Parece que la clave está en ser sostenible, también en urbanismo. Parece complicado y, además, hay quien no tiene claro qué significa el urbanismo sostenible. Pero el concepto ya no es tan nuevo ni la intención de llevarlo a cabo. Las Naciones Unidas celebraron en 1996 un congreso sobre ciudades y lugares de residencia, en el que crearon un Programa Habitat II en el que la sostenibilidad es uno de los pilares fundamentales.
El documento que presenta el marco de actuación para el desarrollo sostenible de las ciudades de la Unión Europea data de 1999, y el urbanismo sostenible sigue avanzando aquí. Por ejemplo, el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno Vasco publicó en 2003 el documento “Criterios de sostenibilidad aplicables al planeamiento urbano”.
Como se reconoce en la introducción del documento, antes el urbanismo se relacionaba principalmente con la arquitectura y la ingeniería, y se preocupaba por la sostenibilidad en el campo de las ciencias naturales. Posteriormente, cuando se introdujo el concepto de sostenibilidad en el urbanismo, se aplicó de forma bastante reducida, limitándose a aspectos relacionados con el medio ambiente (ruido, depuración de aguas, energía, residuos...).
Hoy en día, sin embargo, los términos urbanismo y sostenible aparecen juntos. Todavía es pronto para saber si el urbanismo sostenible va a quedar en una idea o se va a hacer realidad, pero los políticos, al menos en teoría, lo han defendido.
Para pasar de la teoría a la práctica hay que dar muchos pasos. Por ejemplo, es imprescindible tener en cuenta la participación ciudadana y así lo reconoce el Departamento de Medio Ambiente en el citado documento. Según ellos, la Agenda Local 21 y procesos como ésta son elementos importantes para la integración de criterios de sostenibilidad en el urbanismo.
Es evidente que cada vez hay más gente en las ciudades, no sólo en Euskal Herria, sino en todo el mundo. Sin embargo, las ciudades se están expandiendo, ya que los terrenos circundantes se destinan en parte a sus usos.
Aquí, además, se está produciendo un cambio en el aspecto de las ciudades, que cada vez ocupan más suelo. En los años 60 y 70, la población creció mucho, al tiempo que las ciudades crecieron rápido y sin excesivos controles. Surgieron muchos nuevos barrios, en su mayoría compactos. A partir de la década de 1990, sin embargo, el crecimiento de la población se ha estancado, pero no el consumo de suelo. Se amplía la tendencia a la sustitución de barrios compactos por urbanizaciones dispersas con baja densidad de población, incluso en los lugares donde la orografía delimita el espacio.
Por todo ello, en el documento del Gobierno Vasco sobre criterios de sostenibilidad urbanística, el primer criterio al abordar un planeamiento urbanístico es el siguiente: "la evaluación de la huella ecológica de la ciudad, el cálculo de la capacidad de carga del territorio en el que se encuentra la ciudad objeto de estudio y el análisis de la posibilidad de reutilización de los suelos urbanos utilizados antes de la carga de los suelos no utilizados".
Este criterio aparece en la parte inicial del documento y en las conclusiones aparece en primer lugar. Pero los siguientes no tienen menos interés y relevancia. Algunas están relacionadas con el suelo y la naturaleza, como por ejemplo el respeto al ecosistema natural inicial y la protección de las zonas de mayor valor ecológico.
Aunque no es nuevo, es un criterio imprescindible. Es tan necesario, pero quizás menos escuchado, capitalizar el potencial del emplazamiento (clima, orografía...). El objetivo es conseguir una ciudad cómoda, con el menor consumo de energía posible y el menor impacto posible.
La consideración de la ciudad como organismo vivo y el hablar del metabolismo de la ciudad sigue siendo raro para algunos. Pues bien, en otro de los criterios se habla de un análisis profundo del funcionamiento del metabolismo urbano y de las condiciones del entorno para que sirvan de base para la planificación.
Junto a ello, otro criterio es el diseño de la red de espacios verdes. Esta red abarcaría elementos de todos los niveles, tanto los espacios naturales urbanos como los espacios protegidos del entorno. De esta forma se evita la fragmentación y/o abandono de los sistemas naturales. La idea es integrar la naturaleza en la ciudad.
Otros criterios se refieren a equipamientos urbanos, servicios, espacios públicos, etc. Por ejemplo, en el documento se indica que los equipamientos y servicios deben ser distribuidos de forma equilibrada para conseguir una ciudad de corta distancia.
Para facilitar la convivencia, se recomienda la creación de un sistema de espacios públicos y la necesidad de que la renovación de todos los espacios sea integrada para evitar la creación de barrios marginales. En definitiva, se trata de lograr un equilibrio entre los núcleos urbanos.
Esto afecta directamente a la movilidad, ya que cuando las distancias son pequeñas y cuando los servicios están cerca, existe la posibilidad de ir andando o en bicicleta, evitando así el incremento del tráfico. Pero esto no es suficiente para resolver los problemas de movilidad y otro criterio es priorizar el uso del transporte colectivo.
No obstante, el documento de referencia tiene ya varios años. Por otra parte, algunas de las ideas anteriormente se consideraban necesarias y, en cierta medida, se estaban ejecutando en diferentes lugares. Además, las normativas y leyes emanadas de la Unión Europea en los últimos años van por la misma vía y afectan a las decisiones de las administraciones.
Así, aunque es difícil pasar de la mañana a la noche, algunos han dado grandes pasos en esa dirección. Por ejemplo, cabe destacar el programa de gestión de residuos urbanos de la Comarca de Pamplona. Este programa se puso en marcha en 1986 y sigue siendo un ejemplo. Fue el primero en aplicar de forma integral los principios de reutilización y reciclado en el Estado español y en el País Vasco. La participación de la sociedad fue espectacular.
El programa ha avanzado y ha recibido numerosos premios y distinciones, algunos internacionales. Además, se ha aplicado en otros municipios, adaptándose al lugar, tanto en Navarra como fuera (Madrid, Barcelona, Córdoba...), ya que se ha demostrado que es teóricamente coherente y al mismo tiempo práctico.
En el caso de Navarra, cabe destacar la idea de realizar una ecociudad en Sarriguren. Sarriguren se encuentra en una zona rural próxima a Pamplona y cuenta en la actualidad con 10 habitantes. En este lugar quieren crear una ciudad ejemplar con 4.200 viviendas de precio limitado y el plan se enmarca dentro del programa Habitat II de las ciudades sostenibles de las Naciones Unidas.
Estos son dos ejemplos de Navarra. Uno de ellos está en marcha desde hace tiempo, el otro está todavía en fase de proyecto, pero ambos son ejemplos y así lo han reconocido, entre otros, en el programa Habitat II de las Naciones Unidas. El programa incluye otras ciudades de Euskal Herria como el cinturón verde de Vitoria-Gasteiz, la regeneración de Barakaldo...
Además de estas menciones, el territorio ha recibido premios más generales, como el Consejo de Urbanistas Europeos, que ha premiado el Plan de Ordenación del Territorio de la CAPV, y el Plan Parcial del Bajo Deba, que ha recibido una mención especial. Los premios se entregaron en el Congreso Euskal Hiria 2006, que recibió de manos del Presidente del Consejo Europeo de Urbanistas, Jan Vogelij, la Consejera de Medio Ambiente del País Vasco, Esther Larrañaga.
Simin Davoudi, experto ponente en el congreso Euskal Hiria, también felicitó al plan vasco. Davoudi es investigador de la Universidad de Newcastle y asesor de urbanismo en el gobierno británico y en la Unión Europea. Y, precisamente, su intervención se centró en una región policéntrica urbana. Explicó cómo era este modelo, especificó sus características y dio algunos ejemplos.
En dos palabras, en las regiones urbanas policéntricas hay tres o más ciudades principales, no hay relaciones jerárquicas entre ellas, se encuentran relativamente cercanas y funcionalmente complementarias. El ejemplo clásico es el Randstad holandés.
Al parecer, la CAPV también tiene esa característica o, al menos, la busca el Gobierno Vasco a través de las Directrices de Ordenación del Territorio. Sin embargo, en el congreso no todo fueron premios y conferencias positivas, hubo críticas. El mayor debate fue la creación de trenes de alta velocidad y nuevas vías.
En la mesa redonda del congreso se reunieron expertos que han realizado el diagnóstico de las Directrices de Ordenación del Territorio de la CAPV: Xabier Unzurrunzaga, Jose Allende, Eugenio Ruiz Urrestarazu, Arantxa Rodríguez y Santiago Peñalba. Aunque los cinco apuestan por el transporte colectivo y, sobre todo, por el ferrocarril, coincidieron en que no hubo debate público sobre el tren de alta velocidad y el ferrocarril. Y eso no les parece adecuado.
Es más, Allende, Rodríguez y Peñalba creen que este tren fortalecerá Bilbao, Donostia-San Sebastián y Vitoria-Gasteiz y excluirá a ciudades y pueblos intermedios. Por tanto, lo consideran contrario al modelo policéntrico. Pero no son los únicos que no ven con buenos ojos este proyecto, sino que también se han creado grupos en la sociedad.
Sin embargo, los líderes del Gobierno Vasco apoyan la Y vasca y esperan que los beneficios - sociales, económicos y ambientales- sean mucho mayores que los daños. Comienzan las obras de construcción, veremos a dónde nos lleva este tren.