Experiencias fronterizas a la luz de la ciencia

Galarraga Aiestaran, Ana

Elhuyar Zientzia

Sentirse y verse fuera del propio cuerpo, viajar hacia la luz, sentir una gran paz o miedo... Este tipo de experiencias son bastante habituales entre los moribundos y los supervivientes. Aunque algunos lo consideran un fenómeno paranormal o místico, ha estudiado las ciencias y, en cierta medida, les ha explicado.
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Ed. © Bruce Rolff/350RF

AWARE es el estudio más amplio que se está llevando a cabo para desentrañar las vivencias de quienes han estado entre la vida y la muerte. Arrancó en 2008, liderado por la Universidad de Southampon. Más de 25 hospitales europeos, canadienses y estadounidenses participan y, según sus responsables, próximamente publicarán sus primeros resultados y conclusiones.

El proyecto AWARE pretende recopilar y analizar las experiencias de los infartos. De hecho, el jefe de investigación, Sam Parnia, ha afirmado que "contra lo que la gente cree, la muerte no se produce en un momento dado, es un proceso que comienza cuando el corazón, los pulmones y el cerebro dejan de funcionar. En el corazón, estas tres situaciones se dan a la vez".

Parnia ha explicado que tras un ataque cardíaco comienza un periodo de tiempo que puede durar desde unos pocos segundos hasta varias horas, en el que las experiencias de la gente ofrecen una "ventana abierta" para comprender las vivencias del proceso de muerte.

En total, el proyecto AWARE pretende analizar a cerca de 1.500 personas que han vivido esta situación. Para ello, además de realizar estudios fisiológicos a los pacientes durante su moribundo, se están utilizando las tecnologías más avanzadas para el seguimiento de la actividad cerebral.

También realizan tests para demostrar la veracidad de los testimonios de los que han resucitado. Por ejemplo, para demostrar si los que se han sentido flotando fuera del cuerpo han abandonado realmente el cuerpo, se han colocado unas imágenes en las paredes de las salas de emergencia, de manera que sólo puedan verse si realmente ocurre eso. Es decir, estas imágenes sólo se pueden ver desde el techo desde arriba hacia abajo. Así, si alguien dice que ha visto imágenes, el investigador puede afirmar que el paciente ha tenido esa experiencia y que no ha sido una simple impresión.

No hay nada paranormal

De momento no han avanzado si el proyecto AWARE está siendo productivo, pero mientras tanto se han dado a conocer los resultados de otros estudios. Entre ellos se encuentra el artículo publicado en octubre de 2011 en la revista especializada Trends In Cognitive Sciences. Sus autores son investigadores del Consejo de Investigación Médica de Cambridge y de la Universidad de Edimburgo, con un título largo pero significativo: There is nothing paranormal in near-death experiences: how neuroscience can explain seeing bright lights, meeting the dead, or being convinced you are one of them.

"La subida de los benditos" del pintor Jerónimo Bosch (1500-1504). Ed. Web Gallery of Art

Los investigadores no han esperado al final del artículo para explicar la principal conclusión, sino que lo han mencionado en el propio título. Es decir, no hay nada paranormal en las experiencias al borde de la muerte. En su opinión, la neurociencia tiene explicación para estas vivencias y ésa es la esencia del artículo. De este modo, los investigadores han analizado una por una las vivencias narradas por los moribundos y han explicado cómo y por qué ocurre cada una de ellas. Para ello, además de sus propios estudios, han tenido en cuenta los trabajos de otros investigadores.

En concreto, se han tomado en cuenta las siguientes experiencias: darse cuenta de que uno está muerto, sentirse fuera del cuerpo, ver un túnel luminoso, encontrarse con gente muerta y tener emociones positivas (euforia, paz...). Todos ellos son debidos a fallos en el funcionamiento normal del cerebro. Además, los investigadores han advertido de que no sólo ocurren cuando han sido cerca de la muerte, sino que sólo la mitad de los que narran este tipo de vivencias han estado realmente en peligro de muerte, pero las experiencias son las mismas.

Por ejemplo, una de las experiencias que narran quienes han resucitado es que en aquel momento anterior a la resurrección se daban cuenta de que habían muerto, siendo conscientes de su muerte. En el artículo se describe el caso de un paciente que lo sintió. Este paciente se encontraba enfermo en el hospital de Londres, pero fuera del peligro de muerte. Pues el paciente insistía en que él había muerto. Pasó unos días bajo esa imaginación, pero en una semana le fue de por sí.

Es lo que se conoce como síndrome de cotard o cuerpo itinerante, y que, según los investigadores, está relacionado con la corteza parietal y prefrontal. En algunos casos de trauma y en las crisis de la esclerosis múltiple y del tifus, los pacientes también han padecido este síndrome aunque no estén a punto de morir. Aún no está del todo claro por qué ocurre, pero los investigadores han sugerido que puede ser simplemente un intento de dar una explicación a lo que el paciente está sintiendo.

Consecuencia de errores

Una explicación similar se ha dado a otro fenómeno, el sentimiento de uno mismo fuera de su cuerpo. Entre quienes han tenido este tipo de experiencias, el relato habitual es decir que han sentido el cuerpo y el alma o a uno mismo separados. Algunos también se han visto “flotando” sobre el cuerpo.

Se explica que también se pueden sentir durante la interrupción de la fase REM del sueño, de forma que en el artículo se ha determinado que el 40% de la población ha sufrido alguna vez parálisis del sueño. En este tipo de parálisis, las personas tienen incapacidad para moverse, pero son conscientes de todo lo que ocurre en su entorno. A veces también tienen alucinaciones (auditivas, visuales y táctiles) y han llegado a sentir el cuerpo y la mente separados. Es decir, han tenido la misma sensación que algunos que han tenido entre la muerte y la vida.

Los pilotos que vuelan con fuerza G también han sentido que están en un túnel negro y van hacia la luz. Ed. USA airforce

Además, otros investigadores han conseguido estimular este fenómeno en personas sanas al excitar una determinada zona del cerebro (enlace temporal de la derecha). Teniendo en cuenta este experimento y sus manifestaciones, los investigadores creen que esas sensaciones se manifiestan cuando hay un error al crear la propia imaginación. Esto puede ocurrir, por ejemplo, cuando en el cerebro no se integran bien las sensaciones del cuerpo y la información recibida del entorno a través de los sentidos.

Uno de los fenómenos más representados en la ficción es el túnel luminoso. La persona que vive la experiencia siente que está en un túnel negro y que va a una luminosidad total. Los pilotos que han volado con fuerza G (fuerza de gravedad en aceleración cero) han tenido la misma sensación sin estar en peligro de muerte. Parece ser que esto se debe a que no llega sangre y oxígeno a los ojos. La hipoxia (falta de oxígeno) y el miedo extremo son también factores que afectan a los moribundos.

Neurotransmisores bailando

El encuentro con ángeles, fantasmas, espíritus o personas muertas es otro de los fenómenos analizados por los investigadores en el artículo. Según ellos, los pacientes con parkinson y alzheimer también tienen experiencias similares, y en ellos es culpa de un neurotransmisor: las dopaminas. Parece que este tipo de alucinaciones se debe al mal funcionamiento de este neurotransmisor. La excitación de una zona del cerebro (gyrus angularis o junto a la circunvolución angular) puede provocar semejanzas, como sentir que tienes alguien detrás, o incluso una enfermedad ocular, degeneraciones maculares.

Por último, para explicar la euforia y el bienestar que han sentido algunos que han estado cerca de la muerte, los investigadores se han centrado en el sistema cerebral opioideo. En vista de que un anestésico, el ketamina, produce estas sensaciones, los investigadores han sugerido que en esta situación se activa el propio sistema. Es el mismo sistema que se pone en marcha para escapar de los depredadores.

Por lo tanto, los investigadores tienen claro que la neurobiología puede dar respuesta directa a las cuestiones que plantean estos fenómenos. Aunque todavía no ha respondido a todas las preguntas, al menos ayuda a desmitificar el tema.

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