Sir Tim Berners-Lee nació en 1955 en Londres. Tras estudiar física en el Queen’s College de Oxford, durante varios años trabajó como ingeniero en varias empresas. En 1980 trabajó para el CERN suizo como contratado externo durante unos meses. Entonces propuso un sistema basado en el hipertexto para compartir información entre los investigadores y construyó un prototipo llamado ENQUIRE. Hipertexto es un texto digital con referencias a otros textos (hiperenlaces). La web está basada en el hipertexto y el sistema ENQUIRE se considera un precedente de la web. En 1984 regresa al CERN para trabajar como miembro de la organización y en 1989 inventa la web.
En aquella época, Internet ya existía, aunque no estaba tan extendido. Internet es una red de ordenadores interconectados que utiliza los protocolos TCP/IP (Transmission Control Protocol / Internet Protocol) y DNS (Domain Name System) para comunicarse entre sí, sobre la que pueden circular servicios como correo electrónico, FTP, chat, etc. CERN era entonces el nodo de internet más grande de Europa. Así, a Berners-Lee se le ocurrió conectar la idea del hipertexto que había trabajado años antes con Internet y publicó un informe al respecto, el 12 de marzo de 1989. Se entiende por tal la creación de WWW (World Wide Web o web).
Pero Berners-Lee, más allá de la idea, la implementó y la puso en marcha. Este primer informe no fue aprobado por sus responsables, pero sí la revisión realizada en 1990. Entonces definió el formato HTML y el protocolo HTTP (es decir, el Hypertext Markup Language, el formato utilizado para la elaboración de páginas web, y el Hypertext Transfer Protocol, protocolo para el intercambio de páginas web y solicitudes entre un servidor y un navegador web), que en la actualidad siguen siendo la base de la web, desarrollada y adaptada. También realizó el primer navegador web (que llamó WorldWideWeb y que servía para editar páginas web) y el primer servidor web (denominado CERN httpd). Y por último, puso en marcha la primera página web en http://info.cern.ch/hypertext/WWW/TheProject.html.
En los próximos años la web experimentó un fuerte crecimiento. Se desarrollaron diversos software para el servidor web, muchos navegadores y se multiplicaron las páginas web y los usuarios. Junto a ello, como siempre, surgieron intereses empresariales que desde entonces han querido controlar a varias empresas. Con la salida de un navegador web y la hegemonía en el mercado de navegadores, Microsoft intentó adaptar el formato HTML a sus intereses en la segunda mitad de la década de los 90 con Internet Explorer, y Google, ahora, con Chrome, intenta ser el único pastel de la publicidad.
Para evitarlo y para que la web siga siendo patrimonio de toda la humanidad, en 1994 Berners-Lee creó el World Wide Web Consortium (W3C), del que es director. Este organismo define los formatos de la web (mencionados HTTP y HTML, y otros muchos que se han creado posteriormente, como XML, DOM, CSS...). Todos estos formatos se publican como estándar acordado, libre de patentes y royalties. Además, en 2008 creó la World Wide Web Foundation, con objetivos bastante similares a los del W3C, pero en lugar de tratar temas técnicos, realiza otros trabajos: ampliar la idea de web libre y abierta, acciones para hacer accesible la web a todo el mundo, etc.
Esta última organización, la World Wide Web Foundation, fue la que Berners-Lee aprovechó el pasado 12 de marzo para difundir el mensaje del 29 aniversario de la web. Según el mensaje, este año, por primera vez, más de la mitad de la población mundial estará online. Y una de las necesidades que ve es conectar lo antes posible la otra mitad (en general, los habitantes de los países pobres, las mujeres, los entornos rurales…) para que la brecha digital no se expanda y la otra mitad de la población tenga las mismas oportunidades para aprender, ganar dinero, estar informada y disfrutar de los servicios de la web.
También menciona otro peligro: que la web esté cada vez en manos de menos plataformas dominantes. Eso está ocurriendo realmente. Lo que antes era un ecosistema rico de webs, blogs y medios de comunicación, ahora ha cambiado, y la mayoría de la gente dedica más tiempo a sitios web de pocas empresas. Estas webs tienen un enorme poder para canalizar la opinión de la gente, de forma voluntaria o involuntaria, a través de las que se difunden las famosas noticias falsas. Y su dominio dificulta enormemente la creación de nuevos agentes, porque compran competidores, contratan todo el talento, tienen mucha información sobre los usuarios…
También el año pasado, en la misma fecha, con motivo del 28 aniversario de la web, realizó nuevas advertencias. Entonces nos alertó de la pérdida de control de nuestros datos personales. Ni siquiera somos conscientes de la cantidad de información que almacenan las grandes empresas sobre nosotros a cambio de ofrecer servicios gratuitos. Son datos que aprovechan, en el mejor de los casos, para que nosotros estemos satisfechos pero presos en sus plataformas, y en el peor de los casos, para vendernos a agencias de publicidad, para entregárnoslos a los gobiernos...
A todo ello hay que añadir la tendencia que se está extendiendo a sustituir las apps en los teléfonos móviles por aplicaciones web. Estos van sobre Internet, pero cada uno utiliza sus propios lenguajes de programación y protocolos de comunicación en lugar de los estándares de la web.
No será fácil dar la vuelta a estas preocupantes tendencias que ha tomado la web. Pero el primer paso para empezar a cambiar algo que está equivocado es darse cuenta de que eso está equivocado. No podemos decir que Tim Berners-Lee no haya intentado darnos cuenta.