En el País Vasco, la frontera K/T se puede ver en varios lugares. Sin embargo, antes estaba presente en más sitios. En algunos de ellos se ha eliminado, en la mayoría de los casos en obras de infraestructura como un túnel (variante de Herrera), un aparcamiento (puerto de Pasaia) o simplemente un muro (Loreto de San Sebastián).
La mayoría ni siquiera se dieron cuenta de esta pérdida. Para los geólogos de la UPV, Xabier Orue-Etxabarria y Estibalitz Apellaniz, en cambio, no es una tontería. De hecho, el límite K/T es una capa que muestra la transición del Cretácico al Terciario, que se creó hace 65 millones de años. Una de las características principales de esta capa es su elevada concentración de iridio, base sobre la que se basaron los padres Álvarez y los dinosaurios Jan Smit para crear una teoría de la colisión que explica por qué desaparecieron.
Por tanto, al eliminar esta capa desaparece un registro de enorme valor geológico. Sin embargo, el límite K/T puede verse en más sitios, como el de Algorri (Zumaia) es muy conocido. Por el contrario, la geóloga de la UPV/EHU Arantza Aranburu advierte de que no sabemos ni qué estamos perdiendo en muchos otros lugares, y subraya que “muchas veces son pérdidas irreversibles”.
Aranburu trabaja especialmente en las cuevas y, según él, pocos saben lo que hay y la importancia de las cavidades de la Tierra en comparación con las rocas que se encuentran en la superficie terrestre.
"¿Qué conocemos de las cuevas? ", pregunta Aramburu. Ella responde sin esperar la respuesta de otras personas: "yacimientos arqueológicos y paleontológicos; profundos y extensos orificios, de la mano de espeleólogos; y hermosos espeleotemas (estalactitas, estalagmitas...), como los de Pozalagua. Todo lo demás es casi desconocido".
Aranburu reivindica la necesidad de saber qué tenemos en el subsuelo, "y después decidirán qué proteger, cómo y para qué". En primer lugar, sin embargo, considera imprescindible informar al público por qué es tan importante conocer las estructuras que se forman en las cuevas, así como los sedimentos que las ocupan: "Entre otras cosas, conservan un registro de los cambios climáticos ocurridos en el exterior, y cuando alguien saca de una cueva una estalactita o una arcilla, perdemos una oportunidad para conocer el pasado".
El concepto de geodiversidad surge en la década de los 90 para evitar su ocurrencia y poner de manifiesto el valor del patrimonio geológico. Nació por analogía con la biodiversidad y estaba muy relacionada con la necesidad de proteger el patrimonio.
Según la definición de la época, la geodiversidad sería la variedad natural de la superficie terrestre, incluyendo aspectos geológicos, geomorfológicos, suelos, hidrología y otros sistemas creados por procesos naturales y actividades humanas.
Con el tiempo se ha ido convirtiendo en la definición de la geodiversidad. Algunos expertos reforzaron la idea de que se trata de un sustrato de la biodiversidad, cuyas definiciones incluyen, además de los aspectos anteriormente mencionados, una perspectiva cultural y social.
Así, en los últimos tiempos la geodiversidad aparece relacionada con el desarrollo sostenible de entornos de interés científico y con iniciativas turísticas y educativas. La UNESCO también ha apostado por ello, lo que se ve claramente en la figura del geoparque. De hecho, para recibir la denominación de geoparke, además del valor científico del lugar (geológico, arqueológico, paleontológico) se tiene en cuenta su reflejo en la cultura, sus posibilidades educativas y divulgativas, así como sus posibilidades de explotación, desde canteras hasta itinerarios turísticos.
Y es que tener valor geológico no es suficiente para recibir la denominación. Según Chris Woodley-Stewart, director del geoparque inglés North Pennines, "los geoparques no se preocupan sólo de las rocas, sino también de las personas. Para ellos es muy importante que mucha gente tenga ganas de visitarlos y de disfrutar de las zonas geológicas. Nuestro objetivo es desarrollar al máximo el geoturismo para impulsar la economía local y ayudar a sus habitantes a comprender la evolución de su entorno".
Es decir, no sólo se tiene en cuenta el valor geológico y la singularidad y sencillez de la zona, sino también su valor educativo y turístico. En este camino, Zumaia, Deba y Mutriku han dado pasos importantes en los últimos años. Así, por ejemplo, la Casa de Conocimiento Algorri de Zumaia y el Centro de Interpretación Nautilus de Mutriku organizan diversas actividades educativas y divulgativas, inaugurando en 2008 la réplica de la cueva de Ekain y ofreciendo conjuntamente por los tres ayuntamientos recorridos geoturísticos.
En las I Jornadas sobre Geodiversidad de Euskadi que se celebraron en mayo se expuso de esta manera la geodiversidad. Es, por tanto, un concepto amplio e integrador. Sin embargo, los organizadores y participantes de las jornadas no se limitaron a hablar de los aspectos que recoge la definición, sino que también pretendían sentar las bases de la Estrategia de Geodiversidad de Euskadi.
En las jornadas, el catedrático de geodinámica Antonio Cendrero presentó una metodología de evaluación que ayuda al diseño de estrategias y a la toma de decisiones.
En primer lugar, Cendreo dio su propia definición de geodiversidad: "Conjunto de aspectos y recursos abióticos (rocas, minerales, fósiles, estructuras, suelos, paisajes) situados sobre o bajo el suelo que pueden ofrecer elementos materiales o servicios ambientales de utilidad pública".
En esta definición se aprecia claramente que tiene muy en cuenta la explotación. Precisamente, para evaluar los elementos patrimoniales de la geodiversidad y lograr una explotación sostenible, considera muy conveniente que Cendrero tenga una metodología común a nivel internacional.
Sin embargo, todavía no existe, según él existen numerosos trabajos de investigación sobre el patrimonio geológico, clasificaciones y estudios de impacto de las explotaciones, pero no conoce una metodología que contemple todos los aspectos relacionados con la geodiversidad -identificación, inventario o catalogación, evaluación, conservación o protección y valoración-.
El objetivo del equipo de Cendrero ha sido por tanto desarrollar una metodología que contemple los aspectos mencionados. Así, para evaluar los elementos patrimoniales de la geodiversidad combinan criterios científicos e intangibles. Entre estos últimos se incluyen el ocio, la cultura, el interés por la educación, el patrocinio, etc. La evaluación de los elementos patrimoniales, según Cendrero, "está entre el estudio científico y la evaluación artística, estética y cultural".
La valoración cuantitativa se realiza en base a criterios de calidad del lugar desde el punto de vista científico, posibilidades de uso, riesgo de pérdida o deterioro y necesidad de protección.
La metodología ha sido aplicada en diferentes lugares de Cantabria y Gipuzkoa y ha sido contrastada con la opinión de un amplio grupo de expertos para valorar su validez o no. De esta manera, se observa que los resultados son bastante similares. Además, han contrastado los resultados obtenidos con su metodología con el dinero que invierte la sociedad en estos lugares, demostrando que también es válido.
Por lo tanto, Cendrero ha llegado a la conclusión de que con la metodología desarrollada se "reduce la subjetividad". Además, ha subrayado que el proceso se hace transparente y que los resultados son repetibles. Actualmente se está trabajando en el refino de la metodología y ya se han identificado varios puntos para simplificar el método.
Teniendo en cuenta que en el futuro la geodiversidad se extenderá y reforzará aún más, será beneficioso contar con este tipo de metodologías que ayuden a las autoridades en la toma de decisiones y permitan que la gente tenga una herramienta para evaluar estas acciones.