Aunque antes se conoce que la inhalación del humo de los cigarrillos de los fumadores afectaba a los niños asmáticos de una manera u otra —reduciendo la función pulmonar, aumentando la reactividad de las vías respiratorias y aumentando las crisis asmáticas—, en esta ocasión se menciona un trabajo realizado en Estados Unidos.
El grado de exposición de los niños se mide por dos vías: la declarada por los padres y la cantidad de cotina en orina. La cotina es un derivado metabólico de la nicotina que es expulsado de la orina tras una vida media de 24 horas. Paralelamente se midieron las funciones pulmonares y se tuvieron en cuenta las situaciones de agravamiento del asma.
Las mediciones de cotina se realizaron en 199 niños asmáticos y la función pulmonar se pudo medir en 145 niños. Revisando las historias médicas de cada niño conocieron el número de agravamientos que sufrieron el año anterior. El nivel medio de cotina de los 116 niños que no tuvieron relación con el tabaco fue de 5,6 ng/ml, 13,1 ng/ml en 53 niños con madre u otra persona de su familia fumando y 55,8 ng/ml en niños con madres y otras personas de su familia fumando.
Las agudizaciones agudas del asma fueron más frecuentes en los niños expuestos, tanto en el caso de los padres reconocidos como en el de los niveles de cotina. Comparando los niños con los más expuestos con los más bajos, mostraron un riesgo relativo de 1,8 teniendo en cuenta lo dicho por los padres y 1,7 con el nivel de cotina.
Los parámetros estudiados para medir la función pulmonar también se vieron afectados en los niños que han tenido contacto con los fumadores.
La revista “The New England Journal of Medicine”, que ha publicado este trabajo, comenta en una editorial. En las investigaciones llevadas a cabo hasta el momento, la exposición al tabaco de los fumadores —el hábito pasivo— se medía sólo con lo que sus padres habían dicho y, por supuesto, esta medición era muy subjetiva y cambiante. Ahora, midiendo el nivel de cotina en la orina, tenemos un nivel objetivo de exposición y además los niños asmáticos con un alto nivel de cotina tienen más en común las crisis de agudización y cambios en la función pulmonar.
La Agencia de Protección del Medio Ambiente ha publicado recientemente que en Estados Unidos mueren anualmente 434.000 personas por tabaco (de las cuales 120.000 por cáncer de pulmón). También se cree que 1.500 mujeres no fumadoras y 500 hombres no fumadores mueren por ser fumadoras pasivas. Si bien se han criticado algunos de los instrumentos o vías epidemiológicas utilizados para medir estos datos, en general se han aceptado. En Japón, China y el este de Europa cada vez hay más fumadores y se ha demostrado que la incidencia de enfermedades pulmonares (entre ellas el cáncer) aumenta. A medida que las mujeres fumadoras están creciendo en los países de nuestro entorno, los mismos problemas están apareciendo en ellos con mayor asiduidad y eso lo saben los servicios de Neumología.
La medición de “marcadores” como la cotina durante largos periodos de tiempo permite analizar mejor el efecto del tabaco, tanto en fumadores como en fumadores pasivos. Se necesitan años para llevar a cabo investigaciones epidemiológicas exhaustivas, sobre todo para medir los riesgos de las personas con baja exposición. Sin embargo, la necesidad de medidas estrictas es imprescindible al ver que el tabaco mata tanto y tanto.