El experimento más aburrido de todos los tiempos resuelve el misterio de las piedras andantes del Valle de la Muerte

Carton Virto, Eider

Elhuyar Zientzia

Nadie les vio moverse nunca. Pero las pistas mostraban que se mueven y los investigadores llevaban tiempo intentando saber cómo. Al final, han conseguido desentrañar el misterio: el hielo flotante empuja las piedras de un lugar a otro, ayudado por vientos débiles.
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Richard Norris, paleobiólogo, junto a una piedra itinerante. Más fotos de la investigación en Flickr James Norris / Instituto de Oceanografía de Scripps

Entre los estados de California y Nevada, en el Racetrack Play del Valle de la Muerte se encuentran las piedras andantes más famosas del mundo. Algunos de ellos son de bolos que se pueden coger en la mano y otros de piedras de 300 kg. Y de vez en cuando se mueven, hasta cientos de metros, a través de esa llanura que fue el fondo de un lago. Los investigadores trataban de averiguar por qué se movían las piedras desde la década de 1940, y aunque sospechaban que la tierra se producía cuando la tierra estaba mojada y congelada, hasta ahora no han conseguido atrapar las piedras en movimiento.

El paleobiólogo Richard Norris, del Instituto de Oceanografía Scripps de San Diego, ha liderado un experimento que ha desvelado el misterio. Se introdujeron en varias rocas varios aparatos GPS que se activaban al moverse y se los dejaron en la Racetrack Play junto con varias estaciones meteorológicas. Lo hicieron en invierno de 2011, y después se prepararon para esperar, quizá durante cinco años. De hecho, las piedras se mueven de vez en cuando. Por eso bautizó como “el experimento más aburrido de todos los tiempos” lo que estaban haciendo uno de los miembros del equipo de investigación. Los frutos llegaron antes de lo previsto. Sólo tuvieron que esperar dos años para ver mover las piedras. Y, además, ocurrió allí.

Fue en diciembre de 2013. El Racetrack Playa era entonces un pozo que por la noche estaba cubierto por una capa de hielo debido a las temperaturas muy frías. A mediodía, el calor del sol provocaba el deshielo. Pues en uno de esos días, cuando el hielo se rompió allí y aquí, los investigadores vieron cómo las placas de hielo finas flotaban sobre el pozo bultaban las piedras. Se puede ver en el siguiente vídeo (3:22-3:50):

Sin tiempo brusco

A diferencia de las hipótesis planteadas, no se requirieron fuertes vientos ni grandes placas de hielo para mover las piedras. Por el contrario, las capas de hielo de la anchura del vidrio de las ventanas (3-5 mm) y los vientos muy débiles (14-18 km/h) eran los responsables del movimiento. Entre diciembre y enero el fenómeno se repite varias veces hasta que el pozo se seca. De hecho, quedaron al descubierto los restos característicos de las rocas movidas en el suelo.

Al secarse el pozo, quedaron al descubierto los restos de piedras desplazadas. Ed. D. Richard Norris /James M. Norris / Ralph D. Lorenz / Jib Ray / Brian Jackson

Según los investigadores, el movimiento es tan lento, de 2 a 5 metros por minuto, que difícilmente se puede detectar visualmente, sobre todo si las piedras se están moviendo a la vez y no hay un punto de referencia estancado. Por eso creen que es posible que alguien la haya visto antes sin darse cuenta de que estaba pasando. En cualquier caso, han destacado que la combinación de condiciones meteorológicas necesarias para mover las piedras es muy rara, por lo que no es raro que haya pasado tanto tiempo para resolver el misterio. El pozo de 2013, por ejemplo, tuvo una duración de dos meses y medio, pudiéndose pasar años desde que se formó uno hasta que se formó el siguiente. Por eso, los autores del experimento más aburrido del mundo se consideran muy afortunados. Los resultados del estudio han sido publicados en la revista PlosONE.

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