Marcapasos: guía del corazón cansado

Desde que Senning y Elmquist instalaron el primer marcapasos en 1959, se ha producido una evolución espectacular en estos aparatos que electroestimulan el corazón. Actualmente la electroestimulación se ha extendido al cerebro (en el caso de la enfermedad de Parkinson, por ejemplo) y a otros órganos, pero la aplicación de estos aparatos se centra en problemas cardiacos.
Las cuatro cámaras del corazón y los dos circuitos principales que se pueden diferenciar en el paso de la sangre.

La pila, que originaba un estímulo inicial, y el cable que conducía este estímulo hasta el corazón, formaban el marcapasos, mientras que en la actualidad, a medida que se han desarrollado los circuitos electrónicos, las funciones que puede desempeñar este aparato han aumentado considerablemente. La pila y los cables también han conocido un avance significativo. A medida que se han ido modificando y mejorando los materiales para la fabricación del electrodo, la fiabilidad del aparato también ha aumentado y en la actualidad su duración ha aumentado considerablemente.

Las pilas eran inicialmente de mercurio y de gran tamaño, por lo que, por su escasa duración, era muy difícil utilizar a los pacientes como endoprótesis. Tras pasar por las pilas atómicas de plutonio, en la actualidad se utilizan pilas de litio; además de almacenar mucha energía en un volumen muy reducido, cuando están a punto de agotarse, el salto de tensión no se produce de repente, por lo que permiten cambiar a los pacientes antes de que presenten síntomas. El desarrollo que se ha dado en los últimos años en los microprocesadores será analizado más adelante, tras analizar el funcionamiento de los marcapasos.

Corazón: músculo que se contrae rítmicamente

La función principal del corazón es bombear sangre a todo el cuerpo. Para lograr este objetivo, este músculo, dividido en cuatro cámaras principales, trabaja de forma sincrónica. En el tránsito de sangre se pueden distinguir dos circuitos. Tras la absorción de oxígeno por la sangre de los órganos del cuerpo, el sistema venoso llega a la aurícula derecha.

Desde allí, el ventrículo derecho y su función de bomba le permite desplazarse a los pulmones, donde, una vez saturado el oxígeno, se dirige hacia la aurícula izquierda. Pasa al ventrículo izquierdo que lo envía a todo el cuerpo cerrando el segundo circuito. Ambas aurículas se contraen simultáneamente para facilitar el paso de la sangre a los ventrículos, y los dos ventrículos se contraen a la vez dirigiendo la sangre a cada uno de los circuitos. ¿Pero qué provoca la contracción rítmica del corazón?

El fenómeno descrito se debe a la excitación eléctrica que se produce en el propio corazón. Las quinadas externas (sistema nervioso, hormonas, etc.) pueden alterar su frecuencia, pero en condiciones normales lo genera un grupo de células situadas en la aurícula derecha. Por sus características fisiológicas, estas células que forman el nódulo sinusal generan 70 impulsos por minuto. A través de unos sistemas de conducción específicos se pasa a un segundo nódulo, el nódulo aurículo-ventricular, situado entre aurículas y ventrículos. Después, cuando se extiende a los dos ventrículos, éstos se contraen y envían sangre. El nódulo sinusal es, por tanto, el marcapasos fisiológico del corazón.

Ritmos lentos, señal de marcapasos

La excitación normal se produce en el nódulo sinusal y se extiende a todo el corazón.

Cuando el nódulo sinusal no es capaz de cumplir su función, los sustitutos se encargan, pero siempre con menor frecuencia. La frecuencia del nódulo aurículo-ventricular es de 45 pulsaciones por minuto, lo que guiará el corazón cuando falle el anterior. Si esto también fracasara, los ventrículos pueden funcionar con una frecuencia de 20-40 pulsaciones por minuto. Estas frecuencias, sin embargo, pueden ser demasiado pequeñas, sobre todo en situaciones en las que el cuerpo necesita grandes necesidades, como es el caso del esfuerzo. Los síntomas principales de esta disfunción pueden ser la fatiga, insuficiencia respiratoria, mareo o pérdida de conciencia.

Mediante el electrocardiograma podemos conocer dónde se produce el estímulo y cómo se propaga. La patología más frecuente es el bloqueo del estímulo en el nódulo aurículo-ventricular, con lo que las aurículas se contraen 70 veces por minuto, pero los ventrículos sólo 20-40 veces.

Para que los ventrículos vayan más rápido, basta con llevar un cable hasta allí, conectar una pila y estimular con la frecuencia que veamos conveniente. Esto, sin embargo, afecta a la coordinación entre aurículas y ventrículos: la sangre no pasa lo suficientemente bien de la aurícula al ventrículo y éstos no bombea la sangre suficiente. Para evitar este problema, en aquellos casos en los que se considere oportuno, se pueden colocar dos cables, uno dirigido a la aurícula y el otro al ventrículo: el cable auricular generará la misma excitación que se da fisiológicamente, y un poco después, el ventricular excitará el ventrículo de forma sincrónica.

Los cables utilizados actualmente, además de su capacidad de excitación, tienen la posibilidad de “escuchar” lo que ocurre en el corazón. ¿Qué sucedería, por ejemplo, si las aurículas se contrajeran correctamente pero el impulso no llegase a los ventrículos debido al bloqueo del nódulo aurículo-ventricular? El cable auricular oiría la función y poco después el ventricular alargaría el impulso. Las ventajas que ello supone se entienden de inmediato. Nuestro corazón no siempre va con la misma frecuencia: mientras dormimos, con lentitud y esfuerzo. Al marcapasos no le resulta fácil distinguir esos ritmos, cuándo y cuándo son lentos, por lo que la aurícula funciona normalmente es una referencia perfecta. Sin embargo, aunque menos perfecto, tomando como referencia el movimiento del cuerpo u otros parámetros, se ha conseguido crear un marcapasos que pueda variar su frecuencia.

Aparato con anestesia local

Cable del marcapasos en el ventrículo derecho.

Aunque en casos de emergencia se coloca el cable y se deja fuera la pila provisional (denominada marcapasos externo), cuando se estudia bien las necesidades del paciente y se decide que hay que colocar el aparato definitivo, hay que operarlo, pero no es una operación complicada.

Se coloca una vena de pecho y por ella se hace pasar el cable a la aurícula derecha, ventricular o ambas. Cuando por rayos X u otros sistemas de control se comprueba que el cable o cables están bien situados, se coloca la pila. Alrededor de la vena perforada se abre una pequeña herida y bajo la piel se abre una bolsita del tamaño de la pila. Conectar la pila y el cable y coser la bolsa. Un par de días a casa. Bueno, eso también tiene sus riesgos, no siempre es tan sencillo, y estos problemas pueden llegar a ser graves en algunos casos.

Una vez instalado el marcapasos se realizarán revisiones. La primera es que antes de que el enfermo salga del hospital, el cable no se ha movido y todo está bien. Después una vez al mes o, dependiendo del paciente y del centro. Sobre la pila, colocando un aparato sobre la piel, podemos conocer su estado. Además, podemos modificar once parámetros (frecuencia, potencia del estímulo, órdenes de regulación de ritmos, etc.) a medida que avanzan los circuitos y la informática, cada vez más.

Las pilas tienen una duración aproximada de diez años. Cuando se agote, abrir la herida, retirar la antigua y colocar la nueva. Es necesario revisar también el estado del cable, ya que con el tiempo puede deteriorarse o romperse. En estos casos el proceso es algo más complicado ya que es necesario colocar un cable nuevo.

Los marcapasos se utilizan para tratar ritmos del corazón lentos, pero también pueden jugar en los casos de ritmos rápidos. También pueden servir para tratar algunas arritmias que causan la muerte, por ejemplo, pero dejaremos esto para otro artículo.

A tener en cuenta

La pila del marcapasos se coloca debajo de la piel tras su amarre al cable.

Es conocida la interferencia entre los marcapasos y algunos aparatos. A pesar de que la mayoría de ellos cuentan con la protección suficiente, hay que tener cuidado con los microondas, líneas de alta tensión, desbarbadoras eléctricas, cepillos eléctricos dentales o aparatos similares. También hay que prestar atención a campos magnéticos como la resonancia.

Ya sabes, lector: si no lo necesitas, mejor. Si lo necesitas, sin embargo, podrás hacer una vida totalmente normal con el marcapasos, incluso en condiciones de esfuerzo.

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