Según una directiva de la Unión Europea, en 2010 los biocarburantes deberían representar el 5,75% del total de los combustibles. Para el año 2005 el 2% debía ser biocombustible, y a excepción de Suecia el resto de territorios no alcanzaron el objetivo. En España, por ejemplo, esta cifra fue del 0,45%.
Sin embargo, los biocombustibles están tomando un gran impulso. Cada vez se crean más plantas de biocarburantes y cada vez son más los agricultores que siembran semillas para biocombustibles. Acciona y Repsol-YPF, por ejemplo, tienen previsto construir 6 plantas de biocombustibles para 2010, una de ellas en Bilbao, con una producción total de un millón de toneladas de biodiesel.
El biodiesel en el País Vasco se produce desde 2003 en la empresa alavesa Bionor, así como en la fábrica de Acciona en Navarra. El primero, partiendo de aceites usados, tiene una capacidad de producción de 30.000 m 3 de biodiesel al año, mientras que el segundo utiliza aceites brutos, producidos a tal efecto, con una capacidad de producción anual de 35.000 toneladas.
Estas dos materias primas son las principales utilizadas en la elaboración del biodiesel, es decir, los aceites vegetales crudos y usados. En el primer caso, los aceites se pueden extraer de semillas y frutos de diversas plantas oleaginosas, hay unas 300 especies. Sin embargo, los más utilizados son la colza, el girasol, la soja y la palma.
En el segundo caso se recogen los aceites usados en la cocina. En principio, a partir de estos aceites, no se alcanzaba la misma calidad que con los aceites brutos en el producto final. Sin embargo, gracias a numerosos estudios e innovaciones, se ha conseguido que con los aceites usados se produzca un biodiesel de la misma calidad que con los crudos.
En ambos casos, el proceso principal para obtener biodiesel de estos aceites es la transesterificación. Es decir, mediante la utilización de un alcohol ligero, los triglicéridos y ácidos grasos contenidos en los aceites se convierten en ésteres metílicos, y en este proceso se genera también el producto lateral glicerina. Estos ésteres metílicos son el biodiesel.
El principal objetivo del biodiesel es el transporte. Puede utilizarse en diferentes proporciones, teóricamente en cualquier motor diesel, sin que se produzca ningún cambio en el motor. En los motores utilizados anteriormente con gasóleo común pueden existir problemas iniciales con los filtros. De hecho, el biodiesel tiene una mayor capacidad de disolución que el gasóleo y limpia los depósitos que se generan durante su utilización. Por ello, una vez comenzado a utilizar biodiesel, tras las dos primeras obligaciones, se recomienda cambiar los filtros.
Los resultados obtenidos en las pruebas de transporte público han sido satisfactorios en general. En la empresa municipal EMT de Madrid, por ejemplo, en 2004 se realizaron pruebas con mezclas de 20%, 50% y 100% de biodiesel, sin que se detectaran problemas significativos en los motores. La única sangría encontrada, con un consumo entre 4 y 6% superior. Y siendo el biodiesel un poco más caro que el gasoil, tiene su importancia. No obstante, en la actualidad se utilizan 220 autobuses con una mezcla del 20%.
Las ventajas y desventajas del biodiesel han sido ampliamente comentadas en los últimos tiempos, y aunque para algunos es un combustible casi perfecto que no contamina, otros también se preocupan.
Hay puntos que nadie pone en duda: es biodegradable, no es tóxico y por su menor riesgo de incendio es más seguro. Además, por su alta capacidad de lubricación, protege el motor. Por otro lado, es más viscoso que el gasóleo y reduce la eficiencia del sistema de inyección, además de acelerar la congelación a bajas temperaturas. Sin embargo, estos dos últimos problemas pueden resolverse con aditivos adecuados o mezclados con gasóleo.
Otro problema puede ser el almacenamiento de biodiesel. No es muy estable y, si se quiere conservar durante mucho tiempo, son necesarios tratamientos especiales si no se quiere cambiar las propiedades del combustible.
Sin embargo, en comparación con los combustibles derivados del petróleo, quizá la diferencia más importante sea la renovable. Las reservas de petróleo se están agotando. Los expertos calculan que queda petróleo a unos 40 años y el biodiesel puede ser, en principio, una alternativa al petróleo.
Sin embargo, según los ecologistas, si el transporte sigue la tendencia actual, en el mundo no hay tierra suficiente para producir biocombustibles. Según un estudio de EE.UU., si toda la soja que se produce se destinara a la producción de biodiesel, sólo se obtendría el 6% del gasóleo necesario.
En cuanto a la agricultura, los biocombustibles ofrecen nuevas oportunidades y la Comisión Europea considera que la producción de biocarburantes puede ser importante para el crecimiento económico sostenible de muchos países en desarrollo.
Sin embargo, para algunos expertos, la producción de biocombustibles a partir de materias primas agrícolas es preocupante, ya que en muchos casos son las mismas que las necesarias para la alimentación y puede existir competencia entre ambos usos.
Otro punto discutido es la limpieza de los biocombustibles. Según diversos estudios, las emisiones de gases a la atmósfera debidas a la combustión del biodiesel son, en general, muy inferiores a las del gasóleo. Según un estudio de Acciona, por ejemplo, se reducen las emisiones de SO 2 en un 99%, 63% de hidrocarburos no quemados y 22% de CO. En el caso de los gases de NOx las emisiones aumentan un 5%.
En el caso del CO 2, en muchos trabajos se habla de reducciones cercanas al 90%. No obstante, hay que tener en cuenta que en estos cálculos se tiene en cuenta todo el ciclo. Es decir, también se tiene en cuenta el CO 2 que absorben las plantas que se utilizan para fabricar biodiesel. Pero el biodiesel al quemarse libera tanto CO 2 como el gasóleo.
Los defensores de los biocarburantes reivindican que los biocombustibles sirven para reducir las emisiones de CO 2 y luchar contra el efecto invernadero. Esto puede ocurrir si se utilizan tierras ya vacías para producir materias primas. Pero si las plantas ya crecían, ellas absorberían por igual el dióxido de carbono, fabricaban o no biocombustibles. Por supuesto, para la obtención de tierras de cultivo de plantas para biocarburantes, en los casos de deforestación.
Por último, la producción de biodiesel es actualmente más cara que la de gasoil. Y, por tanto, esta actividad necesita para rentabilizar las ayudas fiscales. En la actualidad, los biocarburantes tienen un tipo especial de 0 euros, que el Gobierno español se compromete a mantener hasta 2012.
Frente a los derivados del petróleo, está claro que es un combustible más limpio y sostenible. Sin embargo, no parece que incluya todas las características necesarias para ser el combustible del futuro. En opinión de muchos expertos, puede ser un combustible apropiado para sustituir parcialmente los combustibles derivados del petróleo a corto plazo, pero en el futuro serán necesarios otros combustibles. El hidrógeno y las pilas de combustible son una de las opciones más esperanzadoras.