La denominada informática verde abarca desde el proceso de fabricación de dispositivos hasta la eficiencia energética de los centros de cálculo, pasando por la gestión energética de los ordenadores (pantallas, dispositivos de almacenamiento, etc.) hasta el reciclaje de materiales. Cuando estos conceptos se hacen públicos, vienen con toda parafernalia: catálogo de buenas prácticas, certificaciones... muchos fabricantes los tienen. Yo no diré que estas cosas no sean buenas y que los fabricantes no tengan en cuenta las mencionadas. Sin embargo, no creo que la sostenibilidad sea el criterio más importante en el camino que lleva el mundo de la informática en general, ni mucho menos, sino algo que se hace para quedar bien. Y tengo muchas dudas sobre si el actual modelo de dispositivos digitales es sostenible.
Una característica del mundo de las TICs es la corta vida de los dispositivos: al poco de comprarlos es necesario comprar uno nuevo. No porque los dispositivos no puedan durar más (o en algunos casos sí, porque también está la obsolescencia programada), sino porque inmediatamente quedan obsoletos. Estas dos prácticas son totalmente contrarias a la sostenibilidad, pero, en definitiva, los fabricantes informáticos son empresas, las empresas tienen que tener beneficios y tienen que vender para tener beneficios. Para ello lanzan continuamente nuevos dispositivos cada vez mejores. Pero ¿realmente son necesarias esas mejores características o son necesidades creadas artificialmente por los productores? Necesitamos una cámara de fotos del móvil cada vez mejor, porque nuestras fotos no se ven tan bien en pantallas con una resolución cada vez mayor; necesitamos discos duros cada vez más grandes para poder guardar vídeos o películas Blu-ray grabados en el móvil en HD; necesitamos un microprocesador cada vez más rápido para poder manejarlos todos ellos; y un largo etcétera.
La posibilidad de frenar esta rueda loca hace unos 5 años. Un proyecto One Laptop Per Child que tiene como objetivo impulsar la educación de niños y niñas de países en vías de desarrollo a través de las TICs (ver nº 240) fabricó un ordenador diseñado según otros criterios: ligero, de bajo consumo, sostenible, con pantalla visible también a la luz del sol, barato... Conceptualmente revolucionario, y tecnológicamente hablando, el bajo consumo energético era un factor importante en este dispositivo: no disponía de un dispositivo mecánico de almacenamiento, es decir, de un lector o grabador de CD o DVD o de un disco duro (con tarjeta flash o SD), y fue el primer dispositivo con pantalla de tinta electrónica; el microprocesador era menos potente y se hizo un esfuerzo real para que el Ux funcionara correctamente. También se denominó 4P Computing, por su importancia en el consumo de energía, la explotación del rendimiento, la portabilidad y el precio ( power, performance, portability, price ).
El concepto de Netbook surge siguiendo el modelo del ordenador de OLPC. Tienen disco duro y no tienen pantalla de tinta electrónica, pero no son tan potentes como los convencionales y tienen menor consumo. Son, en definitiva, más sostenibles. Los lectores de libros electrónicos comenzaron a extenderse por la misma época, coincidiendo con la salida de Kindle por Amazon. Funcionan con tinta electrónica y tienen un consumo energético muy bajo, pueden durar semanas sin necesidad de cargar la batería. La informática también es más sostenible que otros dispositivos con pantalla. Es cierto que tienen desventajas (no colores, demasiado lentas para mover el vídeo...), pero la tecnología de la tinta electrónica de color más rápida está en camino (ver nº 271). ).
Sin embargo, están a punto de morir por culpa de las tablets. Apple sacó el iPad en 2010 y, fascinado por sus luces neonenses, hemos dejado a un lado el camino de la sostenibilidad -si alguna vez lo hubiés-, y volvemos a rodar hacia dispositivos cada vez más potentes y de mayor consumo energético. Los netbooks apenas se venden y los principales productores de lectores de libros electrónicos han descartado la tinta electrónica en los últimos modelos de sus dispositivos (Kindle Fire y Nook Color).
Por otra parte, hay una tendencia evidente que últimamente es absolutamente "insostenible" (es decir, insostenible): un montón de dispositivos que tenemos. El ordenador de casa, el teléfono móvil, la tablet, el portátil, la cámara de fotos... son en definitiva ordenadores capaces de hacer cosas parecidas. Canonical, autor del sistema operativo Ubuntu Linux para ordenadores de sobremesa, ha presentado recientemente un producto que puede ayudar a evitarlo: Ubuntu for Android. Se trata de una aplicación para smartphones con sistema operativo Android que ejecuta un sistema Ubuntu y que se complementa con un dock que se conecta a un teclado y una pantalla. Poniendo nuestro teléfono en el dock y ejecutando la aplicación Ubuntu for Android, podemos utilizar nuestro teléfono como ordenador para el hogar o el trabajo.
No sólo desde el punto de vista ambiental, sino económico, no es sostenible el camino que lleva la informática. Ante la crisis económica, muchas veces escuchamos que la vida anterior no era real, que vivíamos por encima de nuestras posibilidades, que los precios de las viviendas y muchas cosas estaban demasiado inflados... Todo se ve muy claro a posteriori. Pero no vemos que en informática vivimos la misma situación. No es normal, por ejemplo, que haya colas cada vez que salgan los últimos modelos de las tabletas y smartphones más caros y lujosos del mercado, cuando apenas tienen nada nuevo con respecto al modelo anterior que salió seis meses antes, o que en un hogar haya tantos dispositivos tan similares para las mismas funciones. No es sostenible y la burbuja económica estallará como explotó. Afortunadamente, los aparatos electrónicos están unos escalones más bajos en la escala de necesidades y precios, y la explosión no nos afectará tanto.
Además, creo que el modelo de la tecnología no es sostenible económicamente si no se puede llegar a todos, incluidos los del tercer mundo. El modelo impulsado por OLPC tenía en cuenta el precio y supuso un modelo para que la informática llegue a todo el mundo. Pero ahora apenas se tiene en cuenta este factor: hay aparatos muy caros de moda, a pesar de que en el fondo hay muchos más baratos (cuatro o cinco veces más baratos) que pueden hacer lo mismo.
La informática está inmersa en una carrera loca que no es sostenible ni medioambientalmente ni económicamente. Desgraciadamente, no aprendemos de las lecciones de otros campos, y esa carrera no se acabará porque nos hemos dado cuenta de ello; cuando sea demasiado tarde nos daremos cuenta de que nos ha estallado entre manos cuando el daño está hecho.