El origen de la costumbre de masticar la hoja de coca es desconocido y muy antiguo. En los pueblos andinos se llama chaccheo. Ese es el sonido que fonéticamente correspondería al castellano3. Pero no se trata sólo de masticar las hojas de coca…. ¡La cocaína hay que sacarla! ¿Cómo?
Los peruanos afirman que la masticación simple de hojas vegetales no tiene ninguna influencia, por lo que mezclan en la boca con saliva de coca y llipta o tocra (una arcilla negra, una mezcla de sodio, potasio, aluminio y silicato de magnesio), y lo que ingieren es el zumo así producido. En las poblaciones costeras se utiliza el carbonato cálcico de las conchas marinas o sus polvos. Los colombianos mastican coca con bicarbonato sódico. En otras zonas sólo añaden azúcar.
Un chacchador sabe elegir la sustancia adecuada en función del tipo de hoja de coca, sacando un buen jugo a la más amarga y fresca. Sin embargo, la función de las arcillas y coquillas es no romper las células de forma indiscriminada, mejorando el proceso de homogeneización y consiguiendo así una cocaína más ligera. Como se ha indicado anteriormente, las hojas de coca antes de ser tratadas en el laboratorio con ácido diluido se maceran en la solución de carbonato cálcico. Los indígenas hacen lo mismo con el chaccheo en la boca.
Parece ser que la costumbre de masticar hongos o plantas para obtener sustancias deseadas se realiza en muchos lugares del mundo y de forma similar. En casi todo el sudeste de Pacífico, Polinesia, Malasia y Asia, se utiliza un narcótico extraído de 4 bayas de betel. Sorprendentemente, los autóctonos, al igual que los pueblos andinos, mezclan sus frutos con el polvo de concha, el carbonato. En la India se mastica la mezcla buya de betel, palmera areca, nueces y polvos de concha. Aunque enrojece los labios y la saliva, se utiliza como estimulante y secante.
Para chacchar, las hojas se introducen una tras otra en la boca hasta que se fabrica una bolita a la que se le añaden sustancias minerales. El primer zumo se tira, salvo que el receptor tenga malestar estomacal, en cuyo caso se traga. Poco a poco se forma una pasta compacta en la parte inferior de la boca y se mastica lentamente hasta obtener el zumo total.
El interior de la boca pierde sensibilidad y la lengua se “engrosa”, se siente como si estuviera hinchada por la capacidad anestésica de la cocaína. El efecto se prolonga durante dos o tres horas dependiendo del tipo de coque y algunos chacchadores tienen la costumbre de quemar el cigarro negro.
Cuando los indígenas consiguen una situación de felicidad o clímax a través de la coca, dicen “me armó la coca”. Según los antropólogos de la Universidad de Trujillo, la acción de masticar la planta es un rito relacionado con el destino del individuo humano. Por ello, la primera hoja del chaccheo sale con atención, se pasa entre los dientes, se quita la nerviación y se deja la parte jugosa en la boca. Si sólo sale el nervio medio, esa persona tendrá un “buen chaccheo”, es decir, estará a las puertas de la felicidad de la vida (tendrá trabajo, salud, amor…). Pero si saca los nervios laterales o parte de la hoja, será una señal de desgracia.
Chacchado destaca la importancia de dejar la coca cuando se necesita, ya que no todo el mundo sabe hacer el chacchar correctamente. Todos ellos, en vez de masticar, aconsejan y hacen besar las hojas con respeto. De este modo, dicen que al siguiente se les saca el zumo más intenso y sabroso.
Los agricultores realizan tres o cinco etapas de chaccheo al día. Tras el desayuno ligero, al amanecer, el hombre sale al terreno preparando la primera toma de coca. Hacia las nueve de la mañana toma un nuevo período de chaccheo y vuelve a descansar hasta recuperarse. Al mediodía come y coge la coca hacia atrás. Sigue trabajando toda la tarde y al atardecer realiza un tercer descanso mientras realiza la cuarta sesión de coca. Si el trabajo es colectivo, cogerá la quinta temporada de chaccheo con aguardiente y chicha (cebada de maíz).
Las hojas secas se llevan en una bolsita de lana, la arcilla o las coquillas en una calabaza, de donde se extraen con una espátula. Cuando ríes por las orillas andinas es casi imposible no encontrar dientes blancos, labios verdes y hombres con una bolita de coca en la mejilla. Sin embargo, la costumbre del chaccheo ha sido sobre todo masculina.