"Vamos de una difuminación a un rigor en la gestión de las masas de agua, cada vez nos exigimos más y eso nos pone en el buen camino para mejorar el estado ecológico de las masas de agua", afirma Arturo Elosegi, investigador del grupo de Ecología de los Ríos de la UPV. La Directiva Europea del Agua establece como objetivo ambiental que los Estados miembros deben lograr que, a más tardar quince años después de la entrada en vigor de la normativa (año 2000), las aguas superficiales estén en buen estado.
"Sin duda, ni para 2015 ni para 2020, los ríos no estarán en buen estado ecológico. Pero vamos por buen camino. La publicación de esta normativa supuso una auténtica revolución en la gestión de los ríos y, sobre todo, en su comprensión. Hasta entonces sólo se tenía en cuenta la calidad del agua de los ríos, el agua estaba limpia o sucia. Ahora se tiene en cuenta todo el ecosistema y el objetivo es cuidarlo", ha añadido Elosegi.
Concretamente en la CAPV, la agencia URA es la encargada del cumplimiento de la directiva, ya que su cometido es la gestión de los ecosistemas acuáticos. Alberto Manzanos es miembro de la localidad y trabaja en el seguimiento del estado ecológico de las masas de agua de la CAPV. También conoce el menor detalle de la Directiva y aclara que la normativa va más allá de su titular o objetivo principal: "Por un lado, permite prorrogar los vencimientos en función de las posibilidades y recursos disponibles para alcanzar el objetivo. En concreto, en 2015 pondremos en marcha un nuevo Plan Hidrológico, que se prolongará hasta el año 2021, en el que se propondrán medidas para seguir mejorando el estado ecológico de los ríos".
La Directiva también recoge excepciones a los plazos, como son las “masas de agua muy modificadas”, que han sufrido grandes cambios físicos debido a la actividad humana. Están tan transformados, "en esas aguas no se puede hablar de estado ecológico, a no ser que derribes el casco viejo de Tolosa", dice Elosegi. También se incluyen en este grupo los embalses. "No es viable pensar que los embalses puedan ser derribados y regenerados; en ellos utilizamos el agua almacenada para el abastecimiento y es más importante garantizar el abastecimiento humano que nada", ha precisado Manzanos. En estos casos, en lugar de un buen estado ecológico, la Directiva establece la necesidad de conseguir una buena capacidad ecológica, es decir, que estas masas de agua no se recuperen a su estado original, sino que se lleven al mejor estado posible.
Tanto Elósegui como Manzanos recurren sobre todo a la situación de los ríos cuando hablan de normativa. La razón es que en los ríos se concentra el mayor margen de mejora. En otras masas de agua la situación es bastante buena o muy mala, según Manzanos: "Tenemos pocos problemas en las aguas subterráneas y también son más limitados en las aguas costeras. En el otro extremo se encuentran las aguas de transición, las rías: la presión humana que soportan es tan elevada, la mayor parte de las cuales se integran en el grupo de masas de agua muy modificadas. Si en la CAPV viven algo más de dos millones de personas, más de la mitad vive en estuarios, como Donostia, Irun, Pasaia, Deba, Zarautz, Bilbao, etc. Y por si fuera poco, la recuperación de los estuarios es, en realidad, más lenta, ya que son como las paradas de los ríos hacia el mar y, por tanto, menos dinámicas".
En cuanto a los ríos, por tanto, Manzanos ha señalado que en la planificación realizada se ha fijado como objetivo que para el año 2015 el 70% de los ríos de la vertiente cantábrica oriental cumplan con el objetivo de estar en buen estado o muy bien, "y creo que por el recorrido que llevamos hasta ahora nos quedaremos cerca del objetivo".
Al hablar de las medidas adoptadas para mejorar el estado ecológico de los ríos, Manzanos ha destacado el saneamiento por encima de cualquier otra medida: "Tenemos catalogados entre 16 y 18 temas importantes, pero hoy por hoy el tema prioritario es la creación de una red de saneamiento a la que hemos destinado muchos recursos". El presupuesto para el periodo 2009-2015 ha sido de unos 1.000 millones de euros, y el 57% ha invertido en esta tarea.
Elosegi ve sin duda que en Bizkaia y Gipuzkoa el saneamiento es el mayor problema: "En su día fue una industria que ya ha mejorado sustancialmente todos sus procedimientos y ha desaparecido el problema de los contaminantes que solía verter. La mayoría de las depuradoras ya están construidas, ahora falta completar la red de saneamiento, hacer conexiones a las mismas desde los centros urbanos". Eibar, por ejemplo, no está conectada en su mayor parte y "en Urdaibai, en el tramo entre Gernika y Bermeo, falta el colector que llevará las aguas residuales a la depuradora de Bermeo", ha precisado Manzanos.
Manzanos reconoce, desde el punto de vista de la ciudadanía, que este tipo de medidas no son importantes porque consideran que ya deberían haberse tomado porque "pagan tasas de abastecimiento y saneamiento en impuestos. Pero en los ríos es espectacular cómo cambia la calidad del agua cuando se ponen en marcha: Así, por ejemplo, si los ríos Oria y Deba han pasado de mal estado a mejor estado, ha sido porque se ha puesto en marcha la depuración; los ríos tienen una gran capacidad de recuperación. En definitiva, mientras la calidad físico-química del agua no sea buena o aceptable, el estado ecológico de una masa de agua no podrá ser bueno. Y todavía queda mucho por mejorar en los ríos".
Sin pretender restar importancia a responder al mayor problema, Elosegi ha querido destacar otras acciones que se están llevando a cabo. Una de ellas es la demolición de presas, sobre todo las que no se utilizan. "Las presas hacen efecto barrera y los seres vivos acuáticos, especialmente los peces, no se pueden mover. De esta manera se favorecen las poblaciones de peces, se mejora el hábitat, se devuelve la continuidad del río, etc.", añade. Con el tiempo, además, "los gestores se atreven a hacer cada vez más cosas", ha destacado Elosegi, quien ha puesto como ejemplo la presa de 12 metros que se derriba en el río Leitzaran, la más grande del río: "La presa Inturia generaba un embalse de un kilómetro y medio que se está vertiendo por fases", debido al gran volumen de sedimentos acumulados en el embalse.
Las actuaciones de modificación de la hidromorfología de los ríos se están llevando a cabo en colaboración con otras Directivas vigentes, cumpliendo así varios objetivos con las mismas acciones. En relación a la Directiva de Protección del Riesgo de Inundaciones, por ejemplo, en algunos lugares como Martutene, se trata de derribar las casas más cercanas a la orilla del río (ver Inundaciones: nuevas soluciones al problema de siempre). "Esto, por un lado, reduce el riesgo de inundación y, por otro, alienta el río. Está claro que esta acción, ni siquiera el derribo de una presa en un lugar determinado, no solucionará el estado de todo el río, pero hay algo", ha explicado Elosegi.
El otro que favorece la directiva del agua es la de conservación de los hábitats naturales. Es en esta directiva donde se han declarado las Zonas de Especial Conservación (ZEC), es decir, los hábitats en estado relativamente bueno y de alto valor natural, cuya protección y mejora requiere la adopción de medidas. Pues bien, según ha explicado Manzanos, "hemos priorizado que las actuaciones de restauración de los ríos se dirijan a estas zonas para favorecer su hábitat o especie". Elosegi ha puesto como ejemplo el río Araxes, donde "se han realizado bonitas labores de restauración pensando en los peces, arrojando los troncos al río. Los peces están respondiendo y además estamos viendo que el río limpia más el agua".
Además de los ya mencionados, en este tipo de emplazamientos se están llevando a cabo con mayor fuerza acciones de recuperación de bosques de ribera. Y es que, en general, en los ríos de Euskal Herria los bosques de ribera "están muy mal y son un problema muy grande", dice Elosegi. Muchas veces es muy difícil recuperarlos, porque en el borde de los ríos hay infraestructuras humanas, carreteras, edificios, polígonos industriales, etc. "En ellos, en ocasiones, se podrá recuperar algún hueco, pero difícilmente", ha añadido.
A pesar de que se está avanzando en la mejora del estado de los ríos y de las masas de agua en general, ambos expertos saben en qué aspectos se van a alcanzar los objetivos y dónde será más difícil y, a veces, imposible llevar a cabo los cambios necesarios para que las aguas estén en buen estado ecológico.
Manzanos, continuando con la importante cuestión del saneamiento, ha señalado que, una vez solventados los mayores errores o carencias, es decir, las principales redes de saneamiento de los grandes núcleos urbanos, aparecen menores necesidades, como las conexiones ilegales, las que creen que están conectadas a la red pero no lo están, o los vertidos incontrolados. Además, habrá que abordar el saneamiento de pequeños núcleos de población, lo que es más difícil debido a la dispersión de los barrios, lejos de los núcleos urbanos principales. Ni sus poblaciones, ni su carga contaminante, son grandes, pero en su conjunto el problema es importante". Se trata de un tema que deberá abordarse en el plan hidrológico que comenzará en 2015 y que ve más difícil dar ese salto.
En cualquier caso, Elosegi ve realista pensar que "todos los ríos tendrán agua limpia, eso no lo dudo, se conseguirá antes o después". Considera que también se avanzará en la restauración hidromorfológica de los ríos: "Al igual que hemos empezado a echar presas y casas o a tirar viejos puentes y a ver nuevos, estoy seguro de que empezaremos a ver las desanalizaciones de los ríos. Vamos por buen camino".
Sin duda alguna si es un objetivo realista o no, menciona que no se puede renunciar a la conservación de especies amenazadas: "El desmán pirenaico, el visón europeo, y otras especies se encuentran en una situación crítica (ver Nahi bai, baina ezin) y hay que fijarse como objetivo mantenerlos. De momento vamos muy mal, pero creo que no podemos decir que no hay esperanza y se acabó, que se pierdan. Con algunas de ellas, además, tenemos una enorme responsabilidad, ya que en los dos casos citados casi las únicas poblaciones que existen son en Euskal Herria".
Si los problemas actuales fueran pocos, además, los que hasta ahora no han sido “están apareciendo y van en aumento. Y a ellos hay que responder", ha advertido Elosegi. Por un lado están las nuevas sustancias contaminantes: "nanopartículas, medicamentos, cremas solares, labiales, pastas dentales... todos ellos tienen un impacto biológico enorme y cada vez son más numerosos. Y se encuentran por todas partes. Las concentraciones son a veces muy bajas, pero también a concentraciones muy bajas están influenciadas por antibióticos, fármacos anticolesterol o hormonas. Éstas no se limpian en las depuradoras, no están diseñadas para ello y terminan en el río. Cada vez son más los problemas que se están detectando y, entonces, dentro de unos años, ese será el mayor desafío a alcanzar.
Elosegi ha mencionado también especies invasoras como un nuevo problema, ya sean animales o plantas. "Luchar contra ellos es costoso, muy difícil. Si como mucho hubiéramos conseguido no introducir muchas nuevas especies, sería algo", dice. Manzanos también menciona que "es muy limitado lo que se puede hacer contra ellos". Explica que se ha llevado a cabo alguna acción puntual y piloto, pero siempre con el objetivo de “controlar estas especies para que no se extiendan más. No podemos poner como objetivo la eliminación total, porque no podríamos cumplirla".
Para terminar, Elosegi ha abordado el tema del cambio climático: "El cambio climático está provocando nuevas presiones. Si la temperatura del agua sube 2-3 grados, adiós al salmón. Y al desmán pirenaico, por ejemplo, no sabemos cómo le afectará, pero le hará poco. Ante esto, ¿cuál es el plan B?"