Melvin Calvin in memoriam

Irazabalbeitia, Inaki

kimikaria eta zientzia-dibulgatzailea

Elhuyar Fundazioa

Le llamaban el señor de la fotosíntesis a este químico estadounidense nacido hace 86 años. El seudónimo le viene perfectamente. De hecho, puso en evidencia los mecanismos ocultos de la fotosíntesis y, como lector, la fotosíntesis es el mecanismo que produce el oxígeno que necesitamos para vivir. La fotosíntesis es un proceso reductivo mediante el cual las plantas verdes, utilizando energía solar, transforman el dióxido de carbono y el agua en almidón, generando el oxígeno que se emite a la atmósfera durante el proceso. La fotosíntesis es, por tanto, la clave de la vida.

Melvin Calvin nació el 8 de abril de 1911 en St. Paul (Minneapolis, EEUU). Se doctoró en la Universidad de Minnesota en 1935, pero su carrera profesional ha estado relacionada con la Universidad de Berkeley en California. En ella comenzó a trabajar a finales de los años 30, siendo nombrado catedrático en 1947 y profesor emérito en 1971. A pesar de su jubilación, no renunció al trabajo de investigación y hasta hace muy poco tiempo está investigando. En su carrera profesional ha escrito siete libros y unos quinientos artículos.

Melvin Calvin murió el 8 de enero en un hospital de Berkeley. El inicio de su carrera está relacionado con un accidente. En 1936 se produjo un accidente en la planta de la compañía química ICI en Manchester (Inglaterra). El compuesto incoloro Ftalonitrilo se estaba sintetizando, pero en uno de los procesos el resultado fue de color azul. Aparentemente, en lugar de meter un trozo de metal a partir de una grieta del envase y sintetizar el ftalonitrilo, se obtiene un nuevo compuesto llamado ftalocianina. Este fue el primer compuesto de una nueva familia.

Calvin llegó a postdoctorarse en la Universidad de Manchester en esa misma época y pronto se dio cuenta de que el compuesto sintetizado en el ICI era muy parecido a la hemoglobina y la clorofila. El profesor Michael Polanyi sugiere que la ftalocianina se empezó a utilizar para estudiar la relación entre la estructura y la estabilidad de estas dos moléculas elementales. Este estudio marcó el futuro de los trabajos de Calvin.

En 1949 comienza a interesarse por los detalles químicos de la fotosíntesis. Desgraciadamente, esta reacción no puede ser imitada en el ensayo y con sustancias muertas. Por tanto, las partes del proceso no pueden ser estudiadas en detalle y deben utilizarse células vivas para su estudio completo. Además, las reacciones de fotosíntesis son muy rápidas y no se puede parar el proceso en mitad de la vía.

Para analizar el proceso, Calvin y su equipo emplearon el dióxido de carbono marcado radiactivamente. Este dióxido de carbono (IV) contenía el carbono 14. Permitieron a las plantas utilizar durante unos segundos el dióxido de carbono marcado. Posteriormente fueron triturados y separados los componentes por cromatografía de papel. Por supuesto, las sustancias que contenían carbono radiactivo debían ser las sintetizadas en los primeros pasos de la fotosíntesis.

El trabajo avanzó muy lentamente, pero por tramos se consiguió conocer todos los pasos del proceso de fotosíntesis. Esto ocurrió en 1957. Este trabajo supuso el Premio Nobel de Química de 1961 a Melvin Calvin.

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