Aquella revista científica tan sencilla y de aspecto ruidoso como Elhuyar (perdóname Luis, Andoni y otros, pero yo me tomé la forma cuando la conocí) venía a trabajar nuevos campos en la cultura vasca: ciencia y tecnología. Al margen de los libros de Gabirel Jauregi, Pisia y Kimia de la preguerra, apenas había nada de ciencia en euskera. En el primer número de 40 páginas publicado en septiembre de 1974, se expresaron claramente en la editorial las intenciones de la nueva publicación que venía a la plaza de la cultura vasca:
“Para que el euskera salga a la plaza de la ciencia, debemos presionar a los presentes para que sus creadores nos muestren lo que es y entre todos podamos ayudarles a crear un mundo cada vez más maduro, más apropiado, más decorado.”
Estas líneas indicaban bien el objetivo: “b para que los creadores nos muestren cómo es”. A la hora de confeccionar la revista no se miraba principalmente al lector, como debería hacerlo en una revista de este tipo, sino al escritor. El objetivo era formar a escritores y a la lengua y eso nadaba en el producto. “Hik escribe química en euskara, les da igual de qué” me dijeron a mí cuando me acerqué los miembros de Elhuyar, y así fui despidiendo las pesadas obras de química que nadie podía tragar.
Lo que desde el punto de vista actual puede parecer un comportamiento erróneo, no era entonces una filosofía equivocada, sino que era necesario. Me formé por escrito y se formó por escrito. Un gran poeta andaluz escribió que el camino se hace andando y en nuestro caso no faltaba razón. Así, por ejemplo, Luis Bandres partió de los caminos de la física en aquel primer número y se fueron “arrancando” de grano, acumulando material para que los profesores de las ikastolas explicaran en euskera los conceptos de física. Igual en otros campos científicos. No se podía esperar.
En los próximos años la revista continuó con la misma idea: buscar nuevos escritores y formar el idioma. Hubo excepciones. Nº 17 (1978) P. M. Etxenike y R. H. El artículo titulado “ El Potencial Wake de Iones Rápidos en Estado Sólido”, publicado por Ritchie, pretendía demostrar que la investigación científica de alto nivel se podía difundir también en euskera. Era una reivindicación y un símbolo, pero las palabras de Adolfo Suárez permanecían frescas (“ No se puede explicar física nuclear en catalán o vasco” un poco más abajo). La excepción de entonces es hoy habitual.
En 1981 la revista tuvo su primera profunda renovación. A quien necesitaba el número 26 se le denominó 7, 1 en el camino de las revistas científicas normalizadas. La nuestra no era, sin embargo, normalizada. En la editorial de este número se decía, entre otras cosas:
“Porque el desafío que tenemos en la actualidad ante nosotros es muy diferente y la necesidad de responder a una situación diferente con diferentes barreras es evidente. No tenemos por qué convencer a nadie, al menos a los euskaldunes, de que los temas científicos también se pueden escribir en euskera, por lo que el papel de hoy en día es demostrar que también se pueden decir cosas interesantes en euskera y además demostrar que somos capaces de expresarse de una manera agradable... La gente no va a comprar revistas en euskera porque están escritas en euskera, sino porque lo que se dice en ellas es interesante.”
Ese era el reto, decir cosas interesantes de forma amena. El esfuerzo fue grande. Se modificó la maqueta, se dividió la revista en secciones y se dio más peso a la divulgación científica y técnica. En cualquier caso, la imagen todavía era una revista de la zarpa.
Sin embargo, Elhuyar no era una revista científica normalizada y ese gusano nos comía vísceras. No tenía un aspecto estándar, el formato de libro no le beneficiaba. El contenido era también una especie de cestón, empezando con material escolar y terminando con artículos de investigación. La cultura vasca merecía otra cosa y además estábamos en una situación de mejora.
En 1985 tomamos la decisión de hacer una revista científica estándar. Decidimos dividirlo en dos partes: la divulgación y la investigación. En diciembre de 1985 Elhuyar. Se publicó el número cero de Zientzia eta Teknika y, a pesar de ser un pastiche de artículos publicados con anterioridad y de ser una zarpela muy comparada con los actuales, tuvo un gran éxito en la feria de Durango. Nos enseñó que inventamos el camino. En pocos meses duplicamos el número de suscriptores.
A lo largo del recorrido hemos conseguido configurar la revista que tienes entre manos y que está mucho más cerca del estardón. La revista, inicialmente bimestral, ha completado 100 ejemplares, con diferencias significativas entre el número cero y el número cien, tanto en la maqueta como en los contenidos. No se puede negar que hemos mejorado, pero todavía tenemos mucho que mejorar.
Estamos ofreciendo al lector una revista de divulgación científica y técnica digna. Sin embargo, todavía le falta un poco de estándar. La mayor parte del reto está en la mejora del estilo de los artículos y de la capacidad comunicativa, así como en la formación de profesionales que lo hagan. Desgraciadamente, no creo que esté todo en nuestras manos, necesitamos ayuda externa.
Elhuyar y Elhuyar están haciendo un gran esfuerzo. El esfuerzo y la publicación de las revistas científicas y técnicas se ha disparado. Nuestras fuerzas no son suficientes. Si se quiere avanzar en la estandarización, la ayuda económica de las administraciones vascas es fundamental.
¿Quién agarrará el toro de las ramas?
INFORMÁTICA VERSUS AUTOFORMACIÓNHasta 1984 las máquinas de escribir fueron la tecnología utilizada en la elaboración de los libros. Ese año se produjo un cambio estratégico en Elhuyar cuando adquirimos un ordenador Rank Xerox para procesar textos. La ventaja con respecto a las máquinas de escribir era enorme y así, para escribir fórmulas matemáticas o realizar correcciones no era necesario hacer un esfuerzo de antaño. Sin embargo, no teníamos impresora porque era muy cara. Por lo tanto, continuamos buscando algo más y trasladamos a la oficina, junto con la impresora láser, Macintosha, recién lanzada en 1986. Esta tecnología, además de dar estabilidad, nos abrió las puertas a nuevos caminos. En un principio se consideró un sistema para hacer los libros en orden, pero en la actualidad tenemos la base de datos de suscriptores de la revista o de entradas del diccionario enciclopédico en Macintosh. A finales de la década pasada comenzamos a desarrollar el software de aprendizaje en la plataforma IBM Pc y hemos desarrollado diferentes productos que ayudan a aprender matemáticas, física, geografía o euskara. En los últimos años hemos dado un paso más y eso ha sido introducirnos en el mundo multimedia. Para ello nos hemos basado en la experiencia de haber trabajado en plataformas Macintosh e IBM Pc y ya tenemos nuestro primer producto, el CD-ROM “ Ezagutu Gipuzkoa” en la calle. Sin embargo, el éxito del proceso de informatización se ha basado en la capacidad de innovación de los miembros de Elhuyar. A. Sagarna y J. Cuchillo |
Aunque se haya dicho en más de una ocasión, al ser algo que hay que dejar claro, perdonarás al lector que vuelva a repetirse. Los primeros pasos de la Asociación Cultural Elhuyar fueron demostrar que nuestra lengua, aún no adaptada a la “ciencia” y a la “técnica”, no era una lengua secundaria. Es decir, demostrar que el nuestro es, como el resto, una lengua que puede ser adecuada para tratar cualquier tema. Por lo tanto y con este objetivo, la divulgación se dejó en un segundo plano, ofreciendo a los escritores la oportunidad de formarse y demostrando a los que pensaban que se equivocaban.
Con el paso del tiempo no bastaba con hacerlo, por lo que el segundo paso fue dar su hueco a la divulgación y cuidar la calidad del contenido. Durante ese tiempo tratamos de equilibrar ambas partes, aunque no conseguimos mantener ese equilibrio en todos los ejemplares. Lógicamente, como el nuevo camino era el desarrollo de la divulgación, éste fue el que en la mayoría de los casos se quedó muy patoso y los artículos que publicábamos eran demasiado compactos. En esta segunda fase, el objetivo era ofrecer al lector un material de autoformación adecuado a su contenido. Y para cumplir con ese objetivo teníamos preparada nuestra infraestructura, en la que los que se dedicaban a la divulgación eran principalmente profesores o técnicos y nuestras fuerzas se concentraban en publicar en euskera apropiado.
Así las cosas y a medida que nos acercamos a los nuevos retos, nos llegó el momento de dar un paso más. Es decir, manteniendo lo que conseguimos hasta entonces (y mejorándolo si fuera posible, reforzando la red de colaboradores, por ejemplo), la hora de dar un buen agitación al aspecto y de hacer un esfuerzo especial para adaptarse a una época en la que la imagen y la imagen son las principales. Pensar y hacer (a nuestro nivel bajo, por supuesto), ya que este tipo de cambios tiene dos partes, el nuevo diseño (como ya habíamos hecho a mano) y el cuidado de la parte gráfica de cada uno. Aunque intentamos aplicar este último en todos los números, no siempre publicamos el producto que queríamos, por muchos problemas (incluido dinero).
Pero esta nueva era tenía otro hueco y tiene que ver con su contenido. No basta con publicarlo en euskera apropiado y con un buen aspecto, es imprescindible que se agilice también el contenido y se haga de forma que sea fácil para cualquiera. Para ello era imprescindible traer un periodista al equipo, algo que hoy se ha hecho realidad.
Por lo tanto, y para terminar, deciros que estamos dando nuevos pasos hacia la divulgación sin parar y agradeceros a todas las personas que aportáis algo para poder sacar a la luz el nuevo ejemplar del periodo, empezad por los escritores y acabad contigo como lector, porque sin lector no es posible perdurar.
R. Director de la Revista Arrojeria
Cuando se publicó el número 0 de la revista Elhuyar, Zientzia eta Teknika, estaba estudiando euskera en el barnetegi de Kortezubi. Fui a la Feria de Durango y allí descubrí qué era esa revista y qué era el grupo Elhuyar. Fueron de Elhuyar los libros de matemáticas que leí para trabajar el diccionario de matemáticas, los diccionarios de UZEI y los libros de alfabetización científica de la UEU.
Por primera vez recibí clases de matemáticas en la UEU de 1986 en euskera y los miembros de Elhuyar me explicaron la alfabetización científica. A finales de año Elhuyar me dio la oportunidad de escribir mi primer libro de matemáticas, que se publicó al año siguiente. Mientras tanto, en la revista sobre matemáticas J. M. Goñi y J. Se encargaban de Duoandikoetxea. A finales de 1987 Elhuyar me ofreció una colaboración de sección fija y desde el año 1988 he escrito sin interrupción sobre el tema de las matemáticas, primero en el apartado de Juegos Matemáticos, luego en el de Matemáticas Curiosas y finalmente en el de Matemáticas.
Los seis primeros ejemplares anuales se convirtieron en once ejemplares, lo que nos obligó a agitar la cabeza. No siempre fue fácil adivinar qué escribir en el siguiente número. Pero la verdad es que me gustaba el trabajo y en la mente me parecían ideas.
Más allá de la historia, quiero traer mi reflexión aquí. La emoción inicial que genera escribir en una revista puede llegar hasta el objetivo. Si mi objetivo era ampliar las matemáticas, no podía conformarme con escribir. Me vienen a la cabeza estas y otras preguntas: ¿Son interesantes mis artículos? ¿Cuántos leen? ¿Y la calidad? ¿Y el nivel? Quizá las mismas preguntas que la mayoría de los escritores, ¿son la soledad de los escritores? Sin embargo, no sé qué respuesta.
No conozco a favor de los lectores. Según los resultados de la encuesta realizada por Elhuyar, un 18% lee los temas matemáticos. Me gustaría aprovechar esta ocasión para animar al lector a aportar ideas, artículos, opiniones y ayuda. Este apartado, sobre Matemáticas, no es cerrado, no es mío ni de Elhuyar, sino abierto y de todos.
¡Gracias y felicidades a Elhuyar!