Las abejas por encima de todas las amenazas

Etxebeste Aduriz, Egoitz

Elhuyar Zientzia

Las abejas vuelan contra los malos vientos en los últimos años, contra once enemigos y amenazas. Sin embargo, apicultores e investigadores trabajan para que las abejas avancen por encima de todas las amenazas.
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Ed. © Dollarphotoclub/Emer

No son tiempos dulces para las abejas. Pesticidas, ácaros parásitos, hongos, virus, avispas… En casi todo el mundo las abejas están afectadas. Todos los expertos coinciden en que detrás del declive general de las abejas hay una suma de problemas. Así lo cree también Egoitz Galartza Garaialde, veterinario de la Asociación de Apicultores de Gipuzkoa. No obstante, “hay que diferenciar la situación que vivimos en Euskal Herria, y Galartza ha querido aclarar antes que nada la situación de las abejas en EEUU o en algunos lugares de Europa”. “El problema de estos lugares está muy relacionado con la agricultura industrial”.

Ha puesto el ejemplo de los gigantes de maíz de EEUU: “el paisaje está totalmente alterado, sólo hay un cultivo y no hay plantas salvajes, imagínate donde las abejas tienen que ir en busca de alimento. Al final, al mismo tiempo, esta abeja está contaminada con parásitos y virus, tiene que hacer grandes distancias para buscar alimentos y los alimentos que obtiene están contaminados por pesticidas. No es de extrañar que se pierda la abeja”.

El problema no es sólo de las abejas. “Cuidamos a la abeja y aún así miramos cómo está, entonces piensa el resto de polinizadores que ni siquiera vemos”, explica Galartza. De hecho, el pasado mes de febrero la plataforma IPBES de Naciones Unidas (Plataforma Intergubernamental Científico Normativa de Servicios de Biodiversidad y Ecosistemas) presentó un informe sobre la situación de los polinizadores mundiales. La nota de prensa decía: “En todo el mundo hay cada vez más especies polinizadoras en peligro de extinción, muchas veces provocadas por el hombre debido a diversas presiones”.

El estudio del IPBES destaca la importancia económica, social y cultural de los polinizadores: Uno de los autores del informe "La salud de los polinizadores está directamente relacionada con nuestro bienestar". “Sin polinizadores no tendríamos chocolate, café o manzana”, decía otro. Estiman que los polinizadores contribuyen al 75% de la producción mundial de plantas para alimentos y que la producción directa de polinizadores tiene un valor de 200-500 miles de millones de euros anuales.

Otras estimaciones similares realizadas por Greenpeace en 2014 indican que en el País Vasco y Navarra el trabajo de los polinizadores alcanza un valor anual de 32 millones de euros.

El barro se coloca el ácaro a la espalda de las abejas y les absorbe la hemolinfo. Ed. USDA ARS

“Hay que tener en cuenta que estos datos se refieren exclusivamente a la producción de alimentos”, ha advertido Galartza. “Se excluye la polinización de plantas silvestres y, en el caso de las abejas, el valor de la producción de productos de miel y colmena”.

Euskal Herria no es el peor lugar para los polinizadores. Prácticamente no hay agricultura industrial, y según un estudio realizado el año pasado por la UPV/EHU y la Cátedra Unesco, el 46% de los ecosistemas de la Comunidad Autónoma del País Vasco son muy apropiados para insectos polinizadores, debido a los lugares de nidificación y a la abundancia de alimentos.

Amenazas

Sin embargo, las abejas de Euskal Herria tienen problemas. “Para nosotros lo más grave es el barroco y los virus asociados”, afirma Galartza. El barroco es un ácaro procedente de Asia que se coloca a la espalda de las abejas y les absorbe la hemolinfo. Es difícil controlar el barro. Además, se está desarrollando la resistencia a los medicamentos.

Egoitz Galartza Garaialde, veterinario de la Asociación de Apicultores de Gipuzkoa y apicultor.

El cálido invierno de este año no ha ayudado. “Cuando vienen los fríos, las abejas no salen de la colmena, la reina no pone huevo y el barro no reproduce, sino que se reproduce en las larvas de las abejas. Pero este año la abeja no se ha parado, ni el barroco”. Así, en primavera los apicultores han visto mucho barro. “Esto puede hacer peligrar la supervivencia de las colonias de abejas en otoño”.

Galartza menciona también la importancia de la transformación forestal. “Donde antaño había castaños, cerezos, etc., ahora hay pino y en los pinares no hay comida para las abejas”.

Otro problema es la avispa asiática que se expande en los últimos años. “El impacto de la avispa es más acusado de otoño a invierno”, explica Galartza. Es entonces cuando nacen las abejas que vivirán en invierno. “Las abejas de verano viven unos 40 días y las de invierno tres o cuatro veces más. Por eso los de invierno deben estar mejor alimentados. Si hay mucha avispa, la abeja no se alimenta bien, por lo que puede ocurrir que en invierno se pierda la abeja”.

Sin embargo, muchas veces no es fácil saber por qué se han perdido las abejas. “Nosotros al abrir la colmena nos encontramos vacíos, pero ¿por qué ha muerto? ¿Ha muerto hambre? ¿Fríos? ¿Por la avispa? ¿Por el barrón? Es difícil decirlo. Puede ser la suma de todos. Hasta hace 30 años no había barro, hace 20 años no había pesticidas actuales, hasta hace 6 años no había avispas. Van añadiendo cosas nuevas que perjudican”.

Buscando soluciones

Las soluciones no son fáciles. Con la avispa se han probado diversos métodos, como trampas, eliminación de nidos, o captura y carga de avispas con insecticida para su traslado al nido. “Tenemos la esperanza de que con todo ello podamos llegar a un cierto equilibrio. Sabemos que no conseguiremos acabar con la avispa, pero que al menos la mantendremos controlada”.

En cuanto al barroco, Galartza ha destacado el proyecto europeo Smartbees que se puso en marcha hace un par de años. Uno de los objetivos de este proyecto es la selección de abejas más resistentes al barroco.

Los apicultores estaban iniciando este camino por su cuenta: “Hace cuatro o cinco años lanzamos un programa de selección para seleccionar abejas más resistentes a las enfermedades en general. Y luego, desde la UPV/EHU nos llegó la propuesta de participar en el proyecto Smartbees”.

Clave en la diversidad

Andoni Estonba Rekalde, investigador del Departamento de Genética, Antropología Física y Fisiología Animal de la UPV/EHU.

En la Universidad del País Vasco, los genéticos Andone Estonba Rekalde e Iratxe Montes Asperilla trabajan en dos proyectos europeos relacionados con las abejas: Smartbees y Beehope. “Ambos proyectos tienen el mismo objetivo: conservar y promover las abejas locales”, explica Estonba. De hecho, en Europa la abeja está sufriendo una gran pérdida de diversidad, ya que de las diez subespecies existentes, dos de ellas están dominando la apicultura.

Iratxe Montes Asperilla, investigadora del Departamento de Genética, Antropología Física y Fisiología Animal de la UPV/EHU.

“Si perdemos diversidad, perdemos la capacidad de respuesta ante los cambios”, afirma Estonba. Por ello, se propone un programa de mejora para adaptar la abeja a las necesidades de los apicultores, pero utilizando la abeja autóctona”, afirma Montes.

En el proyecto se han incluido 15 apicultores que están midiendo las características de diez colonias. Se observa que el punto de partida es bueno, ya que en las primeras mediciones realizadas se ha encontrado una gran variabilidad. “La variabilidad es muy buena porque significa que puedes hacer una buena elección”, dice Estonba. La selección comenzará el próximo año. Para ello contarán con la colaboración de Neiker. “En Neiker tenemos especialistas en mejora genética, hasta ahora han trabajado con ovejas y vacas, y ahora están interesados en trabajar con abejas”, ha señalado Estonba.

Programa de selección

Lo más importante de las características que quieren elegir es la resistencia al barroco. Y otro relacionado con ello es el comportamiento higiénico: “las abejas limpian las larvas barrocas y así sacan el barro de la colmena. Por eso este comportamiento es muy importante”, explica Montes.

La sumisión también se va a dar porque las abejas de aquí son bastante agresivas y se agudizan con facilidad. “Cuando vinieron los alemanes se sorprendieron. Ellos están acostumbrados a una abeja muy lenta” dice Estonba. Estos alemanes son los coordinadores del proyecto y, según Estonba, “en la última reunión pusieron como ejemplo a Euskal Herria, elogiaron cómo se han organizado los apicultores y cómo están trabajando. Y es que en este tipo de proyectos lo más difícil es crear un equipo eficaz y estable, y lo más difícil está hecho”.

Además, en el proyecto Smartbees se pretende realizar una caracterización genética de las abejas de toda Europa. “Vamos a analizar qué subespecies existen, qué variabilidad genética tienen esas subespecies, su distribución geográfica, etc.”, explica Estonba.

Zonas de conservación

En el proyecto Beehope también se pretende conservar la abeja del lugar, pero el punto de vista es totalmente diferente. Se está preparando un área de conservación en Iturrieta, en colaboración con Neiker y las Asociaciones de Apicultores de Gipuzkoa y Araba. “En este punto de conservación dejaremos que la abeja autóctona evolucione de forma natural. No estarán en manos de un apicultor”, explica Montes. “Creo que los enfoques de Smartbees y Beehop son complementarios —añade Estonba—, uno adapta la abeja para que sea amada y utilizada por nuestros apicultores y el otro garantiza el mantenimiento de la diversidad de estas abejas a través de los espacios de conservación”.

Además de las fuentes, existen otras tres zonas de conservación en Francia y dos en Portugal. “Ahora estamos pensando que sería bueno poner más en los parques naturales de Euskal Herria, donde es fácil regular, por ejemplo, que los apicultores de la zona no puedan utilizar las abejas de fuera. Los parques naturales de Izki y Aiako Harria serían un buen lugar para la conservación de nuestras abejas”, explica Estonba.

A pesar de que algunos apicultores utilizan la abeja de fuera, en Euskal Herria no es grave este problema, “pero puede venir, las prácticas de los apicultores pueden cambiar mucho en pocos años, y como prevención consideramos importante construir este tipo de zonas de conservación”, ha señalado Estonba.

Ed. © Dollarphotoclub/Topo 84

Mediante estudios genéticos se garantizará la pertenencia de las abejas de las zonas de conservación. Por otro lado, se analizará la variabilidad genética existente en estas zonas. También se centrará en el microbioma. En concreto, analizarán qué microorganismos habitan en el entorno de las colmenas, en la propia colmena y en el intestino de las abejas, y sus efectos sobre la salud de las abejas.

“No hemos hecho más que empezar —dice Estonba— pero hay que avanzar en estas investigaciones, porque la abeja está mal y necesitamos abeja”. Los apicultores también están satisfechos con proyectos como: “los apicultores trabajamos a gusto en estos casos. Sólo los apicultores no podemos hacer esto”. Y lo mismo dice Estonba: “Todos tenemos que colaborar para afrontar un reto social de este tipo”.

Al mirar al futuro, Galartza es optimista: “La apicultura es algo vivo, una actividad en constante cambio. La apicultura de hace 20 años y la actual no tienen nada que ver, ni el perfil del apicultor. Cada vez hay más apicultores tecnificados, cada vez más formados. El apicultor conoce cada vez más a la abeja y trabaja cada vez más fino. Aquí una apicultura industrial es imposible porque no parece. Pero otra apicultura sí es posible, y sólo eso vendrá de esa tecnificación y formación. Creo que los próximos años van a ser muchos de aprender y de hacer ese trabajo fino, en ese sentido creo que tenemos un futuro bonito”.

Polinizadores en cifras
• 20.000 especies de abejas en el mundo (la mayoría no miel)
• Los polinizadores afectan al 75% de la producción mundial de plantas para alimentos
• Valor de 200-500 miles de millones de euros para los alimentos producidos gracias a los polinizadores
• El 90% de las plantas con flores necesitan polinizadores
• 1,6 millones de toneladas anuales de miel
• El 16,5% de los polinizadores vertebrados en peligro de extinción
• Más del 40% de los polinizantes invertebrados en peligro de extinción (la mayoría abejas y mariposas)
Extraídos del informe sobre la situación de los polinizadores publicado en febrero por la plataforma IPBES de Naciones Unidas.
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