Los discos ópticos son muy conocidos en el mundo de la electrónica, pero últimamente también han tenido un gran éxito en el ámbito informático. La intercambiabilidad que ofrecen los discos flexibles o disquetes, y la capacidad de los discos duros, nos los ofrecen simultáneamente.
Existen varios tipos de discos ópticos: los destinados exclusivamente a la lectura (OORM, Optical Only Read Memories), los que permiten escribir una vez y leer a menudo (WORM, Write Once Read Many) y los que permiten leer y escribir tantas veces como quieras (WMRA, Write Many Read Always). El más utilizado actualmente es el segundo. Teóricamente la tercera modalidad sería la más interesante, pero todavía no da resultados excesivamente satisfactorios y su precio es demasiado alto.
Lo habitual en el trabajo con este tipo de dispositivos o dispositivos es utilizar el disco duro como disco de trabajo y almacenar programas que sólo se deben leer en el disco óptico, aprovechando así el conocimiento tanto del disco duro como del óptico. Sin embargo, además de servir de soporte a los discos duros, se puede pensar que pueden ser apropiados para otras aplicaciones.
Por ejemplo, puede ser posible mantener intercalados texto e imágenes, y por otro lado, estos discos se pueden enviar por correo sin ningún problema, realizando un intercambio de información entre diferentes equipos. En este ámbito es posible acceder a la competencia de precios con las redes de telecomunicaciones.
En cuanto a los discos ópticos, el año pasado Microsoft indicó la versión 3.10 del sistema operativo MS-DOS y su posterior adaptación. Más que una adaptación, sería añadir una parte que internalice la gestión de los discos ópticos.
Los discos ópticos pueden tener una capacidad de 500 Mbytes.