Hacia una cultura científica universal

Es sorprendente comprobar que los avances técnicos y científicos han puesto al hombre en una situación privilegiada en los últimos años del siglo XX, los conocimientos de la sociedad en general sobre astronomía y ciencia son los mismos que tenía en la Edad Media.

Aunque la afirmación que he hecho parece valiente, es así y son ejemplo de ello la opinión sobre lo que ocurre al caer los cuerpos sobre la superficie terrestre (se le aplican propiedades diferentes en función de la masa de cada cuerpo), sobre el movimiento del Sol (para muchos sigue girando alrededor de la Tierra) o sobre la Luna (parece que se está flotando en un fluido para que no se caiga).

Introducir la astronomía tan joven (a los ocho años) y sobre todo en la futura E.S.O. (Educación Secundaria Obligatoria), a los 12/16 años, es asegurar la educación científica juvenil.

No es de extrañar que se genere un atractivo especial para la juventud, ya que se manejan con gran seguridad en programas informáticos y juegos galácticos (o cuando en los dibujos animados para niños se mencionan repetidamente a la población de “otros mundos”, tanto agujeros negros como rayos láser) las predicciones de los horóscopos, la existencia de extraterrestres y los efectos de la Luna llena, por ejemplo.

Todo esto demuestra que los ocho años de educación básica obligatoria y los otros cuatro de la secundaria no son suficientes, sobre todo en el campo científico. En nuestro País, la educación de la ciencia se limitaba a dar una serie de formulaciones, todo ello basado en unos programas enciclopédicos, pero ¿para qué?... Pues para que quien lo soportaba llegara a la universidad y para que quien no lo soportaba abandonase todos los programas de jóvenes que estaban encaminados.

La introducción de la astronomía tan joven (a los ocho años) y sobre todo en el futuro D.B.H. (Educación Secundaria Obligatoria - E.S.O.), a los 12/16 años, es asegurar la educación científica juvenil. De esta manera se debe considerar como una fase final y no como una formación universitaria. Su objetivo es conocer el universo, saber dónde deben ubicarse y ubicarse con él... Este cambio también serviría para valorar las ciencias, sobre todo en los adolescentes.

La astronomía que a lo largo de la historia ha contribuido tanto al desarrollo de la ciencia no es hoy sólo una punta de investigación científica (la física de las partículas y el estado de la materia al principio de la “Gran Explosión”; el estudio de la evolución de las estrellas; el aprendizaje de superrconductores en las condiciones alienígenas; etc. ), que apuesta más que nadie por la educación de la cultura científica universal.

Hoy en día cualquier persona tiene suficiente información sobre la astronomía: las consecuencias de un mal uso de la tecnología, el inicio del llamado “efecto invernadero”, la aparición del agujero de la capa de ozono, la desaparición de la manta verde del planeta, los accidentes y las guerras nucleares, las guerras químicas, los vertidos de petróleo que llegan hasta el plancton marino, el agotamiento de los fósiles con quemados, etc. Todos ellos son temas que nos recuerdan que estamos en peligro de romper el equilibrio de la biosfera del planeta.

La educación potencial de la enseñanza de la astronomía es muy grande y sirve como guía para tratar adecuadamente las concepciones erróneas que se producen en la evolución de niños y jóvenes.

Sin embargo, en nuestra sociedad moderna, hoy decimos que la cultura científica es más fascinante y es una nueva creativa. Pero no por esos aspectos dramáticos, claro. Las investigaciones del Sistema Solar a través de sondas espaciales y las fotografías que no resultan sorprendentes (anillos de Saturno, satélites y atmósfera de Urano, salida al encuentro con el cometa Halley, etc.). ), Fotografías enviadas por el telescopio espacial Hubble (fuentes de radio que nos dicen que hay agujeros negros, galaxias y “cuasares” porque nunca se han visto desde la Tierra, etc. ), han recibido revistas menos científicas, periódicos y espacios televisivos, aunque a menudo se han emitido de forma sensacionalista.

Programas de televisión como “Cosmos”, tendencias de ciencia ficción que se están introduciendo en la literatura infantil, dibujos animados, etc. Si añadimos, no es de extrañar que los niños y los jóvenes se interesen cada vez más por lo lejano. Es misterioso, pero posible.

De hecho, la astronomía genera una enorme influencia en los jóvenes de todos los pueblos (como ciencia integradora, porque los que están en la adolescencia pueden encontrar conexiones en todos los campos de estudio, tanto en las ciencias exactas como naturales, en las ciencias sociales y en la filosofía y en el arte); sobre todo en los que sienten alguna emoción por el cosmos.

La educación potencial de la enseñanza de la astronomía (entendiendo que es la evolución del pensamiento humano, es decir, la idea de su universo a lo largo de su historia) es muy grande y sirve como guía para tratar adecuadamente las concepciones erróneas que se producen en la evolución de niños y jóvenes.

Tenemos cuatro países que imparten la astronomía de forma diferenciada y como asignaturas obligatorias en segundo curso: Uruguay, Rusia, Alemania y Grecia. En otras ocasiones, se está trabajando en ello y cuentan con programas de divulgación avanzados como planetarios y museos de ciencia (Polonia, Francia, Finlandia, India, Japón, Paraguay, México, EEUU, Brasil, Argentina, Israel, Bulgaria...).

El objetivo es conocer el universo, saber dónde deben ubicarse y ubicarse...

En el Estado español, los que tradicionalmente habían adquirido una cultura astronómica han sido los que empezaron a introducir la astronomía en los centros escolares hace casi diez años (Cataluña y Valencia). Al principio por las tardes como taller y posteriormente como asignatura (E.A.T.P. ).

Hoy en día, gracias a la red creada entre los astrónomos, cada vez son más los estudiantes que tienen la oportunidad de aprender astronomía, aunque el profesor sea autodidacta (Madrid, Galicia, Andalucía y País Vasco). En el estado francés existe el “Comité de Lieçons entre Enseignements et Astronomes Clairaut (C.L.E.A. )” es la entidad encargada de la formación de los citados profesores y de incrementar el currículo didáctico de la astronomía. Para ello, edita una revista y prepara varios cursos en verano.

En el Estado español, sin embargo, existen varios Seminarios Astronómicos Permanentes. Estos dependen de la Universidad o del Departamento de Educación y están realizando sesiones para la misma finalidad. Es en este momento en el que el sistema educativo está cambiando, cuando más se está fortaleciendo. En este momento se van a realizar ofertas muy diferentes a los alumnos y la astronomía jugará un papel importante en la educación de la ciencia.

Por el mismo motivo y con el mismo objetivo, la Fundación Santa María, con el tema de introducción a la astrofísica, ha organizado tres cursos en colaboración con el Instituto Canario de Astrofísica para profesores de Educación Básica y Enseñanza Media en las Islas Canarias.

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