El tipo de grasa que comemos es determinante en el desarrollo y prevención de la obesidad. Así lo ha deducido la investigadora de la Universidad de Navarra, Patricia Pérez Matute, en su tesis doctoral.
No todas las grasas influyen en el organismo de la misma manera: tanto las tortas como los embutidos contienen grasas saturadas que engordan, mientras que los ácidos grasos poliinsaturados de la familia omega-3 (como el salmón y el atún) previenen y mejoran la obesidad y la resistencia a la insulina.