Los taludes son habituales tanto en la red ferroviaria como en la carretera. Los taludes son cuestas o escarpadas que se han dejado al descubierto tras haber comido un trozo de monte. Al tratarse de zonas inestables, generan numerosos problemas y, en el caso de Euskal Herria, se agravan por la accidentada orografía, la elevada pluviosidad y la abundancia de materiales sedimentarios plegados y rotos.
En el caso de taludes de roca, la formación de inestabilidades depende de las características geomecánicas del conjunto de rocas, del estado de conservación del propio talud y de las condiciones de penetración del agua.
Hay que tener en cuenta, además, que algunos taludes dirigen las rocas directamente al recorrido, ya que los materiales cortados en las obras de construcción apuntaban a esta dirección, pero en otros los conjuntos rocosos se encuentran atravesados por el recorrido, disminuyendo el riesgo asociado.
Los estudios geotécnicos consisten en la identificación, control y corrección de elementos potencialmente inestables mediante el desarrollo de protocolos o programas específicos para las zonas de riesgo potencial. Con estos programas se valorarían los beneficios que se obtendrían con las medidas correctoras y se solucionarían los problemas registrados.
En concreto, el grupo de geotecnia hidrogeológica de la UPV/EHU ha desarrollado un programa basado en 10 parámetros: clasificación de la roca (establecida por el grupo de geotecnia hidrogeológica para el País Vasco), orientación de las discontinuidades, condiciones hidráulicas, facilidad de meteorización, historia del talud, volumen del bloque/masa inestable, altura del talud, probabilidad de que las rocas lleguen a la carretera, distancia de visibilidad vs.
A través de estos parámetros se valora la estabilidad del talud y las posibles afecciones al desprendimiento de rocas. Esta clasificación distingue ocho tipos de rocas, aportando información sobre sus características y su comportamiento en obra.
Finalmente se proponen medidas correctoras para cada tipo de roca. Entre ellos se encuentran el uso de barras de acero como tensores, el recubrimiento de talud con hormigón, la colocación de redes dinámicas de elevación de rocas, etc. En definitiva, todos los estudios tienen como objetivo proponer las medidas correctoras adecuadas y minimizar los riesgos.