Comunicación de la ciencia a través de la ilustración
La actividad científica siempre ha acompañado las imágenes. Los dibujantes han revelado lo que representa el cerebro, lo que los dibujantes habían descubierto los naturalistas antes que los fotógrafos, y los dibujantes han representado lo medido y descrito por la física o la tecnología.
Las ilustraciones no sólo son un aliado de la actividad científica, sino que son una gran ayuda para periodistas y divulgadores científicos como nosotros, y en ocasiones una herramienta imprescindible. En este número abordamos un aspecto concreto del papel de los ilustradores en la comunicación de la ciencia: nos hemos acercado a los talleres de artistas que representan lo que no se puede ver.
Uno de los protagonistas dibuja para nosotros un universo invisible. Da cuerpo al interior de las estrellas, a planetas muy lejanos, o a discos protoplanarios como el de la portada de esta revista. El reto de cada día es ser fiel a lo que dicen los datos recogidos a través del telescopio y, al mismo tiempo, imaginar y adaptar los elementos que faltan para que el espectador se entere y emocione. El ilustrador debe mantener el mismo equilibrio que los que comunicamos la ciencia a través de las palabras: sin falsear los datos, debe crear una interpretación más sencilla y útil al público, sin superar el límite del riesgo de crear imágenes erróneas. Y en este caso concreto, además, el vacío de datos que faltan con imaginación.
El segundo artista de este número ilustra personajes y hechos históricos y para él las falsificaciones son tantos desafíos como no se pueden documentar. Y es que muchas veces nos han llegado con más fuerza historias y leyendas falsificadas o decoradas que hechos reales.
Pero aunque lo que cuentan no es una verdad completa, ambas coinciden en la importancia que tienen las ilustraciones en la comunicación, incluso cuando no son necesarias para entender lo que se quiere contar, porque vivimos en una sociedad necesitada de imágenes.
Zu idazle
Zientzia aldizkaria
