Hermanos Herschel, de la música a las estrellas

Etxebeste Aduriz, Egoitz

Elhuyar Zientzia

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Ed. Manu Ortega/CC BY-NC-ND

Llegó a Inglaterra con diecinueve años y sin dinero. Era 1757, los franceses habían cogido Hanover y se marchó de allí. Wilhelm Herschel era músico, como su padre y casi toda la familia. Tocaba el chelo, el oboe y el clavecino, y lo compuso. Avanzó dando clases de música y tocando en orquesta en Inglaterra.

Para Caroline el golpe fue duro. Tenía entonces siete años y admiraba a su hermano. Y durante sus años de ausencia, la admiración no se hizo más que aumentar. En Inglaterra, Wilhelm se convirtió en William, y diez años después, Bath era responsable de los conciertos de la ciudad, organista y director del coro.

Mientras, en Hanover, Caroline no era mucho más que camarera de casa. A los cinco años tuvo el margen y con el once el tifus, quedó pequeño -no llegó a metro y medio- por enfermedades, dejando la cara llena de marcas. Como su padre le dijo una vez que no era “ni hermoso ni rico”, no podía tener esperanza de contraer matrimonio y debía conformarse con cuidar a sus padres mayores.

William estaba preocupado por la situación de su hermana y le invitó a vivir con ella en Inglaterra. Caroline llegó a Bath en 1772. Su hermano le dio clases de canto y en sus conciertos le puso como cantante solista. Caroline, una excelente cantante con gran éxito.

Pero William no sólo enseñó música a su hermana. De hecho, William era una persona con gran curiosidad y estudiaba matemáticas, óptica, astronomía... en tiempo libre con ingestión de máquinas. En los desayunos contaba a su hermana lo aprendido de los libros la noche anterior. Y él seguía con gran interés las lecciones de su hermano.

William era especialmente aficionado a la astronomía. Pasaba horas mirando las estrellas, analizando el cielo, y estaba fascinado por la Luna. Decía que allí viviría. Los alumnos de música narraban cómo a menudo paraba la escuela y los sacaba fuera para ver a la Luna.

William necesitaba un telescopio. Pero la calidad de los que podían pagar era muy escasa y sólo conseguía frustración. Al final él decidió hacerlo.

William se convirtió en un gran fabricante de telescopios y contó con un gran ayudante, Caroline, que también era capaz de pulir lentes y montar telescopios. Siempre le acompañaba. "Una vez tuve que darle la comida a la boca --escribió Caroline después -, estaba acabando un espejo de dos metros y no quitó las manos por encima de él durante dieciséis horas". Y cuando mi hermano estaba en el telescopio, él anotaba todo lo que él describía.

William vio montañas y bosques en la Luna. Los astrónomos sabían que para entonces la luna no tenía atmósfera y que eso era imposible. Pero William estaba convencido de que había seres vivos en la Luna y en otros planetas y estrellas. No fue un buen comienzo.

Pero los herscheldarras hicieron mucho más. Por ejemplo, observaron pares de estrellas. Se creía que estas estrellas estaban alineadas desde la Tierra. William comenzó a observar todos los pares de estrellas del cielo. Encontró cerca de 800 pares y, tras 25 años de seguimiento del movimiento de estas estrellas, demostró en realidad que eran estrellas físicamente contiguas que giraban entre sí.

En 1781, desde el jardín de su casa observando sus pares de estrellas con un telescopio, le llamó la atención un objeto discoidal. Al principio pensó que era un cometa. Pero le hizo un seguimiento y descubrió cómo era su movimiento. ¡Era un planeta del Sistema Solar!

De repente se convirtió en el astrónomo más famoso del mundo. Durante miles de años nadie encontró un planeta. Quiso llamar al planeta Georgium sidus, estrella de George en homenaje al rey de Inglaterra. Pero en Europa no lo aceptaron y durante un tiempo se le llamó Herschel. Finalmente se decidió seguir con los nombres mitológicos: Le pusieron Urano.

Ese mismo año fue miembro de la Royal Society y al año siguiente George III le nombró Astrónomo del Rey y le puso el sueldo. Así, los herscheldarras abandonaron la música para dedicarse de lleno a la astronomía.

William le dio un telescopio a su hermana para que también hiciera sus observaciones. Pero Caroline no encontraba el tiempo que quería. Con los proyectos de William trabajó bastante. Además de ayudar en las observaciones, realizaba los largos cálculos necesarios para obtener los resultados de lo observado.

Sin embargo, en 1786 encontró una cometa y la noticia se extendió rápidamente: "La primera cometa que encuentra una mujer". Como colaboradores de William, el rey consiguió poner un pequeño sueldo en 1787.

Al año siguiente, William se casó con una rica viuda. Caroline no recibió muy bien el cambio. No le gustaba la mujer de William. Posteriormente cambió de opinión. Y además, desde que William estaba con su mujer, tenía más tiempo para realizar sus observaciones. Descubrió otros siete cometas, estrellas y nebulosas.

William continuó también haciendo telescopios. Eran los mejores del mundo. Y el más grande del mundo, de 12 m de longitud. En agosto de 1789, en su primera observación con este telescopio, encuentra una nueva luna de Saturno: Mimas. Y un mes para otro: Enceladus.

Anteriormente había descubierto las dos primeras lunas de Urano, Titania y Oberón. Además, fue el primer observador de estrellas variables y fue el propio nombre de asteroide. Con la ayuda de su hermana catalogó 90.000 estrellas y 2.500 nebulosas. Y anunció que las nebulosas están formadas por estrellas, estrellas y, quizás, otras galaxias como la nuestra. Gracias a los telescopios y al trabajo de los Herschel, el universo se disparó. Y el sistema solar no era más que un pequeño grupo en el universo gigante.

La vida de William duró el tiempo que tardó Urano en dar una vuelta al Sol: Murió a los 84 años, en 1822. Caroline volvió a Hanover, pero no abandonó la astronomía. Entre otras cosas, siguió corroborando los descubrimientos de William y publicó su catálogo de nebulosas. En 1828 la Royal Astronomical Society le otorgó la medalla de oro por este trabajo. Y en 1835 él y Mary Somerville fueron miembros honorarios de esta asociación. Fueron las primeras mujeres que consiguieron esta distinción.

--> John Herschel, testigo del padre

--> William J. Huellas dactilares de Herschel

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