Otro retroceso hacia la agricultura y la alimentación sostenibles

Begiristain Zubillaga Mirene

EHUko iraskaslea. Ekonomialaria eta agroekologian ikertzailea

nekazaritza-eta-elikadura-jasangarrirako-beste-atz
Ed. Ana Galarraga Ayestaran

La OPE agroalimentaria tiene como objetivo el desarrollo de toda la cadena agroalimentaria, digitalizando los procesos e incorporando conocimiento e innovación. Además de este objetivo general, propone tres objetivos estratégicos: 1) competitividad, 2) sostenibilidad y 3) trazabilidad y seguridad. El cuarto objetivo transversal es el denominado reto demográfico. La OPE aprobada en febrero de 2022 recibió una inversión pública de 1.002,91 millones de euros, dividida en tres líneas de actuación: 1) 400 M€ para el fortalecimiento de la industria del sector agroalimentario para la automatización y digitalización de procesos (datos, logística, modernización de maquinaria, sustitución por materiales renovables...); 2) 454,35 M€ para la digitalización del sector agroalimentario, destacando el Kit Digital, que supone el 27% de la financiación total, y 3) Investigación agroalimentaria 148,56 M€ para los programas de I+D+i Agroalimentario e I+D+i Ciencias del Mar.

Los responsables de esta OPE son el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el Ministerio de Economía y Transformación Digital y el Ministerio de Ciencia e Innovación. El modelo de gobernanza para el desarrollo de la OPE consta de dos niveles, uno interministerial y otro de cooperación público-privada (PTP).

Analizando los objetivos, datos y vías de ejecución desde un punto de vista ecofeminista, cabe destacar seis elementos principales: 1) Se profundiza en el modelo productivo, que depende de las tecnologías y de los materiales, sin cuestionar las limitaciones ecosociales del modelo de producción de alimentos y sus efectos e implicaciones; 2) Es financiación para la industria alimentaria digital y robotizada y no para un sector agroalimentario más sostenible y resiliente; 3) Se busca la agricultura sin agricultores, con la agricultura 4.0: blockchain, la tecnología de las cosas y la agricultura artificial, la agricultura de precisión y la inteligencia artificial. Esta línea se suma e impulsa a una serie de megaproyectos agroindustriales e infraestructuras digitalizadas que ya vemos en Euskal Herria; 4) La narrativa asocia la crisis sistémica con oportunidades de negocio y mensajes de igualdad de oportunidades; y quiere hacer creer que el crecimiento es compatible con la lucha contra el cambio climático, la gestión sostenible de la energía y los materiales, el reto demográfico o el relevo generacional, así como con la creación de empleo de calidad para jóvenes y mujeres. 5) El modelo de gobernanza dificulta la transparencia, la participación y los mecanismos de control, rechazando las alianzas público-públicas y/o público-comunitarias; y 6) Desvincula radicalmente el consumo de alimentos y el territorio.

Desde una perspectiva ecofeminista es necesario explicar las claves del debate. De hecho, para abordar problemas de fondo es necesario reubicar los procesos socio-económicos, relocalizando el sistema alimentario y reduciendo las cadenas de comercialización. Es el momento de adaptar las propuestas públicas a los marcos del planeta y reorganizar las tareas y necesidades fundamentales para incrementar el trabajo y el valor de la alimentación de los agricultores y reducir los modelos de producción y alimentación perjudiciales e innecesarios. A partir de estas claves, las tran­tsiciones ecofeministas tienen un camino fructífero por recorrer, pero la OPE agroalimentaria es un nuevo retroceso oscuro en la agricultura y, en general, en la democratización y cuidado de un sistema alimentario sostenible y saludable.

-> Una oportunidad perdida para la transición hídrica ecofeminista

Babesleak
Eusko Jaurlaritzako Industria, Merkataritza eta Turismo Saila