Bebida que evita miles de muertes

En los países en desarrollo, la deshidratación producida por diarreas agudas es una de las enfermedades más mortales, especialmente para niños menores de cinco años. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 1,5 millones de niños mueren a causa de las bajas del año. Sin embargo, en los últimos años esta cifra ha disminuido considerablemente gracias a la Terapia de Rehidratación Oral. Mediante esta sencilla y económica terapia se consigue recuperar los líquidos perdidos en la parte inferior.
M. Sánchez

Un niño de un pueblo en desarrollo, antes de los 3 años, puede sufrir 10 ó 20 casos de diarrea, es decir, un 13% de su vida puede pasar enfermo por esta causa. Además, la diarrea puede producir desnutrición, lo que aumenta la gravedad, duración y frecuencia de los siguientes casos. Además, la falta de agua, las escasas medidas higiénicas y la malnutrición aumentan la frecuencia, la extensión y la gravedad de las diarreas.

En el medio tropical, entre el 20 y el 40% de las diarreas son responsables de ciertos virus, los retobirus, cifra que en estaciones secas puede alcanzar el 60%. Otras causas de las diarreas son Escherichia coli enterotoxigénica, Salmonella, Shigella y amebas, entre otras.

Para tratar las diarreas y sus síntomas se utilizan diferentes estrategias. Entre ellos se encuentran los antibióticos, los diarreicos y la hidratación intravenosa. Pero estos tratamientos generan una serie de problemas y limitaciones. Por ejemplo, los antibióticos son útiles contra la disentería, pero no tienen ninguna eficacia en las diarreas víricas. Además, existe el riesgo de formación de cepas resistentes a antibióticos que pueden ser perjudiciales para la flora intestinal. Por todo ello, no se recomienda un uso excesivo de antibióticos. También hay que tener en cuenta que en la mayoría de los casos la causa de la muerte es la deshidratación, por lo que conviene combinar siempre los antibióticos con una terapia de hidratación.

La falta de agua aumenta la frecuencia, la extensión y la gravedad de las diarreas, debido a la malnutrición y a las escasas medidas de higiene.
Ome/ P.Virot

Por otro lado, los contrarreloj ocultan los síntomas, pero no tratan la causa de la diarrea, por lo que al finalizar el tratamiento puede volver a aparecer la diarrea. Además, al igual que cuando sólo se administran antibióticos, los contrarrebatos no evitan la deshidratación, principal causa de muerte.

Por el contrario, se ha demostrado que la terapia de hidratación intravenosa es muy útil para evitar ciertas muertes, ya que evita la deshidratación. Esta terapia, sin embargo, es costosa y difícil de utilizar en caso de emergencia, ya que requiere hospitalización del paciente, requiere de médicos y enfermeras y mucha cantidad de agua estéril.

Además de todo esto, en la actualidad existe un antídoto simple, barato y fácil de conseguir: Terapia de Rehidratación Oral (ABT). Consiste en proporcionar al paciente una solución compuesta de agua, glucosa y sal para recuperar la pérdida de flujo intestinal. De hecho, los efectos más letales de las diarreas son la desnutrición y la deshidratación, y el objetivo del tratamiento es rehidratar y proporcionar suficiente cantidad de calorías.

El ABT es el resultado de la investigación de los procesos que intervienen en la digestión y de las causas que provocan la diarrea; la revista especializada Lancet ha considerado uno de los mayores avances de la medicina del siglo pasado.

Esta terapia salva cada año a más de un millón de niños y, si las familias supieran preparar y dar ABT, podría salvar más vidas. Además, puede ayudar a reducir los casos de malnutrición.

Inconvenientes y posibilidades de mejora de la fórmula

Las diarreas mueren cada año 1,5 millones de niños.
Ome/ P. Virot

A pesar de los buenos resultados, la terapia también tiene sus contras. Para empezar, la formulación no es la más adecuada; aunque rehidrata, no acorta la duración de la diarrea. Además, para dar un litro de disolución se requiere mucho tiempo: hay que dar una cucharada de forma periódica, ya que de lo contrario se produce el vómito. Esto requiere mucho tiempo junto al paciente, y muchas veces el cuidador es una madre ocupada. En consecuencia, esta madre podría recurrir a otros tratamientos. Sin embargo, en la mayoría de los casos estos otros tratamientos son más caros y menos eficaces. Por otra parte, hay países en los que la disolución no se prepara bien y otros en los que la terapia es desconocida, sobre todo en los desarrollados.

Actualmente existen dos líneas de investigación para mejorar la eficiencia del TAV. Por un lado, en el ámbito social se está trabajando en la búsqueda de nuevos métodos para incrementar el uso de la terapia y, por otro, en el ámbito fisiológico, en la búsqueda de mejores formulaciones.

Mejoras sociales

Se están realizando pruebas para mejorar la formulación del ABT.
Ome / P. Virot

En algunos países se utilizan más antibióticos y antidiarreicos que ABT. Por ello, el objetivo de esta línea de investigación es ampliar el uso del TAV, ya que los médicos prescriben más y tratan de que los farmacéuticos vendan más. Para algunos, una de las vías para conseguirlo es castigar y premiar a los farmacéuticos o médicos que no distribuyen ni prescriben la terapia. Sin embargo, algunos expertos reconocen que el mayor obstáculo para el uso de la terapia es la separación.

Por otro lado, se debe conseguir que los familiares preparen la solución de forma adecuada y sean sostenibles en su aplicación. Para ello es muy importante educar a las personas que deben dar esta solución, y aunque la solución no cura, hay que advertirles de que es necesario evitar la deshidratación.

En los países en desarrollo se organizan campañas educativas específicas para farmacéuticos, médicos y responsables de la disolución. Tras la impartición de charlas, seminarios o prospecciones a familiares y sanitarios, se observa una menor utilización de antibióticos y antidiarreicos, mientras que el uso de ABT es mayor. Además, si la información se facilita de diferentes formas (escrita, oral y práctica), se ha demostrado que la campaña es más eficaz.

Mejoras en la formulación

En los estudios de mejora de la solución convencional todavía no se dispone de datos suficientes para modificar la formulación. Sin embargo, existen propuestas como la disolución con almidón o la de menos sodio.

La formulación con almidón es una solución de polímeros de glucosa, lo que permite una mayor ingesta de glucosa. Esto se traduce en una mayor absorción de iones y agua, evitando los efectos osmóticos adversos de la glucosa libre. Entre los almidones se han probado el arroz, el arroz y la zanahoria, el maíz, el sorgo y el trigo, entre otros. De hecho, todos estos tratamientos se parecen mucho a los remedios domésticos utilizados hace tiempo. Tienen la gran ventaja de que se pueden hacer con los ingredientes que hay en la mayoría de las casas, con lo que es más barato. Además, hay estudios que demuestran que el arroz contiene moléculas con propiedades antijariantes. Otros han propuesto utilizar cadenas cortas hidrolizadas de almidón para facilitar la preparación de la solución, evitando así la cocción.

Los niños con diarrea recomiendan seguir el pecho, ya que la leche materna protege al niño.
Ome / P. Virot

Esta solución con almidón da mejores resultados que con los niños, tanto en la duración de la diarrea como en el volumen de las heces, en la frecuencia de deposición, en el tiempo de reidratación, en la mejora de la malnutrición y sobre todo en la recuperación de peso. Sin embargo, estos datos no son definitivos ya que los resultados varían en función del agente de la diarrea, la edad del paciente y la opción de alimentación. Por ello, todavía no se ha encontrado una mejor solución para sustituir la terapia estándar.

La otra solución propuesta consiste en reducir la cantidad de sodio de la solución. Las soluciones de baja concentración reducen el volumen de las heces, al ser hipotónicas se absorbe agua y con ello el sodio. De paso se reduce el riesgo de vómitos. Los preparados utilizados en el tratamiento de la deshidratación producida por diarreas en nuestro entorno suelen ser generalmente de este tipo.

No obstante, la OMS recomienda que el TAV se acompañe de agua u otra bebida hipotónica, lo que se traduce en beneficios derivados de una solución baja en sal. Otra recomendación de la OMS es que, si es posible, no se debe interrumpir la alimentación, y mucho menos en los lactantes, ya que la leche materna protege al niño.

Conclusión

Elegir la ABT adecuada en cada momento no es fácil. Además, existe un gran debate sobre la eficacia del estándar ABT y de los preparados que intentan mejorarlo, basándose en motivos científico-técnicos, distribución, aceptación, facilidad de preparación, etc. Por ello, a pesar de los grandes avances científicos realizados, todavía no se han acordado soluciones con mejores características que el estándar ABT.

Es muy importante educar a quienes deben dar el GTA.
Ome / P. Virot

Por otro lado, la implantación de una terapia en un pueblo debe tener en cuenta la cultura local y los hábitos alimenticios. De hecho, en algunos lugares, los remedios caseros similares a esta terapia se utilizan siempre, mientras que en otras culturas, la confianza en tratamientos farmacológicos, como los antibióticos, es mayor que en tratamientos similares a los remedios domésticos. Por tanto, a la hora de poner en marcha un plan contra las diarreas es necesario tener en cuenta a todos estos agentes.

Según algunos estudios, las terapias basadas en cereales son más aceptadas y se utilizan con menos defectos que las soluciones empaquetadas. Sin embargo, lo más importante es preparar y administrar la solución de forma adecuada; las diferencias entre las soluciones son muy pequeñas en comparación con los problemas que se pueden presentar en la preparación y aplicación.

Resultados de la Terapia de Rehidratación Oral

La primera prueba de eficacia del TAV se obtuvo en 1971. En aquella época, Bangladesh acogió a cerca de 2 millones de refugiados y la tasa de mortalidad de los que padecían cólera se situaba en torno al 30%. En uno de los campos de refugiados, los familiares entregaron a los pacientes una solución de glucosa y sal que redujo la mortalidad al 3%.

A la vista del resultado se estableció la siguiente fórmula: agua, cloruro sódico, glucosa, cloruro potásico y bicarbonato en concentración isotónica con el plasma. De hecho, en la década de los 70 se descubrió que los microorganismos inhiben las vías de absorción del sodio, pero que si se ingiere glucosa no se pierde la capacidad de absorción de los iones. Por eso la metieron dentro de la fórmula de la glucosa. Por su parte, el cloruro potásico se adicionó para compensar el potasio extraído de las células y el bicarbonato para compensar las pérdidas de sustancias alcalinas en las heces. Posteriormente se sustituyó el bicarbonato por el citrato. Como la fórmula es sencilla, esta solución, o muy similar, se puede preparar con los componentes domésticos.

En muchos países se fabrican preparados que contienen estos ingredientes y para llegar al 60% de los niños del mundo, existe una red de distribución. Esta terapia ha salvado muchas vidas y ha reducido el número de personas que han tenido que acudir al hospital debido a las diarreas agudas, disminuyendo el tiempo de residencia de los asistentes.

La efectividad de este tratamiento se pone de manifiesto en relación con las tasas de mortalidad por debajo de los cinco años. Entre 1987 y 1995 las muertes por diarreas pasaron de los 5 millones a los 3 millones, aún por otras causas, a pesar de que cada año mueren entre 8 y 9 millones de niños. Según los últimos datos difundidos por la OMS, la descendente del año 2000 provocó 1,5 millones de muertes en niños menores de cinco años. En la última década el número de peronas ingresadas por este motivo ha disminuido considerablemente.

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