Enciclopedia Diderot
La cárcel volvió a traer dos velas como el día anterior. Con uno le dijo que tenía suficiente, era verano y se oscurecía tarde. Sin embargo, el carcelero le aconsejó que lo guardara, tal vez le vinieran bien para las largas noches de invierno. Entonces se dio cuenta de que Diderot no fue detenido para dos días y que podía pasar mucho tiempo en prisión. Su disgusto. ¿Cuánto tendría que esperar para poder continuar con el proyecto de la enciclopedia que acababa de poner en marcha?
En 1728, cuando llegó a París a los 16 años, pocos pensaba que Denis Diderot se convertiría en tan revolucionario. Nació en Langres, hijo de un cuchillero, y, siguiendo el deseo de sus padres, su intención inicial era convertirse en sacerdote. Pero en París las cosas empiezan a cambiar. Empezó una vida bohemio, los libros que tomaba de la biblioteca eran cada vez más heterodoxos y, junto con los libros, cambió de pensamiento Diderot.
Decidió ser escritor y se dedicó a la traducción. Tradujo obras de autores ingleses. Y en 1746 publicó de forma anónima Penseés Philosophiques (Pensamientos filosóficos). En él criticaba el catolicismo y la fe y reivindicaba el deísmo. Alababa las obras de Newton, Muschenbroek, Hartzoeker y Nieuwentit: "gracias al trabajo de estos hombres el mundo ya no es un dios; es una máquina con sus ruedas, cuerda, polea, muelles y cargas". Este libro fue condenado por el Parlamento.
Ese mismo año, un editor encargó la traducción de la exitosa enciclopaedia inglesa de Ephraim Chambers. Fue un trabajo de un par de años, si Diderot no hubiera imaginado que una simple traducción no era suficiente. En su lugar, decidió realizar una enciclopedia que recogiera todo el conocimiento de la época. Cada tema de la Encyclopédie será redactado por el mejor experto y financiado por suscripción. Además, se centraría en el pensamiento crítico y escéptico.
Como él no tenía gran reputación, para dar solidez al proyecto fue coeditor el prestigioso matemático Jean-Baptiste d'Alembert y miembro de la Academia de Ciencias. Entre ambos pronto llegaron a un montón de colaboradores apasionados: escritores, científicos e incluso sacerdotes... El plan de Diderot estaba en marcha.
Pero nada más empezar el proyecto, en 1749, fue detenido. Ya tenía denuncias. En 1747 el párroco Hardy Levaré dijo a la policía: "Los comentarios que hace Diderot dejan claro que es deísta, si no es algo peor. Giraos sobre Jesucristo y la Virgen, cosas que no me atrevo a poner por escrito... Nunca he hablado con ese joven y no lo conozco directamente, pero me han dicho que tiene un talento increíble y que su conversación es muy entretenida. En una charla el Parlamento reconoció que hace dos años fue condenado y autor de una de las dos obras quemadas. Me han contado que ha trabajado durante más de un año otra obra, más peligrosa para la religión".
Aquella arriesgada obra era Lettre sur les aveugles à l'usage de ceux qui voient (Carta sobre ciegos para uso de los que pueden ver). En este breve escrito escribió sobre la posibilidad de enseñar a los ciegos a leer a través del tacto (la misma idea que Braille habría desarrollado un siglo después). Pero, sobre todo, a partir de diversas experiencias de ciegos (o excusas), lanzó ideas contrarias a un Dios invisible y afirmó que el conocimiento se consigue a través de los sentidos y no de la revelación celeste. Todo ello supuso para el rey una provocación suficiente para encarcelar a Diderot.
Pasó unas semanas dentro y nada más salir retomó el proyecto de la enciclopedia. Tendría que estar muy atento, ya que tenía clara su amenaza, pero mantuvo firme la idea de ampliar el conocimiento basado en la ciencia y no en las Sagradas Escrituras, mientras hacía el camino del deísmo al ateísmo. Además, tras pasar por la cárcel, se convirtió en un pequeño héroe para muchos. Recibió los elogios de Voltaire y se abrieron las puertas de los salones de París. En estos salones se reunían los más progresistas librepentsalistas e intelectuales de la época en torno a los deliciosos platos para hablar de lo que no se podía hablar en la calle. Y Diderot se convirtió en uno de los ponentes más activos y apasionados de aquellos salones.
Diderot tenía claras las cosas. La estructura de la enciclopedia sería rompedora. Las entradas iban en orden alfabético estricto, no como en los diccionarios de la época, donde se ordenaban por temas, primando la teología, la iglesia y la nobleza. Y no se incluiría la biografía para que no fueran tomados por grandes hombres de la historia, sino por ideas, conocimientos objetivos, manualidades y oficios.
También encontró formas de luchar contra la iglesia y la religión. Los censores no podían negar, por ejemplo, el estudio detallado de algunos temas bíblicos. Por ejemplo, en el artículo escrito por el sacerdote Edme Mallet sobre el arca de Noé, calcula cuántas especies de animales había en la Tierra, cuántas aguas, pajas y ovejas (para carnívoros) habría que embarcar, cómo habría que repartir a los animales para evitar el vuelco del barco, cuántos excrementos tendría que expulsar diariamente Noe y sus dos hijos, etc. En la entrada "Eucaristía" hay una nota que envía al "canibalismo". Etc.
En 1752, cuando estaban publicados los dos primeros volúmenes de la enciclopedia, el Consejo Real prohibió seguir publicándose. Pero gracias a la ayuda de Madame Pompadour pudo seguir. En 1759, sin embargo, el Parlamento de París, coincidiendo con la iglesia, lo prohibió de nuevo. D'Alembert, asustado, abandonó el proyecto. Por su parte, Diderot consiguió seguir publicando en semiclandestinidad. En 1772, 26 años después del inicio del proyecto, se publicó el último volumen, el 28. En total, la enciclopedia se convirtió en el símbolo de la Ilustración con 20 millones de palabras y 2.885 ilustraciones.
Tuvo mucho éxito, vendieron 4.000 enciclopedias. Y no era barato: valía un año de salario de un maestro artesano. Antes de finalizar el siglo se iban a imprimir otras 25.000.
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