2002/10/01
180. zenbakia
eu es fr en cat gl
Aparecerá un contenido traducido automáticamente. ¿Deseas continuar?
Un contenu traduit automatiquement apparaîtra. Voulez-vous continuer?
An automatically translated content item will be displayed. Do you want to continue?
Apareixerà un contingut traduït automàticament. Vols continuar?
Aparecerá un contido traducido automaticamente. ¿Desexas continuar?
Insomnio: una dura lucha nocturna
Texto generado por el traductor automático Elia sin revisión posterior por traductores.
Elia Elhuyar
Sin poder dormir una noche, medio despierto o medio sueño, no es cosa de nadie, porque a la mañana siguiente nos levantamos de la cama sin descansar. Pero cuando el insomnio (o insomnio) se convierte en una cuenta del día a día, mejor dicho, de la noche, el problema puede llegar a ser grave.
¿Qué es el insomnio?
Así se llama tanto a la dificultad para conciliar el sueño, como al despertar durante la noche o antes de sonar los despertadores por la mañana. Puede ocurrir en un solo día, incluso varios días consecutivos, muchas veces por una causa concreta. Pero el problema puede llegar a ser crónico.
¿Y cuándo hay que dar importancia al insomnio? En caso de no poder dormir más de 15 días, es conveniente acudir a un especialista para analizarlo si es necesario en una Unidad de Sueño. En esta unidad, una vez investigado cada caso, se realiza el diagnóstico y se prescribe el tratamiento.
Por motivos poco conocidos, las mujeres tienen una mayor propensión al insomnio desde el centro de la vida (a partir de los 40 años).
¿Cuáles son los síntomas?
La alteración del sueño produce una serie de síntomas, pero los mayores son la ansiedad, el nerviosismo, la apatía, la irritabilidad, la fatiga, la debilidad, el sueño durante todo el día y el estado de ánimo para la depresión.
¿Qué se puede hacer para prevenirlos?
- El déficit de calcio puede provocar insomnio. Por lo tanto, tomar leche caliente (una taza) antes de acostarse es beneficioso, ya que la calcemia (nivel de calcio en sangre) aumenta poco a poco.
- Toma ciertos hábitos tanto al acostarse como al levantarse de la cama.
- La sala es muy importante. La habitación debe estar bien ventilada, no demasiado caliente ni demasiado fría. Ni ruido ni exceso de luz. Que la ropa de cama esté hecha con tejidos naturales, cómoda y agradable, y que las mantas de la cama no sean demasiado pesadas.
- Cuidado con la hipoglucemia. ¿Tienes bajo nivel de azúcar en sangre? Si es así, controla. A largo plazo, esto te hará perder el sueño y tener dificultades.
¿Qué hacer antes de ir a la cama?
- Toma un baño caliente antes de meterte en la cama. Si la música es suave y relajante, mejor.
- Evita tomar bebidas estimulantes, té, café o colas, sobre todo durante la cena. Se pueden sustituir por infusiones con hierba bendita ( Valeriana officinalis ), verbena con aroma a limón, flor de pasión o tila.
- Se recomienda una cena temprana y una cena ligera para que la digestión sea fácil y a tiempo, aunque no conviene acostarse con hambre.
- Hacer ejercicio pero en la medida necesaria. Una sesión de gimnasia rápida de 20 minutos o un paseo pueden ser muy apropiados.
- Elimina tus inquietudes y emociones internas. Esto libera tu mente y te ayudará a descansar por la noche.
- Al acostarte, te conviene pensar en lugares, experiencias y situaciones agradables.
- Di a tu pareja un masaje ligero, suave y relajante. ¿Te beneficiará y quién sabe? Tal vez...
¿Y si las medidas anteriores no funcionan?
A medida que vamos envejeciendo, cada vez necesitamos menos horas de sueño.
Además de estas sencillas y sencillas medidas, existen medicinas. Sin embargo, el tratamiento farmacológico debe ir siempre por detrás de un diagnóstico, tras un análisis adecuado del paciente. Cada caso es diferente, tiene características especiales y el tratamiento debe ser siempre individualizado y bajo control médico.
Por otro lado, existen prácticas o comportamientos psicológicos que no tienen ninguna contraindicación (como por ejemplo el tradicional “hábito de contar ovejas”). Algunas de ellas, que se pueden realizar sucesivamente:
- Tumbado boca arriba en la cama, coloca las palmas de las manos hacia abajo sobre la sábana. Puntas ligeramente separadas hacia los lados, pero sin ningún tipo de fuerza.
- Situar la mirada en un punto fijo, por ejemplo, donde se juntan la pared y el techo. Con los ojos abiertos, déjalos cerrar cuando tengas ganas o necesidad de hacerlo.
- Respirar profundamente, a ser posible desde el propio vientre, como una persona dormida. A continuación, deja que la respiración tome su ritmo normal.
- Repite el repaso de la cabeza a los pies, soltando todos los músculos y dejando que estén tranquilos.
- El cuerpo debe estar sobre la cama pero con los músculos en reposo.
- Toma conciencia de tus partes del cuerpo: un brazo primero, otro después, una pierna, la otra. Tienes que darse cuenta de que realmente pesan, son pesados.
- No busques sueño. Vendrá él, y aunque no venga, en esos 10-15 minutos, con la relajación, descansarás.
¿Por qué ocurre? La imposibilidad de conciliar el sueño puede deberse a tensiones emocionales como un problema de trabajo o un problema de salud de un familiar. Este insomnio es, lógicamente, efímero, el que termina cuando el problema desaparece. Si estás en este caso, no te acostes cuando estás dando vueltas al problema. Una sesión de relajación de entre 15 y 20 minutos antes de acostarte cada día también te ayudará mucho. Causas psicopatológicas Depresión, estrés, ansiedad, problemas psicológicos, en definitiva, son frecuentes los insomnios. En estos casos se recomienda psicoterapia. Ciertos fármacos son utilizados para curar alteraciones de la glándula tiroides, bronquios dilatadores (en problemas respiratorios), fármacos que elevan la tensión arterial o ciertos diuréticos pueden provocar insomnio. Por lo tanto, si toma alguno de estos medicamentos y tiene dificultades para conciliar el sueño, díselo a su médico para que lo cambie. Algunas patologías también pueden ser causantes de enfermedades dolorosas (reumatismos, por ejemplo) y de dificultades respiratorias. Edad No sabemos muy bien por qué, pero a medida que vamos envejeciendo, cada vez necesitamos menos horas de sueño. |