Fueron tiempos difíciles los que vinieron tras la Segunda Guerra Mundial. Toda Europa quedó patas arriba por la guerra. Durante la reconstrucción se emplearon los medios utilizados en los últimos años para la guerra. Un curioso ejemplo es el alemán, en el que se utilizaron materiales de la armada aérea para fabricar coches para la sociedad civil. Pero no sólo materiales. El conocimiento científico, guardado en secreto durante la guerra, quedó en cierta medida en manos de la sociedad civil.
Durante la guerra, el Gobierno británico llevó a cabo varios intentos por idear máquinas que automatizaran procesos matemáticos. Estas máquinas fueron inicialmente utilizadas para descifrar los códigos secretos alemanes. Pero, después de la guerra, aprovecharon esta tecnología para construir el primer ordenador civil.
Este ordenador experimental se llamaba SSEM -- Small Scale Experimental Machine, o Máquina Experimental de Pequeña Media-, pero los científicos de la Universidad de Manchester que participaron en su invención le pusieron un nombre más dulce, The Baby , o Umetxoa.
The Baby tenía todos los elementos que tiene un ordenador actual, pero, como su nombre indica, en pequeña medida. Usaba, entre otras cosas, la aritmética binaria, un lenguaje de código simple, una memoria de 2.048 bits y una velocidad de instrucción de 1,2 milisegundos.
A diferencia de los ordenadores actuales, lo curioso es cómo era la memoria. De hecho, la memoria era una pantalla CRT de tamaño 32 x 32 píxeles, es decir, una televisión de un solo color convencional de 6 pulgadas de longitud. The Baby contaba con dos pantallas de este tipo que le daban su memoria de 2.048 bits --comenzando con 32 píxeles x 32 píxeles x 2 pantallas = 2.048 bits -.
Cuando los electrones del tubo de cátodos chocaban con el fósforo de la pantalla, escribían en la pantalla 0 o 1 información, los dos posibles valores que puede tomar un bit. Esta pantalla era similar a una memoria RAM actual. Además, The Baby no tenía otro disco duro. Esto significa que el programador debía introducir en la misma memoria de la pantalla las órdenes y datos de ejecución del programa y que una vez puesto en marcha el programa, todos los cálculos se producían en la propia pantalla.
Cuando llegó la hora de la primera prueba, todo salió bien. Se encargó a The Baby de calcular el factor más grande de un número y cumplió su trabajo de forma rápida y satisfactoria. Hay que reconocer que aquel primer número era relativamente pequeño. Sin embargo, después de unos días con mejoras, The Baby calculó el mayor factor del número 2 18 --y para quien no lo sabe, este número es extremadamente grande -. El cálculo tardó 52 minutos.
Los experimentos realizados con The Baby dieron buenos resultados y comenzaron a diseñar una máquina más grande basada en esta tecnología. Esta máquina fue denominada Manchester Mark 1. Posteriormente se utilizó el diseño de esta máquina para construir el primer prototipo comercial.
Las máquinas construidas comercialmente se denominaron Ferranti Mark 1, ya que Ferranti se encargó de su construcción. Pero como aquel nombre era largo, Mark 1 se popularizó.
Ferranti vendió la primera máquina producida a la Universidad de Manchester. Posteriormente construyeron --oficialmente, otras nueve máquinas, ya que parece que otras dos fueron vendidas en secreto al gobierno británico. Se considera que estas dos máquinas especiales sufrieron modificaciones en su diseño, por lo que eran más efectivas que las tradicionales Mark 1. Entre 1951 y 1957 fue vendido a varias universidades y gobiernos de Europa y América.
En casa, en la ikastola y en el trabajo. En la biblioteca, el museo y casi en todas partes. Sería impensable nuestro día a día sin ordenador. No está de más saber que los ordenadores que se han convertido en una herramienta habitual son los sucesores del pequeño The Baby.