La superficie total ocupada actualmente por los bosques es de unos 4.000 millones de hectáreas. Esto significa que el 30% de las tierras del mundo están arboladas y que hay 0,62 ha de bosques por persona. Esta superficie, sin embargo, se encuentra muy irregular. Un total de 64 países, por ejemplo, con 2.000 millones de personas, sólo suman 0,1 ha por persona. Y en los 5 países más ricos en bosques, más de la mitad de los bosques (53%): Rusia, Brasil, Canadá, Estados Unidos y China, la primera por sí sola cuenta con el 20% de los bosques del mundo. A estos cinco países, sumando los cinco más próximos, se suman dos tercios de los bosques. Y el tercio restante se reparte entre 212 países. Hay 7 países o territorios que no tienen ni un bosque.
La superficie total, sin embargo, va disminuyendo año tras año. Entre 1990 y 2005 se han despejado 13 millones de hectáreas anuales, principalmente para la obtención de tierras de uso agrícola, sin que se aprecie tendencia a disminuir esta deforestación. Sin embargo, la pérdida neta de los bosques ha disminuido en los últimos cinco años (2000-2005).
La dinámica de la extensión de los bosques es sencilla. Existen dos procesos que reducen la superficie forestal. Por un lado, y sobre todo, las deforestaciones, es decir, la deforestación del ser humano para dar un nuevo uso al suelo, como la agricultura o la construcción de otras infraestructuras. Por otro lado, hay eventos naturales. También pueden acabar con los bosques, y si no son capaces de regenerarlos de forma natural y no se les ayuda, se convierten en otras tierras. Por otro lado, la superficie forestal puede incrementarse mediante dos procesos más: la plantación de tierras sin bosques y la extensión natural de los bosques. Esta última ha sido bastante común en algunos países europeos, debido al abandono de tierras agrícolas y a la despoblación del campo. Por último, cuando se talan los árboles pero se replantan o se regeneran espontáneamente a corto plazo, no se producen cambios en la superficie forestal.
Teniendo en cuenta estos procesos, el informe de la FAO estima la variación neta de la superficie forestal, es decir, la diferencia entre la superficie forestal perdida y la ganada. Según esto, si bien la pérdida forestal no ha disminuido, el beneficio ha aumentado. En el período comprendido entre 1990 y 2000, la variación neta ha sido de -8,9 millones de hectáreas, mientras que en el período 2000-2005 ha sido de -7,3.
Sudamérica y África son los territorios con mayor pérdida neta. Han perdido 4,3 y 4 millones de hectáreas anuales respectivamente en los últimos cinco años. Observan que esta tasa tiende a disminuir en África. En Sudamérica, por el contrario, la ampliación, debido principalmente a las exhumaciones en Brasil. Sin embargo, creen que es posible que estas exhumaciones en Brasil hayan dado demasiado valor.
Norteamérica, Centroamérica y Oceanía también presentan pérdidas, pero mucho menores: 350 mil ha/año. Asia, por su parte, perdió 800 mil hectáreas al año en la década de los 90 y ha cambiado radicalmente su tendencia de 2000 a 2005, ganando un millón de hectáreas al año. Este aumento se debe principalmente a las plantaciones a gran escala realizadas en China.
Por último, en Europa, al igual que en la década de los 90, la superficie forestal ha crecido a un ritmo ligeramente inferior.
Además de la medición de la alteración de las superficies forestales, el informe ha tenido en cuenta la naturaleza de los bosques, clasificándolos por sus características. Más de un tercio de los bosques (36%) son bosques primarios. Estos bosques están constituidos por especies propias, en las que no se aprecian efectos significativos del ser humano y los procesos ecológicos no están afectados. Las mayores extensiones de este tipo de bosques se encuentran en Sudamérica, en la Amazonia, y en Norteamérica, Centroamérica y Rusia se encuentran en una proporción bastante elevada. Por otro lado, más de la mitad de los bosques (53%) son bosques naturales alterados, regenerados naturalmente con especies propias, en los que destaca la influencia humana; un 7% son bosques seminaturales, formados por siembra o plantación de especies autóctonas; y un 4% son plantaciones forestales, especies foráneas y, en algunos casos, cultivos o plantaciones propias.
Disminuye la superficie de bosques primarios y naturales alterados, aumentando los bosques seminaturales y las plantaciones forestales. Desde 1990 se han perdido anualmente 6 millones de hectáreas de bosques primarios y no hay indicios de que ese ritmo vaya a descender. Esta rápida pérdida no se debe únicamente a la deforestación: cortas selectivas y otras actividades humanas transforman el bosque primario y pasan a la categoría de transformados. En la actualidad, las tasas de pérdidas de los bosques primarios son estables en la mayor parte de los territorios, excepto en el norte de África y, sobre todo, en Sudamérica, donde está creciendo.
Sin embargo, en algunos países europeos y en Japón los datos indican que el bosque primario ha aumentado. En estos casos, la interrupción de las actividades humanas en los bosques naturales alterados ha hecho que, con el tiempo, desaparezcan las huellas humanas y estos bosques se hayan convertido en primarios.
Por último, la superficie de plantaciones forestales está creciendo a un ritmo creciente. En los últimos cinco años se han plantado 14 millones de hectáreas, 2,5 hectáreas anuales. Sin embargo, no llegan al 5% de la superficie total. Las plantaciones se realizan con diferentes fines y se pueden clasificar en dos tipos: productivos y protectores. Los primeros se dedican principalmente a la obtención de madera y fibras, representando el 78% de las plantaciones. El 22% restante se destina a la protección de la tierra y el agua.
En relación a esta función protectora, es conocida la importancia de los bosques para la conservación de la naturaleza, tanto para preservar la diversidad biológica como para proteger el agua y el suelo. Desde 1990 se han atribuido a 96 millones de hectáreas de bosques la función de preservar la diversidad ecológica. Y en la actualidad la superficie con esta función es del 11%. Uno de los objetivos de la ordenación forestal es que el 25% de los bosques desempeñen esta función.
En lo que respecta a la protección del agua y el suelo, en los últimos 15 años se ha aumentado en 50 hectáreas su superficie funcional. En total unos 300 millones de hectáreas de bosques tienen como objetivo la protección del agua y el suelo.