A pesar de que en los alienígenas la expresión “hombrecillos verdes” está muy extendida, Sergio L. Palacios no cree que sea la imagen más típica. Palacios, profesor de Física Aplicada en la Universidad de Oviedo, es también un apasionado de la ciencia ficción. Precisamente, utiliza la ciencia ficción para divulgar la física. Y dice que los alienígenas, en la mayoría de los casos, se han representado con piel gris.
Eso sí, reconoce que tienen aspecto humano: "Como nosotros, tienen dos patas y dos brazos y, sobre el cuello, la cabeza. Y la cabeza suele ser muy grande con respecto al cuerpo, ya que de hecho son poco corporales". Según Palacios, esta apariencia no se ajusta a la ley de la gravedad. "Parece que la gravedad es más débil que en la Tierra en el lugar de residencia de los extraterrestres, si no, un cuerpo tan débil no podría resistir a la cabeza tan grande".
Palacios también se fija en los ojos: "La cara es similar a la nuestra, tienen una boca en el mismo lugar que nosotros y encima dos ojos. En la mayoría de los casos son de forma de almendras, muy grandes y completamente negras, que sugieren tener poca luz en su planeta".
Según Palacios, este aspecto nació en 1947 en la autopsia de Roswell. Ese año, varios medios estadounidenses dieron a conocer un extraño suceso: En el pueblo de Roswell cayó un barco procedente de un espacio lejano. En su interior se hallaban seres extraterrestres, a los que se llama "autopsia". Al parecer, estos alienígenas tenían ese aspecto que luego se ha convertido en algo habitual: eran cabezudos, de cuerpo fino, con ojos grandes y en forma de almendras.
Con este aspecto, claro está, aparecen en el video que se mostró en 1995. Este video fue presentado por el empresario Ray Santilly como grabación de la autopsia. El vídeo tuvo una gran repercusión, y aunque al principio algunos lo consideraron verdadero, hoy en día casi nadie cuestiona que era un fraude.
Pero antes de imponerse, Palacios recuerda que los alienígenas se representaban con otras formas. Por ejemplo H. G. En la novela de ciencia ficción que publicó Wells en 1898, la Guerra de los Mundos, los alienígenas son marcianos y tienen forma de pulpo. Estos pulpos son gigantes y apenas se pueden mover, pero tienen la capacidad de emitir rayos destructivos y son capaces de construir máquinas letales de guerra. Precisamente a través de ellos intentan conquistar la Tierra. Afortunadamente, los marcianos no tienen protección frente a los patógenos terrestres y mueren infectados.
Aunque la novela es famosa, es aún más conocida la novela radiofónica basada en ella que Orson Wells realizó en 1938. En la adaptación, los marcianos aterrizan en Nueva Jersey en lugar de en Londres. Si no, tienen el mismo aspecto que tenían en la novela. Wells emitió por radio como noticia de última hora, lo que provocó el pánico en Nueva Jersey y Nueva York, donde los ciudadanos creyeron que los marcianos habían venido a invadir la Tierra.
En Estados Unidos fueron años dorados de la ciencia ficción y de las historias alienígenas. Este florecimiento se prolongó hasta la década de 1960 y los alienígenas, además de en novelas y programas de radio, aparecían en televisión y cine. En opinión de Palacios, detrás de algunas de estas obras de ficción se pretendía asustar a la gente e identificar a los extraterrestres con los comunistas: "Querían transmitir el mensaje de que, aunque parezcan, son diferentes. Son nuestros enemigos porque quieren destruir nuestros bienes y nuestro sistema".
Para entonces, los científicos veían que, en caso de tener alienígenas, no tenían por qué ser como nosotros. Sin embargo, en la década de los 70, cuando diseñaron sus intentos de comunicarse con ellos, los consideraron inteligentes, en cierta medida como si fueran nuestros iguales.
Por ejemplo, en las sondas Pioneer 10 y 11 de la NASA se envió una placa. Las placas llevaban información sobre la Tierra y nuestra especie, si algún alienígena se encontrase con alguna sonda, sería nuestro caso.
Las placas fueron diseñadas por dos conocidos astrónomos y divulgadores, Carl Sagan y Frank Drake. A la derecha aparece la propia sonda como referencia, junto a un hombre y una mujer desnuda. A la izquierda hay unos rayos que salen de un punto. Este punto es el Sol y las rayas indican la dirección hacia los pulsar más significativos. Sobre él se indica el cambio de spin de un electrón y debajo los planetas del sistema solar y el recorrido previsto de las sondas Pioneer. Por supuesto, para entender todo esto, los alienígenas deberían ser inteligentes y su inteligencia debería ser similar a la nuestra.
Con la misma finalidad y enfoque, se introdujeron sendos discos de oro en las sondas Voyager 1 y 2. De nuevo, Sagan fue el principal diseñador de discos e introdujo sonidos e imágenes que muestran la diversidad de vida y cultura de la Tierra. Al igual que sucedía con las placas de las sondas Pioneer, su interpretación requería una inteligencia similar a la nuestra.
Con los mensajes emitidos por las ondas también se mostró la misma visión. El mensaje más conocido es el de Arecivo. Fue emitido en 1974 por el observatorio de Arecivo mediante ondas de radio. En el contenido, una vez más, Sagan participó y volvió a contar con información sobre la Tierra y nuestra especie. Tenía un total de 1.679 bits y fueron emitidos en la dirección del cúmulo globular M13. Desde entonces no se ha conocido.
Pero además de emitirse, también se ha hecho un esfuerzo por recoger señales, como es el caso del proyecto SETI. Como su propio nombre indica ( Search for Extratretrial Intelligence ), busca indicios de inteligencia extraterrestre. Nacida en la década de 1970, el proyecto ha contado con la participación de un gran número de personas, basadas en la colaboración. Sin embargo, por el momento no han recibido resultados.
En todos estos intentos de comunicación, los destinatarios, cualquiera que sea su apariencia, tendrían la capacidad de interpretar correctamente las señales emitidas por nosotros. Por lo tanto, en cierta medida los emisores creían que su inteligencia iba a ser como la nuestra.
Sin embargo, los que actualmente buscan extraterrestres tienen una visión muy diferente. Eso sí, no niegan que pueda haber vida alienígena. Según el astrobiólogo Carlos Briones, por ejemplo, el hombre desde que es humano se ha preguntado si está solo en el universo. "La ciencia no ha podido responder a esta pregunta, pero sabemos que hay un montón de lugares donde poder vivir. Sacar cuentas: Existen al menos 100.000 millones de galaxias, cada una de las cuales tiene 100.000 millones de estrellas. Multiplicando se obtiene el número astronómico de estrellas. Y la mitad de ellos pueden tener planetas a su alrededor. Por tanto, hay muchas posibilidades para crear vida en algunas de ellas. Sin embargo, la probabilidad de que estos seres vivos sean de nuestro estilo es nula".
En opinión de Briones, no puede descartarse del todo la creación de seres vivos inteligentes, "aunque esto es mucho más difícil que crear sólo vida". Pero no es inteligente ni sencillo, hoy por hoy no tenemos ninguna huella de vida: "De momento tenemos que decir que estamos solos".
Sin embargo, siguen buscando pistas de la vida que puede haber o que ha habido alguna vez fuera de la Tierra. Para ello utilizan la definición realizada por el Instituto de Astrobiología de la NASA. Según él, la vida es un sistema químico con capacidad de permanencia que evoluciona como consecuencia de la interacción del medio.
"La definición recoge las características que nos diferencian a los seres vivos de los no vivos", explica Briones. "Porque los seres vivos hacemos copias de nosotros mismos, pero las copias no son perfectas, tienen mutaciones, esa es la esencia de la evolución. Además, tenemos un metabolismo, intercambiamos energía y materia, y gracias a ello sobrevivimos. Y tenemos algo que nos diferencia del entorno, por ejemplo una membrana".
En base a esta definición, la búsqueda de vida extraterrestre ha cambiado. Así, actualmente se buscan biomarcadores. Pueden ser morfológicas o moleculares.
Briones cree que la búsqueda de biomarcadores morfológicos es "bastante peligrosa": "Por ejemplo, hay un meteorito famoso venido de Marte, el meteorito ALH84001. Aparecía con fósiles de bacterias. Posteriormente demostraron que no, que no eran bacterias, lo que demuestra el peligro que supone una búsqueda basada en la morfología. Por eso nosotros buscamos biomarcadores moleculares."
Por tanto, los astrobiólogos intentan encontrar moléculas que indiquen claramente que hay vida o que estuvo en el pasado. "Estas moléculas no se producirían sin vida", ha subrayado Briones. Y continúa explicando: "Son las moléculas básicas de los seres vivos de la Tierra, el único tipo de vida que conocemos. ¿Puede haber otro tipo de vida? Por supuesto, no hay leyes que obliguen a que la vida esté basada en el ADN o en proteínas. Por tanto, ahí hay un campo de investigación muy interesante que trata de responder a la pregunta ¿qué química podría dar vida? ".
Incluso reconociendo que pueden existir otros tipos de seres vivos, Briones cree que la mejor opción para crearlos es la basada en el carbono: "¿Por qué? Pues porque el carbono forma fácilmente enlaces con otros átomos de carbono y otros elementos en los que se basa la vida, como el nitrógeno, el oxígeno... En este sentido es mucho mejor que cualquier otro elemento. Por ejemplo, en ciencia ficción existen ejemplos basados en otros elementos como el silicio. Pero el silicio no ofrece las posibilidades que ofrece el carbono, ya que sólo se asocia a otro átomo de silicio y al oxígeno".
Además, hay otro componente que casi todos consideran imprescindible para crear vida: el agua. Briones explica por qué: "El agua es el mejor disolvente y tiene un montón de propiedades que hacen mejor que cualquier otro líquido. Por ejemplo, sabemos que en el satélite Titán de Saturno hay mucho metano líquido y que hay océanos de metano, ríos y lluvias torrenciales. Es decir, hay una especie de sistema hidrológico terrestre, pero de metano. Es posible que exista una vida proliferativa en este metano. No se nos ocurre cómo, porque el metano da poco juego, pero tenemos que estar abiertos a todas las opciones. Sin embargo, según la química que conocemos, el agua y el carbono son los componentes más adecuados".
Sin embargo, saltando de estos componentes básicos a proteínas o ADN, Briones no tiene claro que sean imprescindibles: "Creo que es posible que a partir del agua y del carbono se formen otras macromoléculas que sean los pilares de la vida extraterrestre".
Así, los científicos buscan agua y carbono porque pueden dar señales de vida alienígena. En concreto, el proyecto de la NASA de búsqueda de vida extraterrestre se llamaba Follow the water (Sigue el agua). Sin embargo, Briones advierte que el agua, aunque es una condición vital, no es suficiente. "Por ejemplo, en Marte sabemos que hay mucho agua y de momento no sabemos si está viva".
Otro factor que condiciona la búsqueda de vida extraterrestre es la distancia. "Están encontrando un montón de exoplanetas, algunos de los cuales parecen buenos candidatos a la vida. Sin embargo, de momento no podemos encontrar la vida en ellos de forma sistemática", explica Briones. Por lo tanto, lo buscan principalmente en los planetas cercanos y sus lunas, pero siempre teniendo en cuenta que “los eucariotas, entre ellos las plantas, los animales y nosotros mismos, somos un accidente de la evolución”. Es decir, si hay vida extraterrestre, "hay muchas más posibilidades de que sea como bacterias que de cualquier otra cosa, y, por supuesto, la posibilidad de ser como nosotros es pura".
Por otro lado, Briones menciona un riesgo en esta búsqueda: "A pesar de intentar esterilizar lo mejor posible los vehículos y aparatos que se envían a otros planetas, siempre existe el riesgo de que queden esporas. Si esta espora soporta el viaje y tiene la posibilidad de desarrollarse en su nuevo lugar de residencia, puede darse el caso de que posteriormente encontrara vida en ese lugar, pero que no sea de origen sino de la Tierra". Para evitarlo, Brions considera necesario tomar estrictas medidas de esterilización. "Este es el objetivo de la normativa de protección del espacio ( Planetary protection ). Pero no podemos olvidar que la esterilización total es imposible; tal vez en Marte estamos creando una colonia de bacterias que hemos llevado de la Tierra y no somos conscientes de ello".
También podría ocurrir lo contrario, es decir, que la vida haya nacido fuera de la Tierra, y que de allí llegase a la Tierra, por ejemplo, en un meteorito. Los científicos investigan los indicios a favor de esta hipótesis. Mientras tanto, estas investigaciones están incidiendo en la ficción, "sobre todo en la literatura", ha destacado Palacios. "De hecho, los autores más exigentes que escriben ciencia ficción son los científicos. Por eso, en muchos libros, el punto de partida y el argumento tienen una base científica, una gran verosimilitud. En las películas, sin embargo, perdura la imagen del pasado. Han añadido mocos, sangre y efectos especiales, pero básicamente son las mismas películas que hace 50 años".
Parece que la imagen típica de los alienígenas ha evolucionado más en la literatura que en el cine, pero si ha cambiado en ningún sitio, ha estado en la propia ciencia.