La Fundación AZTI ha desarrollado una técnica genética para comprobar que el atún en conserva es realmente un atún. Gracias a este método, los peces de la familia del atún se separarán fácilmente entre sí, tanto los que pertenecen a esta familia como los que no lo son. En la actualidad, la industria alimentaria tiene serios problemas para identificar los componentes de los productos comercializados y se estima que en el mundo se venden 25.000 productos marinos y cárnicos sin conocer la especie de origen.
En consecuencia, se produce un fraude en las etiquetas. Normalmente, para conocer el tipo de pescado se analizan sus proteínas, pero este método sólo da buenos resultados en pescado fresco, ya que en el proceso de elaboración de conservas las proteínas se transforman.
La técnica desarrollada por AZTI también servirá para pescados en conserva. De momento se ha preparado para túnidos y ahora se está trabajando con bacalao. El investigador de AZTI Miguel Angel Pardo y Begoña Perez-Villarreal han recibido el premio Félix Mokoroa por esta investigación.