El Cubo de Hielo ya ha concluido el observatorio de neutrino realizado en los hielos del Polo Sur. Comenzaron a construirse en 2004 y han tardado todos estos años en terminar. Y es que no es un proyecto cualquiera.
El Cubo de Hielo es un auténtico cubo de hielo, de dimensiones gigantescas, que comienza a 1,5 km de profundidad por debajo de la superficie y continúa en otro kilómetro hacia abajo. Estas medidas son necesarias debido a la escasez de choques contra la materia de neutrinos. Según los físicos, de las triliocas neutrinas que pasan diariamente por el hielo, el Cubo de Hielo sólo detectará unos pocos cientos de veces al día.
Para su detección, el Cubo de Hielo dispone de una red de sensores ópticos. Precisamente cuando los neutrinos chocan contra los átomos de oxígeno que hay en el hielo, se forman unas partículas cargadas llamadas muones y unos productos laterales. Como estos muones viajan más rápido que la luz en el hielo, los sensores producen una radiación detectable, la radiación de Cherenkov. Posteriormente, convierten la señal detectada en información digital. Dado que esta información es mucho más precisa de lo que hasta ahora podían obtener los observatorios, los científicos esperan que en este campo de la física se den grandes avances, como el conocimiento del sol, las supernovas y la materia oscura.