planifica el proceso, después se realiza el diagnóstico (el diagnóstico refleja la situación ambiental, económica y social del lugar) y, en función de ello, se define el plan de acción. A partir de la puesta en marcha del plan de acción se inicia la fase final, control y seguimiento.
Como parte de la sociedad, los niños también tienen algo que decir.Debería ser un proceso que no tiene fin en sí mismo: a medida que se ejecutan las acciones acordadas se planifican nuevas acciones. Así, mientras se llevan a cabo algunas acciones y se realiza el seguimiento de las mismas, se acuerdan otras.
En muchos lugares la responsabilidad de la Agenda 21 recae en el departamento de medio ambiente. Lamentablemente, este departamento no tiene la suficiente fuerza para incidir en el urbanismo y en la ordenación del territorio, por lo que las actuaciones acordadas por la ciudadanía quedan en papel.
Por ello, es necesario un fuerte compromiso desde el principio para llevar adelante el proceso. Los mejores resultados se han obtenido a través del liderazgo por parte de la alcaldía, un modelo a seguir por la ciudadanía a través de una gestión municipal más sostenible. Además, todo parece indicar que es la única manera de implicar a todos los departamentos del ayuntamiento en el mismo objetivo.
A lo largo de este proceso la participación de la gente es fundamental desde el principio. Se busca una democracia más participativa, basada en el consenso. La ciudadanía decide qué país quieren en el futuro. En cualquier caso, no sólo se hace referencia a la gente de la calle, sino que también deben participar alcaldes, concejales y trabajadores del Ayuntamiento; también se hace un llamamiento a los responsables de las grandes y pequeñas empresas del municipio; es conveniente que también participen asociaciones culturales, grupos de tiempo libre y otras asociaciones que puedan estar presentes en el municipio.
Medio ambiente, economía y sociedad son inseparables. (Foto: G. Roa).Aunque la participación puede hacerse de diversas formas, lo habitual es que se realicen foros. Normalmente se abre la posibilidad de participar a toda la ciudadanía y se invita directamente a ciertos colectivos sociales, especialmente para garantizar la representatividad de toda la sociedad. De esta forma se pretende garantizar no sólo a los que tienen especial interés sino también a los demás.
La implantación de indicadores es clave para la mejora continua de la Agenda Local 21. La función de los indicadores es en gran medida medir si la evolución hacia la sostenibilidad local es positiva o no. Por ello, suelen depender de los objetivos y acciones acordadas en cada municipio. Por ejemplo, si entre los objetivos de una AL21 se encuentra la reducción del consumo de agua y se decide realizar una campaña para evitar el despilfarro de agua, se mide la cantidad de agua que se consume en el municipio con el tiempo para conocer el impacto de la campaña, es decir, uno de los indicadores es el consumo de agua.
La Agenda 21 no debería servir sólo para elegirse.Se han definido diferentes grupos de indicadores de apoyo a los municipios. Entre las colecciones de indicadores publicadas en el propio País Vasco se encuentran los Indicadores Ambientales 2002 del Gobierno Vasco y los Indicadores de Agenda Local 21 de IHOBE. De estas colecciones de indicadores, cada municipio puede elegir las suyas y adaptarse a las acciones que se están llevando a cabo. De esta forma se puede saber si están más cerca o más lejos de ser un pueblo sostenible.
Por todo ello, es necesario seleccionar indicadores adecuados que permitan ajustar el rumbo del proceso continuo en función de la situación actual.
Qué pueblo, qué agendaA pesar de que la Agenda 21 nace de la necesidad de preservar el medio ambiente a nivel local, se basa en tres pilares: medio ambiente, economía y sociedad. Y hay que trabajar para mejorar los tres. Sin embargo, dependiendo de la situación inicial de cada municipio, las acciones acordadas suelen ser muy diferentes. Imaginemos que vivimos en un pueblo del norte de Europa. Los asuntos sociales han sido uno de los principales objetivos del gobierno desde hace tiempo, por lo que apenas hay paro y la vivienda no es un problema, pero la gente demanda polideportivos y parques para el ocio. Es lógico que una mayoría de los presupuestos de la Agenda vayan en acciones de mejora ambiental. Pongamos ahora en el otro extremo. Imaginemos que vivimos en un barrio pobre de Río de Janeiro. Seguramente, más que tener un parque para que los niños jueguen cerca de casa, tendremos que tener un trabajo y una vivienda digna, y por eso en la Agenda queremos dedicar más dinero a buscar esos objetivos. Por lo tanto, las acciones sociales para mejorar la calidad de vida preceden a la mejora ambiental. |