Clítoris por encima del mito

Galarraga Aiestaran, Ana

Elhuyar Zientzia

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Ed. Thelma Amaro Vidales/Shutterstock.com

El ejercicio es conocido: pedir a la gente que dibuje genios humanos masculinos y femeninos y ver el resultado. Da igual que lo hagas con los alumnos de la escuela o de la universidad, con los adultos de ambos sexos, el resultado es siempre el mismo: al margen de los dotes artísticos del dibujante, los penes son mucho más realistas que las aletas.

No es de extrañar que la ciencia ha investigado mucho más y mejor los órganos sexuales masculinos que los femeninos. Prueba de ello es un estudio de 2014 sobre la evolución de los órganos sexuales. Según él, en los 25 años anteriores se publicaron 364 estudios sobre la evolución de los órganos sexuales, de los que casi la mitad (49%) sólo estudiaron los órganos, el 44% de los casos fueron los de los machos y las hembras y sólo el 8% de los casos eran objeto de estudio.

El estudio confirmó que los científicos que investigaron la evolución de los genitales habían descartado a las hembras una y otra vez. Esta exclusión, además, no era algo del pasado, ya que la tendencia era más evidente a partir del año 2000, y no tenía nada que ver con el género de los investigadores: incluso cuando los autores eran mujeres, a pesar de que la evolución de los órganos era más atenta que la de las hembras.

Para aclarar el porqué de ello, los autores analizaron varias hipótesis. Por ejemplo, que los penes son más fáciles que los vagones de investigación porque están fuera. Sin embargo, esta razón les pareció infundada, ya que con las técnicas actuales no existe inconveniente para estudiar la estructura de los tejidos blandos dentro del cuerpo.

Quizá más atractivos

Sin embargo, es innegable que los genitales de los machos son atractivos evolutivamente. Se conocen todo tipo de penes: espinosos, ramificados, ganchos, en forma de espiral... ¿Y los genitales de las hembras no serán estudiables?

Pues bien, los autores han demostrado que las vaginas han evolucionado como los penes, por lo que son tan evidentes y excepcionales como ellos, y quizás más interesantes, en la medida en que son más desconocidas.

Vagina de una hembra de zapatero (Gerris gracilicornis). Tiene una puerta que se cierra y se abre y se sirve de ella para evitar los coitos involuntarios de la zapatera. ED. : Allí, C. S. & Jablonski, P. G. PLoS ONE 4, e5793 (2009).

Por ejemplo, la morfología de los vagones de algunos insectos está adaptada para almacenar el esperma de varios machos en almacenes separados. Así pueden controlar la fecundación del óvulo. La zapatera hembra (Gerris gracilicornis), por su parte, tiene una puerta que cierra y abre la vagina y se sirve de ella para evitar los coitos involuntarios.

Por lo tanto, los autores del estudio hicieron un llamamiento para cambiar la vista e hicieron una nota: “Las investigaciones que estudian un solo sexo tienen un gran riesgo de investigar un solo aspecto de una ecuación muy compleja y una mayor tendencia a comprender mal la compleja dinámica coevolutiva que puede producirse entre los sexos”.

Causa desconocimiento

Este estudio sobre la evolución genital lleva por título una pregunta: “Evolución genital: ¿por qué las hembras todavía se investigan menos?”. “Todavía” denuncia que en el pasado las hembras han investigado menos que los machos. Así es: la historia de la ciencia demuestra que la mujer en general y los órganos sexuales en particular se han trabajado desde un punto de vista androcéntrico y falocéntrico. Hoy en día esta visión sigue prevaleciendo; las mujeres, su cuerpo, sus genitales y su sexualidad siguen siendo desconocidas.

Nancy Tuana, filósofo feminista, ha investigado las causas que están detrás de ello. En el ensayo “El especulo de la ignorancia: el movimiento de la salud de las mujeres y la epistemiología de la ignorancia” (2006) define la ignorancia como un vacío en el conocimiento, que es “lo que todavía no conocemos”. Pero no conocer no siempre es tan simple. Por el contrario, propone analizar en qué se basa el desconocimiento; más aún, por qué, a veces, se busca intencionadamente la ignorancia. Para ello, pone en el poder el foco, la ignorancia y el conocimiento en su interacción con él, entendiéndose mejor las expresiones de la ignorancia.

Tuana distingue varios tipos de ignorancia. Uno de ellos es saber que es desconocido pero que no importa. Esto puede explicarse por diferentes motivos, como por ejemplo razones de seguridad, o por no poder obtener beneficios económicos de ese conocimiento.

Pone como ejemplo la píldora anticonceptiva masculina. Los laboratorios descartan investigar en el desarrollo de la píldora masculina, ya que está extendido que las hormonas anticonceptivas pueden causar la pérdida de la libido. Por lo tanto, prevén un escaso éxito comercial de esta píldora. Prefieren invertir en las píldoras para las mujeres, ya que consideran seguro que las mujeres no se preocuparán tanto por la caída de la libido.

En este tipo de desconocimiento clasifica el desconocimiento de la eyaculación y menopausia femenina, o de la sexualidad lesbiana y de las personas mayores.

En las sociedades en las que se considera que el placer de las mujeres es lesivo, se extrae el clítoris. Es lo que hicieron al etiopio Fatima Ibrahim. Ahora trabaja de concienciación contra esta costumbre y ha conseguido liberar a su hija de ella. ED. : UNICEF Ethiopia/2017/Mersha.

La razón por la que se desconoce el clítoris es otra. Taun dice que el clítoris no es conocido porque no saben que es desconocido. En las ilustraciones históricas de medicina aparece como un esbozo a modo de botón, así como en los tiempos en los que se dibujaban con todo detalle los penes y testículos, tanto desde el exterior como desde el interior.

Taun cree que en el núcleo de esta indiferencia está la prioridad en la reproducción: el clítoris, al no considerarlo necesario para la reproducción, es despreciable. De ahí que aparezcan tanto difusos y rompientes clítoris, pero finamente y enteramente partes directamente relacionadas con la reproducción, incluidas las internas como la vagina, el útero, los oviduos y los ovarios.

La función del clítoris es tan evidente en el placer que se ha considerado que sólo sirve para ello. Se ha convertido en un mito.

Mito de la fecundación

Los mitos, además de ser una forma de explicar lo desconocido, son una herramienta para fortalecer y perpetuar ese desconocimiento. Un claro ejemplo de ello es la fecundación. De hecho, XX. Hasta el siglo XX, lo que los hombres científicos conocían de la fecundación se basaba más en creencias y creencias que en evidencias. De este modo, se ha vestido de épica el proceso de fecundación y, a menudo, repiten el cuento del conquistador-conquistado: el saldo de espermatozoides en busca del óvulo pasivo, sólo uno consigue entrar y todo ello.

Robert D. El biólogo Martín ha puesto de manifiesto los vacíos de este mito. Le llama el mito del espermatozoide macho y, desde el punto de vista científico, advierte que es totalmente erróneo. Por ejemplo, la abundancia de espermatozoides no es necesariamente una buena señal, sino todo lo contrario: muchos de ellos se necesitan tanto porque son defectuosos. Y no nadan en busca del óculo: son impulsados por los movimientos del útero y los oviductos hacia el óvulo.

Martín y otros investigadores también han explicado los daños colaterales que conlleva el mito. Uno de los más destacados: los problemas reproductivos de los hombres se convierten en tabúes. Por lo tanto, el conocimiento basado en las evidencias beneficia a todos, incluso a los hombres.

El proceso de fecundación a menudo se ha vestido de épica: saldo de espermatozoides en busca del óculo pasivo, etc. Sin embargo, las últimas investigaciones han demostrado que este enfoque es totalmente erróneo. Imagen: Niphon Subsri/Shutterstock.com.

El clítoris como un iceberg

El mito del clítoris, por su parte, sólo sirve para el placer. En sociedades en las que el placer de las mujeres es considerado discriminatorio e incluso lesivo, se ha olvidado y erradicado el clítoris. Y no sólo por las normas religiosas, sino también por la medicina.

Por ejemplo, la extracción de clítoris en recién nacidos intersexuales ha sido bastante habitual. Al nacer con genitales femeninos y masculinos, los médicos no pueden nombrar a chicas o chicos, y algunos resuelven el caso haciendo una clítoridectomía, es decir, cortando una estructura que puede ser considerada como un pene, para que tenga el tamaño de un clítoris.

La clitoridectomía puede deberse a otras causas como el cáncer, pero el objetivo de la intervención en personas intersexuales no tiene nada que ver con la salud, sino con las normas sociales sobre sexo y género, y sólo busca la adaptación del recién nacido al sexo y al género binario. Así, según la publicación sobre el clítoris de la Unidad de Igualdad de la Universidad de Vigo, prácticas médicas como la cllitoridectomía confirman e innovan las normas sociales, al igual que las ablaciones.

Todo ello demuestra que el clítoris sigue siendo considerado excluyente y sigue siendo desconocido para algunos médicos, a pesar de que otros están haciendo un gran trabajo para conocerlo y darlo a conocer.

Destaca, por ejemplo, la obra del urólogo Hellen O’Conell. Ella publicó por primera vez toda la anatomía del clítoris. Artículo publicado en la revista Journal of Urology en 1998. Entonces vieron que lo que la mayoría consideraba clítoris era sólo la cima del iceberg. Para realizar una descripción lo más precisa y completa posible, utilizó el imaginario por resonancia magnética y las disecciones de los muertos, y en 2010 presentó la imagen en tres dimensiones de un clítoris excitado. Actualmente sigue investigando la anatomía genital femenina, sin dar por bueno lo que dicen los libros históricos de anatomía.

La demolición del mito

Y lo mismo ha hecho Roy J. Investigadores Levin con la función del clítoris. En lugar de considerar que su única función es crear placer, ha analizado las investigaciones llevadas a cabo en los últimos años en esta materia. Basándose en ellos y en sus investigaciones, el clítoris participa en la reproducción.

El sexo femenino ha sido investigado en relación a la reproducción. La creencia de que el clítoris sólo sirve para el placer ha hecho desconocida su función reproductora. ED. : George Rudy/Shutterstock.com.

Publicó su trabajo a finales de 2019 en la revista Clinical Anatomy. El artículo comienza con una mención del Premio Nobel de Medicina, Albert Scent-Györgyi: “Para ver lo que han visto todos los demás y pensar lo que nadie ha pensado”.

Según Levin, son numerosas las investigaciones que explican el protagonismo del clítoris en la excitación, sin mencionar su función reproductora. Es decir, se limitan al mito. Pero, según los estudios, son las mismas estructuras que intervienen en la concesión del placer las que contribuyen a la reproducción.

Al describir el coito, la mayoría de las investigaciones indican que se estimula la vagina y, quizás, también el cuello del útero. Pero el clítoris no. Y los labios menores y las principales glándulas vestibulares no aparecen en ningún lugar, son invisibles. Levin destaca en su artículo la importancia de todas estas estructuras olvidadas y afirma que la excitación del clítoris influye en el cerebro.

Su influencia en el cerebro es, además, la misma, tanto por estímulo de la clítoris como por coito. Y tiene una influencia muy amplia: antes del orgasmo activa áreas relacionadas con muchas funciones como el calentamiento, la retribución, la memoria, la inteligencia, la percepción sobre uno mismo y el comportamiento social, entre otras.

Al mismo tiempo, se producen cambios en el tracto genital para facilitar la reproducción, aumentando la circulación vaginal de sangre, aumentando el nivel de oxígeno y la temperatura y mejorando la lubricación. También se producen cambios en el cuello del útero, a través de los cuales los espermatozoides tienen más posibilidades de llegar al óvulo y fecundarlo.

Por todo ello, Levin advierte de que la extracción del clítoris tiene consecuencias en la reproducción. Distingue cinco tipos de cllitoridectomía: psicológica, simbólica, freudiana, ritual y médica. Según Levin, ni los que los hacen ni los que están en contra son conscientes de que la eliminación de la estimulación por clítoris impide la fecundación.

Al final, Levin confirma que las dos funciones del clítoris son fundamentales, complacer y ayudar a la reproducción. Por tanto, el clítoris está por encima del mito.

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