Con un experimento con niños chinos adoptados por hablantes franceses, los investigadores canadienses han demostrado que, a pesar de olvidar la lengua materna, el cerebro sigue respondiendo ante él. El trabajo ha sido publicado en la revista PNAS.
Han realizado un experimento con 48 niños y jóvenes de entre 9 y 17 años. De ellos, algunos nacieron en Canadá y hablantes monolingües franceses; otros nacidos en China, adoptados por hablantes franceses antes de los 3 años y olvidados del chino, hablantes monolingües franceses; y, por último, los adoptados como los anteriores pero que han continuado con el chino y, por tanto, bilingües. A todos ellos les pusieron sonidos típicos del chino y no franceses, mientras seguían la actividad neuronal del cerebro.
Los que escucharon al chino desde su nacimiento, olvidaron o no, mostraron una actividad neuronal similar: se les activaron las circunvalaciones temporales izquierda y derecha. A los que sólo recibieron francés de nacimiento se les activó sólo el de la derecha. Así, los investigadores han llegado a la conclusión de que la primera lengua que se aprende, aunque se olvida, deja huella en el cerebro.