El dióxido de carbono calienta la baja atmósfera mediante el efecto invernadero. En la alta atmósfera, sin embargo, el dióxido de carbono no tiene la densidad suficiente para provocar el efecto invernadero, sino que absorbe el calor de la zona e irradiará fuera de la Tierra. Así, la alta atmósfera se enfría y se comprime hacia la Tierra.
Esta es una buena noticia para los satélites, ya que al ser menor la densidad en la alta atmósfera, deben soportar menor fricción y pueden permanecer en órbita durante más tiempo. Pero también ocurre lo mismo con la basura del espacio.